00:00 | RIVER: NORBERTO ALONSO, IDOLO Y NUEVO CANDIDATO"La gente me para y me pide que sea el presidente de River"El Beto anticipa que está pensando en presentarse en las elecciones del año que viene, aclara que no es oportunista, cuenta que le molestaron lo que dijeron Ahumada y Carrizo y pide un River unido para ganar el Clausura. FEDERICO ROZENBAUM | frozenbaum@ole.com.ar
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El capitán Beto jugó 419 partidos en el Millonario. Fueron en tres períodos: 71/76, 77/81 y 84/86. Además tiene 9 títulos en River y convirtió 157 goles. Idolo de ídolos.
Estás desgarrado?
-Sí, tuve un tirón la semana pasada, contra Argentinos. Venía muy cargado, angustiado por lo que pasó contra Boca y San Lorenzo. Y… El cuerpo termina pagando las vueltas de la mente.
El que confiesa la lesión es Norberto Alonso, el número diez de River. El mismísimo. El 10 de todos los tiempos. El del pasado con una cuenta de 10 títulos, de 372 partidos y de la gloria inoxidable. Y el del presente, que este año sumó su zurda al equipo de veteranos. “Me encanta -sigue- porque cuando salgo a la cancha me vuelve la adrenalina. Trato de jugar, de ordenar, no me puedo quedar callado ni parado”.
-Se dice que fuiste la mejor incorporación…
-No sé. Lo que pasa es que no tengo tendencia a engordar. Estoy bien de la cabeza. Entonces, sé perfectamente lo que quiero. La orden sigue bajando bien de la sesera, el tema es que a veces los músculos no responden.
-¿Te pegó la nostalgia?
-Por un lado me da bronca cuando no llego a una pelota que antes llegaba. Pero, por el otro, es espectacular volver a compartir un vestuario. Por ejemplo con Gordillo y Montenegro, con quienes fui campeón del mundo. Incluso jugamos algunos amistosos con el Flaco Francescoli.
-¡¿Con Francescoli?!
-Y no es muy difícil jugar a su lado. Creo que no me equivoqué cuando se lo pedí a Cacho Homsami (NdeR: histórico dirigente) para que lo trajera en 1981. Después vivimos una etapa muy linda.
-¿Y ahora? ¿Van por otro campeonato?
-Sí, jugamos para ganar… Ojo, no a cualquier precio. De repente no le vas a ir a pegar una patada a uno que al otro día tiene que ir a trabajar, pero el propósito es lograr el título.
-Un verbo que River no conjuga hace mucho…
-Esperemos que la racha se corte en estas fechas.
-¿Y si no?
-Es tiempo de alentar. Lo que pueda pasar después es otra historia.
-¿Estás pensando algo?
-No por ahora. Pero la gente me para en la calle y me pide que sea presidente de River. Incluso, los hinchas de otros clubes. Igual, falta más de un año. La identificación y el cariño son fuertes, y como no se consigue un título y pasan cosas, se acude a un tipo que dejó la vida. Lo mío es tan fuerte que estoy dispuesto a todo.
-¿Eso significa que incluso estás dispuesto a soportar una nueva derrota?
-No, en caso de presentarme no soportaría una caída, por toda la gente que me apoya, que me pide.
-¿No fue un riesgo meterte en la política?
-En realidad, en 1997 me presenté sabiendo que iba a ganar Davicce, porque River venía de lograr varios campeonatos. Y en la segunda oportunidad fui como acompañante (NdeR: la lista la había encabezado Hugo Santilli). Pero si yo no me puedo presentar ahora, quién puede. Pasan los años y quiero más a River. Me mudé a cuatro cuadras y quiero morir ahí adentro.
-¿Creés que eso te alcanza para las elecciones?
-No, con el nombre solo no se gana. Hay que trabajar, trabajar y trabajar. Y aprender de gente. No soy loco ni como vidrio. Hay que rodearse de profesionales adecuados para cada área.
-Habías dicho que no te meterías más en política.
-Sí, porque si las cosas andan bien en River, me quedo tranquilo en mi casa. Pero la cabeza te da vuelta. Los hinchas me piden, me piden y eso me motiva. Soy un tipo muy sensible, no me corre agua por las venas… Jugármela fue una cosa normal en mi vida. Las decisiones me salieron bien y mal. Aunque tengo algo claro: lo que resolví ahí adentro me salió bien. En River tengo las energías positivas.
-¿Ya tenés proyecto?
-No. Presenté uno en 1997. En estos años me formé mejor, hice cursos empresariales. De todos modos, lo mejor es rodearse de gente de confianza.
-¡Qué elecciones se vendrían con Passarella en otra lista…!
-Yo sé que soy hincha de River y que me crié en el club. Aparte, no voy a hablar más de los demás.
-¿Lo decís porque él de chico fue hincha de Boca?
-No, yo hablo de mí, que soy hincha de River. Por eso ahora quiero más que nada que River gane el título.
-¿Eso te podría hacer cambiar de opinión?
-No. El tema es que no quiero quedar como un oportunista. Con Davicce me presenté en medio de varios campeonatos. La gente sabe que el hincha está por sobre todas las cosas.
-¿Qué cambiarías si fueras presidente por un día?
-No quiero cometer la torpeza de anticiparme.
-Por ejemplo, ¿hubieras tomado alguna medida con Ahumada?
-Mirá, en la vida nos equivocamos todos. Las declaraciones no fueron afortunadas. Hay que pensar que la gente hace un esfuerzo infernal. Si me decís que River no llena la cancha… Pero cada vez lleva más público, hay récord de venta de entradas. Y una vez que decís algo, se complica borrar todo con unas disculpas. Yo en su momento me equivoqué en algunas palabras, pero al domingo siguiente la rompí.
-Entonces Simeone hizo bien en ponerlo contra Independiente.
-Lo que pasa en la cancha es importantísimo. El tema es que Ahumada ocupa un puesto en el que es difícil ser protagonista y ganar campeonatos. Pero si eso lo hubiera dicho un tipo que te asegura gloria, cómo lo vas a condenar.
-¿Te molestó lo que dijo?
-Sí, como lo de Carrizo. No te podés tirar contra la gente. No es el momento: hace años que no se logra nada. Además, para qué te ponen. Estás usando una camiseta pesada. Si sos jugador del club deberías saber que en River hay que ganar lo que jugás. ¿Cómo? Tirando todos para el mismo lado.
-Es lo que falta… Ahora se sumó el conflicto interno con Ortega.
-Me gustaría poder hacer una lectura más profunda, pero al no estar adentro…
-¿Debería seguir?
-Eso lo tienen que decir los dirigentes. Ortega es un jugador importante.
-¿Se puede lograr un campeonato en medio de este clima enrarecido?
-Sí. Hasta que no terminen los 90 minutos en la última fecha, no le voy a dar bola a nada de lo que se diga. Hay que pensar en más.
-Pero el hincha se manifestó con insultos, con banderas y hasta con maíz…
-Eso no me gustó. Cuando no podíamos salir campeones al comienzo de los 70, sufrimos todas esas pavadas. Me parece que el folclore tiene un límite: la falta de respeto. Y yo no puedo defender a un hincha de River que se hace llamar “gallina” o que le grita “gallina” al equipo. Eso se terminó en el Metro 75 y en la Libertadores del 86. Ya está. Ahora debemos pensar en este Clausura.
-¿O sea que lo que pasó en esta Copa no opacaría el festejo del torneo?
-Eso no se olvida. El tema es que soy de la idea de que no podemos desaprovechar esta oportunidad de salir campeones. No nos frenemos nosotros mismos. Ya perdimos un torneo en el año. No dejemos que se vaya el otro.