Centenares de mujeres exigen la legalización del topless en Argentina con un ‘tetazo’ en Buenos Aires
La movilización llega después de que 20 policías expulsaran a tres bañistas por mostrar sus senos
Buenos Aires 8 FEB 2017 - 01:01 CET
Si alguien tenía dudas de la fuerza del machismo en Argentina solo tenía que acercarse al Obelisco, en el corazón de Buenos Aires. Unas decenas de mujeres mostraban sus tetas para exigir que se legalice el topless. A su alrededor, dos centenares de hombres se subían a los jardines para poder verles los pechos, algo tabú en Argentina, mientras ellas gritaban “afuera los machos”. Tres adolescentes treparon al mástil de una bandera para poder ver mejor las tetas. Los mirones eran cada vez más numerosos, y algunos hacían fotos. La mayoría de las manifestantes eran jóvenes; los que las miraban, mucho mayores. La tensión fue subiendo y acabó a golpes. Primero entre las mujeres y un hombre que las fotografiaba, y después entre varios hombres que apoyaban la causa del topless y acabaron apaleando al mirón. Todo sucedía en 2017 en uno de los países históricamente más avanzados de Latinoamérica, y en una de las ciudades con mayor actividad cultural del planeta.
Poco antes otro hombre se acercó a más mujeres, les mostró el pene y les gritó “chupenmela”. También fue abucheado y expulsado. Otros hombres que estaban a favor de la protesta también fueron expulsados, confundidos con mirones, en medio de una tensión creciente. Incluso los periodistas varones eran alejados del círculo de las mujeres. A medida que fueron llegando más mujeres y los hombres quedaron fuera del perímetro de la protesta, la tensión comenzó a diluirse, más manifestantes se animaron a mostrar sus pechos y escribir sobre ellos consignas como “Yo decido”, “tetas y cuerpos libres” y “sí al tetazo”.
Casi nadie discute que Argentina es un país profundamente machista. Pero no es un asunto que genere mucho debate. Sin embargo, la polémica por el topless en la playa de Necochea que acabó con 20 policías expulsando a tres mujeres ha recuperado un asunto que parecía perdido. Desde entonces no se habla de otra cosa en Argentina, en especial en las redes y los medios. Las posiciones a favor y en contra del topless son cada vez más extremas y el escándalo llegó al máximo nivel con la convocatoria de un gran tetazo en el Obelisco, el lugar de las grandes manifestaciones argentinas, en el centro de Buenos Aires.
Decenas de mujeres acudieron a la cita para mostrar allí sus tetas y lanzar así el mensaje de que los pechos de los hombres y de las mujeres son iguales y si unos tienen derecho a tomar el sol con sus pezones al aire ellas también pueden hacerlo. Lo que sucede en Europa con normalidad, en Argentina y buena parte de América es un tabú. La televisión argentina exhibe cuerpos semidesnudos de mujeres que bailan casi simulando sexo en prime time, pero el pezón está totalmente vedado, como en EEUU. Y en las playas no hay pechos femeninos tomando el sol, solo masculinos.
“Reclamamos nuestro derecho a decidir sobre nuestro cuerpo. El reclamo no es solo por el topless sino que hay todo un trasfondo de desigualdad entre hombre y mujer”, dice Julieta, una universitaria que muestra sus senos pintados con la leyenda “El placer de romper las ataduras machistas”. “A la sociedad le cuesta interiorizar que las tetas son algo natural. A estas alturas es increíble que se escandalicen por ver a una mujer que amamanta en público o hace topless en la playa”, opina Carolina. “Era lógico que iban a venir hombres, la mitad de los que están aquí están mirando y por eso muchas menos se atreven a ponerse en tetas”, agrega al inicio de la movilización, cuando los mirones eran más que las manifestantes. Una hora después, la proporción se invirtió, la protesta desbordó el Obelisco, se extendió por la avenida 9 de julio y comenzaron los bailes y las sonrisas. Los únicos varones que podían entrar eran los que convencían a alguna amiga para que les prestara un sujetador y se sumaban a la fiesta cubriendo sus pezones.
Los comentarios en las redes y en los medios de comunicación de los últimos días muestran que este debate, superado al menos desde los 80 en Europa –con algunos coletazos recientes en Italia, un país con una enorme influencia cultural en Argentina- está en pañales en el país austral, donde varias mujeres muy conocidas han tenido que salir a hacer pedagogía con cuestiones muy básicas, como el hecho de que las tetas no son genitales –por tanto nada tiene que ver el topless con el nudismo-.
Un vídeo con esos puntos básicos y ridiculizando los argumentos machistas de la youtuber Bárbara Martínez, titulado “Cuando podés ir presa por hacer exactamente lo mismo que un hombre, no hay igualdad #Tetazo”, ha logrado 21.000 retuits. La diputada de izquierdas Victoria Donda, hija de desaparecidos, apoyó el tetazo y dijo que iría. Y argumentó: “Si en algún momento sacan una reglamentación que priva que las mujeres hagan topless en las playas, yo voy a sacar una reglamentación para que los obliguen a los hombres a ir en corpiño (sujetador)". El machismo es tan fuerte en Argentina que inmediatamente las redes giraron hacia el entusiasmo de algunos hombres por la posibilidad de que Donda mostrara en público sus pechos. Las participantes colgaron fotos de la movilización en las redes sociales, pero muchas de ellas terminaron censuradas por mostrar senos femeninos.
La ley de la provincia de Buenos Aires, de 1973, aún prohíbe “actos contra la moral” y la policía entiende que eso incluye el topless, aunque el juez que analizó el caso de Necochea sentenció que las mujeres no habían cometido ninguna falta y la ley es inconstitucional. Muchos están en contra de ese juez. Los comentarios en contra del derecho al topless también se multiplicaron. El periodista Mariano Obarrio sentenció, en una idea muy extendida y aplaudida en las redes: “Si invitas gentilmente a una dama a que te muestre las tetas, te denuncia por acoso. Y si le pedís que no las muestre en público, por retrógrado. Si quieren mostrar las tetas, hagan playas nudistas. Pero en la vía pública no tienen derecho a perturbar a niños y terceros con sus carnes”. El politólogo Agustín Laje fue al choque directo: “Las feministas prohíben concursos de belleza de Reef [una conocida competición de culos en una playa anulada este año] pero impulsan el #tetazo. Pareciera que lo que de verdad les molesta son las minas [mujeres] lindas”.
Otros personajes muy conocidos, como el director de cine Juan José Campanella, optaron por la ironía: “Por razones de pudor personal no concurriré al Tetazo, pero cuenten conmigo si organizan un Pijete” (pija es pene en Argentina). Otros se solidarizaban con las manifestantes, pero también las criticaban porque creen que un momento como el actual en Argentina, con una fuerte crisis económica por un lado y una enorme tasa de femicidios por otro –uno cada 30 horas, el último acabó en masacre con seis muertos- no coloca el problema del topless como una prioridad. Lo único seguro es que nadie queda indiferente ante un asunto en el que todos tienen posiciones claras y muy radicalizadas.