“Siempre se puede estar peor”
Esa fue la ya famosa y lamentable frase célebre de cabecera que hemos aprendido a lo largo de estos últimos años con River y que nos ha acompañado sin cesar. Hoy, coronada con la madre de las tragedias deportivas para nuestra historia.
El dolor, inexplicable. Las heridas, incurables. El escudo, manchado de pies a cabeza. Las causas, conocidas de principio a fín. Las consecuencias, lamentablemente pueden ser incontables. Los culpables, pagarán con la peor de las condenas, la del remordimiento de su conciencia hasta la muerte.El descenso, aunque duela, deportivamente merecido.
¿Hacia qué rumbo debemos focalizar para encontrar el primer resquicio de renacimiento? ¿Hacia donde debemos apuntar para comenzar a fomentar una reestructuración que sin lugar a dudas llevará mucho más tiempo del pensado?
River como institución tiene que mentalizarse primeramente en terminar de tocar fondo. Ese pequeño paso consciente un poco más hacia abajo puede permitir que en el trampolín que caigamos se encuentre la fuerza justa y necesaria para subir escalafones más rápido y seguro.
Es hora de dejar de tirar manotazos de ahogado sin sentido, buscando una superficie cada vez más lejana e irreal para nuestras posibilidades inmediatas.
A pesar de que estamos hundidos hace rato, hoy recién chocamos con el iceberg. El simbronazo fue propio de ese impacto. Pero las consecuencias están en el mañana. El agua va a empezar a inundar los pisos de la estructura con el correr de estos días, y si no reaccionamos para sacar los botes nos pondremos todavía mucho más alejados de ese ansiado fondo.
En estos momentos, la pendiente de bajada es equivalente al rodar por una rampa, y la de subida, a la de escalar el Everest desnudo.
Futbolísticamente, no tengo dudas que puede llegar a correr serio riesgo nuestra permanencia en el Nacional B si volvemos a subestimar la situación. Además de los jugadores que se pueden llegar a ur por deudas o finalizaciones de contrato, nos encontraremos con una realidad de promedios extraña y falta de estabilidad. Dividir por una temporada siempre es un arma de muchos filos.
Institucionalmente, será la etapa de la profundización aún más aguda de los agujeros económicos y financieros en su máxima expresión. A todo el fantasmal endeudamiento se le suman los menores ingresos. Un cocktail que puede ser explosivo para estar más cerca de la quiebra que del resurgir.
Momento de abrir los ojos como nunca antes. Momento de levantarse de la lona antes que la cuenta llegue a diez sabiendo que el arbitro ya dijo nueve. Momento de no desesperar, pero si de reaccionar desesperadamente. Momento crucial, quizás el último, para comenzar a tomar de una vez por todas decisiones drásticas, convincentes, lógicas y realistas.
La refundación del Club comienza por tratar de conocer ese bendito fondo del mar de una vez por todas. De lo contrario, todas las luchas que querramos emprender para volver a la cima estarán perdidas de antemano.
FUERZA RIVER
PD: Asimilando el duelo con silencio y lectura, y compartiendo el sentimiento de muchos de ustedes. Destruído de pies a cabeza pero en profundo estado de shock, solamente asimilé una parte del golpe. Asumo que las restantes fichas irán cayendo con el correr del tiempo.
Les mando un fuerte abrazo a todos. De esto se saldrá estando más unidos que nunca…