y de esto qué dicen?:
La peor pesadilla: Encontró a su esposa en una porno
Un hombre egipcio se guió por la curiosidad de ver una película pornográfica cuando inesperadamente identificó a su esposa en ella. La mujer confesó y lo abandonó para darse a la fuga con su amante.
El hombre alquiló una película porno y se encontró con su peor pesadilla
El caso de un hombre egipcio que encontró a su mujer en una película pornográfica para posteriormente ser abandonado, pone de manifiesto una realidad oculta que rara vez se trata cuando se habla de violencia de género: según investigadores privados, abogados y jueces que tratan la materia, la infidelidad es mucho menos tolerable para los hombres que para las mujeres. En este marco, la violencia femenina hace su aparición nuevamente en un debate sesgado sobre la violencia de género.
En Egipto un hombre, acicateado por la curiosidad de conocer de primera mano un material fílmico pornográfico, acudió a un local público de renta de Internet para adentrarse en el cuantioso acervo que de este material posee la red.
Pero su sorpresa fue mayúscula ante el contenido observado no tanto por las sugerentes y a veces increíbles escenas que suceden en dichas películas, sino porque hasta en once de estas encontró un rostro sumamente familiar que tomaba parte de la voluptuosa actuación: nada menos que su consorte, la esposa con quien hasta ese día llevaba 16 años de casado y con quien ha procreado 4 hijos.
El sujeto, identificado solamente como Ramadán, vio además que la mujer estaba acompañada de su amante, un novio que tuvo antes del matrimonio y a quien identificó plenamente.
Según diarios locales, Ramadán enfrentó a su esposa con la evidencia obtenida, pero ella, lejos de negar lo sucedido, confesó que en los dichos 16 años juntos nunca lo ha amado. Posteriormente y en el colmo de la violencia femenina, decidió dejarlo para irse con su amante.
La infidelidad es, sin dudas, una situación que puede desencadenar hechos de violencia. Si bien nada justifica el uso de la violencia doméstica ni los asesinatos, escarbar al interior de cada caso es esencial para resolver el problema sin quedarse meramente en la superficie sensacionalista.
Ahora, si se les pregunta a investigadores cazadores de infieles, a jueces, a abogados, a terapeutas, qué pasa con la infidelidad hoy, todos coinciden en que ese fenómeno ha perdido su tradicional carga moral. Sin embargo, en estos tiempos de “trampas unisex”, los varones parecen ser los que más sufren el impacto subjetivo, psicológico, de la infidelidad de su pareja. Y otro dato propio de estos tiempos: la oficina aparece como uno de los territorios en los que crecen los amantazgos, según asegura el investigador privado Fernando B. que afirma para La Gaceta de Tucumán, contundente, que la infidelidad hoy no tiene sexo.
Sin embargo, el varón soporta menos la infidelidad que la mujer, asegura la camarista de Familia Graciela Valls de Romano Norri. Y dice que tan insoportable se le vuelve el hecho al hombre, que hasta el término lo perturba. “Muchas veces se busca semánticamente la causal de “injurias graves”,porque al hombre le cuesta aceptar que la mujer le ha sido infiel”, afirma la magistrada. No obstante, reconoce que ese reemplazo también se concreta a veces para afectar menos a los hijos.
La abogada especializada en Derecho de Familia Silvia Furque de Morfil coincide con la camarista en la percepción de que la infidelidad, hoy, es un hecho que perturba muy enfáticamente a los varones.
“En los últimos tiempos, he tenido cinco casos en los que los hombres me han pedido iniciar peritajes judiciales de ADN para saber si los hijos que ellos criaron son realmente suyos”, grafica la abogada. Pero hay más “efectos colaterales” de esta flexibilización de los vínculos sociales y sexuales. “Me ha ocurrido que he tenido clientes que participaron con sus parejas en experiencias de swingers (intercambio de parejas) y que luego vinieron a preguntarme si pueden iniciar divorcio por infidelidad porque sus parejas se fueron con el “invitado””, afirma la letrada.
La abogada insiste en el dato de que la infidelidad, hoy, no distingue sexos. “Los hombres acuden a la justicia acusando a su esposa de infiel, pero eso es difícil de probar y termina en una injuria grave. Vi varias sentencias condenando a uno u otro cónyuge e incluso a ambos por esta causal, pues las pruebas eran contundentes y llevaron al juez a la cierta y clara convicción de que se había cometido adulterio. Para eso se usaron todo tipo de pruebas, grabaciones, filmaciones testimoniales, fotos. Las filmaciones y las fotos tienen que ser muy expresas para que sirvan como tales; y los jueces, usando la sana crítica racional, al valorar esas filmaciones y fotos, más testimonios, pueden sentenciar diciendo que se probó el adulterio certeramente. Caso contrario, refiere que son actos que injurian al cónyuge ofendido”, añade Furque.
La camarista Valls de Romano Norri afirma que por sus manos no han pasado muchos planteos de infidelidad “informática”. De todos modos, sostiene que, entre las pruebas enumeradas en el Código Procesal, “deja abierto a avances tecnológicos, como los mails o conversaciones grabadas”.Pero que estos deben ir acompañados de otros elementos, porque muchas veces no hay certeza sobre la identidad de la persona que está detrás del chat o del mail.
El diálogo con Fernando B. transcurre en el bar de una estación de servicio, lejos del centro. El hombre, un policía retirado, cuenta que el 70% de sus “cuentas” son pedidos de seguimiento por infidelidad, tanto en hombres como en mujeres (en especial profesionales que pueden pagar un mínimo de $100 la hora de tarea) Sin embargo, reconoce que el trabajo ha ido mermando en estos tres últimos años.
“Es como que hay un cambio de mentalidad”, advierte Fernando, retratando con su vivencia ese cambio de época del que hablan quienes quieren eliminar del Código Civil la más que centenaria figura del infiel.
fuente: Diario Registrado.
La peor pesadilla: Encontró a su esposa en una porno