La anedota que leí y estaba buena era esta:
Sucedió durante la Guerra de las Malvinas (2 de abril - 14 de junio 1982). Las Fuerzas Armadas argentinas tuvieron que desarrollar su creatividad para acortar la gran diferencia tecnológica que les separaba del ejército ingles, y para ello contaron con su ingenio, su empeño, y con una máquina de hacer tallarines.
Para defender un avión de los misiles, las aeronaves propagan una nube de pequeñas y delgadas piezas de aluminio, fibra de vidrio metalizada o plástico metalizado, que se denominan “chaff”, y que consiguen perturbar y apartar los misiles guiados por radar de su objetivo
Los bombarderos argentinos Canberra (fabricados, por cierto, en Inglaterra) no contaban con esas defensas o señuelos antirradar, tan necesarios para confundir los sistemas de guiado de los misiles ingleses.
Pero en la imaginación de los mandos de la Base Aérea en Trelew, donde se encontraban desplegados ocho de los Canberra, ya estaba madurando una idea…
El Mayor Fernando Rezoagli, en un relato personal, cuenta que reunió en su casa a los compañeros del colegio de secundaria de su hijo y les entregó varios rollos de papel de aluminio y tijeras. Durante horas y horas cortaron láminas hasta que se alcanzó un volumen considerable, pero no era suficiente y había que buscar otra forma más rápida de cortar las tiras.
Entonces observaron que las laminillas tenían el ancho de un tallarín.
Un día, el sorprendido personal de la fábrica de pastas “Vía Nápoli” de la ciudad de Paraná, vio llegar a varios hombres de la unidad con rollos de papel aluminio… y su máquina cortadora fue la encargada de realizar la primera prueba.
Tras el éxito, se comenzó a trabajar a destajo con una cortadora de tallarines que fue facilitada a la unidad.
Mientras tanto, también se trabajaba en el diseño de los lanzadores de los “chaff” y en la preparación de bengalas.
Para los lanzadores se utilizaron los cartuchos de arranque de los aviones. En los cartuchos se colocaba primero la bengala con un paracaídas, luego se rellenaba con las tiras de aluminio y finalmente una tapa plástica.
Afianzado el método y el sistema de lanzamiento, los Canberra ya estaban preparados para realizar misiones.
Los aviones realizaron 35 vuelos, 25 de ellos durante la noche contra tropas de tierra. Se perdieron dos aviones: uno fue derribado el 1° de mayo de 1982 por un Sea Harrier y el otro el 13 de junio por un misil Sea Dart lanzado por el HMS Exeter.
Los únicos dos aviones Canberra derribados fueron los que no pudieron lanzar los “chaff” fabricados por la “tallarinera”.
Qué se yo, esta bueno el ingenio que tuvieron para arreglarselas, pero de entrada la guerra es una pelotudez atomica