Tengo 65 años: he vivido más cosas que las que ha vivido la mayoría de los que opina y, además, tengo buena memoria…
Por eso les puedo decir que la mayor bonanza económica que viví a nivel país (a nivel personal es otra cosa) fue entre mediados de los '60s y mediados de los '70s.
En esa época, los gravámenes a la importación rondaban (para la mayoría de los productos) el 300% (tenemos que considerar que, a diferencia de hoy que todo viene de Oriente a precios regalados, por esa época todo venía de Europa o EEUU a precios mucho más altos, lo que llevaba a los artículos importados a cifras siderales).
Las consecuencias de esta economía cerrada eran: sobraba trabajo, nos autoabastecíamos de todo (autos, heladeras, equipos de música, juguetes, ropa, calzado… en fin: ¡de todo!), todos los días se habrían nuevas pequeñas industrias y comercios; como todo el mundo tenía trabajo y sueldos relativamente buenos, había mucha guita dando vueltas y aumentaba el consumo (incrementándose, incluso, en algunos rubros que en las décadas anteriores eran exclusivos para gente de guita: caso 0 km.).
En esa época yo tenía el sueldo más bajo de los administrativos de SMATA y vivía mejor que los bacanes de hoy: tenía mi auto, dos veces por semana iba al cine, dos o tres veces por semana comía afuera “para no darle laburo a mi vieja”, los sábados cenaba por ahí, después al boliche y a la salida, si no se enganchaba algo para llevar al “telo” (cosa que no era tan fácil como en los tiempos actuales), se iba a tomar algo con los amigos o un cafecito y cognac con alguna señorita que no se podía llevar al “telo” (con la secreta esperanza de poder hacerlo en breve); todas las temporadas compraba pilcha nueva, a la salida del laburo me ibaa tomar una cervecita en verano o un café en invierno… Casi todos los jóvenes que laburábamos hacíamos vidas similares.
Estos tiempos idílicos terminaron cuando llegaron los gurues de la economía abierta, con el Orejudo Martinez de Hoz a la cabeza (el Diablo lo esté friendo el el caledero más grande del Infierno): comenzaron los cierres de empresas, la desocupación y si bien muchas cosas bajaron los precios o fueron más accesibles, el país empezó un proceso de caída libre que se acentúa día a día.
A sí que, a mí, no me vengan a hablar de “Economía abierta”: los libros dirán una cosa, pero la calle (que es lo que vale) dice otra…
Un abrazo desde Tilcara.
Cuando quiso intervenir el Estado (vía Precios Cuidados, ponele), los empresarios lloraron y patalearon.
Se pusieron de acuerdo en elegir ciertos productos y los precios… ¿Qué hicieron después? Te vendían el mismo producto pero con otro packaging y te lo cobraban como antes.
No, si son rebuenos muchachos los empresarios…
---------- Mensaje unificado a las 23:15 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 23:14 ----------
Te van a contestar: “no, pero el librito acá dice que…”
preparate cuando venga la reforma laboral y jubilatoria, anda haciendo el bunker porque se viene flor de quilombo, no cambiamos mas, por las dudas ya estoy tirando contactos en australia o ibiza…
Es real todo lo que decís, pero lamentablemente no se puede volver a eso. La economía mundial cambio enormemente desde mediados de los 70 para acá, empezando por la suba del petroleo que estaba completamente regalado comparado con los valores actuales. El gran error de Argentina fue abrazar la apertura indiscriminada sin pensar las consecuencias, si se hubiera seguido un camino mas parecido al de brasil hubiéramos sufrido menos desindustrializacion en los 80 y 90. Pero dicho esto, recuperar ese modelo económico es inviable en el mundo moderno, y el reciente fracaso del kircherismo en recrear una ISI es una de las mejores pruebas. Simplemente no hay manera de evitar comerse todas las reservas en un par de años tal como paso. Soy muy critico del gobierno de Cambiemos, que básicamente “supera” la brecha de divisas con endeudamiento externo, pero la ISI y el modelo económico de argentina durante la época que describís es parte del pasado. Yo apuesto por una tercera vía, un modelo exportador no primarizado, como posible solución al dilema argentino.
Y si hecha la ley hecha la trampa sino pueden hacer eso levantan el bolco y se van a la mierda. Lo que único que tiene que hacer el estado es arbitrar el mercado para que se cumplan las leyes de competencia sana, si obliga a tomar decisiones la caga porque a nadie le gusta que le digan que hacer con su plata y menos si después termina en la cuenta de un funcionario
Más que falta de divisas yo diría excesiva fuga de capitales.
Y, en cuanto a eso, esa guita que “se la llevan de acá”, si no termina en los bolsillos de los de siempre, termina en países que ofrecen mano de obra barata.
Aún así, es difícil industrializar un país con tanto oligarca poderoso que quiere que Argentina sea granero/supermercado del mundo.
