La sentencia partió de la boca de Daniel Passarella, en una gira por Panamá en mayo de 2006: “Yo no quiero jugadores falopa”. El hombre, emblema del club, utilizaba una particular definición sobre un promedio de futbolista acostumbrado a ser comprado por River en los últimos años: de mediocre para malo. El entrenador armaba su plantel para la temporada siguiente con la idea de levantar ese nivel.
El archivo, implacable, demuestra que tampoco lo consiguió: de los diez jugadores que el club contrató en ese receso se destacaban Federico Lussenhoff, Bernardo Leyenda y el uruguayo Marcelo Sosa… Un repaso a la política de compras de la era Aguilar, que comenzó en diciembre de 2001, desnuda conductas cíclicas: jugadores que llegan sin pergaminos ni cartel, riesgosas apuestas a futuro que terminan en la nada, préstamos masivos y devoluciones de favores a empresarios que invierten en unos y así logran que les acepten incluir a otros –de su propiedad– en el plantel. Números rojos. En el lapso citado River incorporó 92 futbolistas, a un promedio de más de 13 por año. Se cuentan los que fueron comprados, los que llegaron a préstamo y los que volvieron y se quedaron luego de ser cedidos a otro club. La búsqueda arroja nombres ignotos, rarezas y también disparates. ¿Alguien se acuerda de Jersson González, un lateral derecho colombiano que llegó en épocas de Pellegrini y duró sólo seis partidos? Ese puesto es el ícono de las pésimas contrataciones: por allí también pasaron el uruguayo Martín Del Campo y el chileno Cristián Alvarez, entre otros. Ninguno tendrá un cuadro con su foto en el Monumental.
En el Apertura 2006, por ejemplo, la nómina de jugadores que completaban el cupo de extranjeros estaba compuesta por el uruguayo Marcelo Sosa, los colombianos Juan Toja y Jairo Patiño y el propio Alvarez. Nada que ver con el prestigio de los foráneos del plantel campeón de la Supercopa ’97, sin ir demasiado lejos: Enzo Francescoli, Marcelo Salas y Celso Ayala.
Lea la nota completa en la edición impresa del Diario Perfil.
Por supuesto también hay comentarios de lectores de River indignados con el gordo, y algún bostero camuflado apoyándolo para que siga…:evil:
La sentencia partió de la boca de Daniel Passarella, en una gira por Panamá en mayo de 2006: “Yo no quiero jugadores falopa”. El hombre, emblema del club, utilizaba una particular definición sobre un promedio de futbolista acostumbrado a ser comprado por River en los últimos años: de mediocre para malo. El entrenador armaba su plantel para la temporada siguiente con la idea de levantar ese nivel.
El archivo, implacable, demuestra que tampoco lo consiguió: de los diez jugadores que el club contrató en ese receso se destacaban Federico Lussenhoff, Bernardo Leyenda y el uruguayo Marcelo Sosa… Un repaso a la política de compras de la era Aguilar, que comenzó en diciembre de 2001, desnuda conductas cíclicas: jugadores que llegan sin pergaminos ni cartel, riesgosas apuestas a futuro que terminan en la nada, préstamos masivos y devoluciones de favores a empresarios que invierten en unos y así logran que les acepten incluir a otros –de su propiedad– en el plantel. Números rojos. En el lapso citado River incorporó 92 futbolistas, a un promedio de más de 13 por año. Se cuentan los que fueron comprados, los que llegaron a préstamo y los que volvieron y se quedaron luego de ser cedidos a otro club. La búsqueda arroja nombres ignotos, rarezas y también disparates. ¿Alguien se acuerda de Jersson González, un lateral derecho colombiano que llegó en épocas de Pellegrini y duró sólo seis partidos? Ese puesto es el ícono de las pésimas contrataciones: por allí también pasaron el uruguayo Martín Del Campo y el chileno Cristián Alvarez, entre otros. Ninguno tendrá un cuadro con su foto en el Monumental.
En el Apertura 2006, por ejemplo, la nómina de jugadores que completaban el cupo de extranjeros estaba compuesta por el uruguayo Marcelo Sosa, los colombianos Juan Toja y Jairo Patiño y el propio Alvarez. Nada que ver con el prestigio de los foráneos del plantel campeón de la Supercopa ’97, sin ir demasiado lejos: Enzo Francescoli, Marcelo Salas y Celso Ayala.
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Por supuesto también hay comentarios de lectores de River indignados con el gordo, y algún bostero camuflado apoyándolo para que siga…:evil:
siempre hay que putearlo el año que viene aunque se gane lal ibertadores hay que putearlo lo mismo de las basura como el cerdo este no se le puede perdonar una el papada juega con el sentimiento de multitudes
hasta cuando lo vamos a aguantar, vamos todos el miercoles al banderazo a sacar a este ladrón delincuente mafioso sofista. Por favor sólo nosotros podemos hacerlos, imperiosamente tenemos que ir a sacar a este tipo, no ven que está destruyendo a river, si ya no lo hizo. Vamos todos el miercoles.
estaria bueno ponerlo en medio del monumental y lincharlo, peor eso ya es un anhelo mio. lo peor de este crapula que siempre sale hablando con un tono de serenidad, que enfurece mucho mas al hincha de river, reconoce de una vez por toda que tu gestion fue la peor de toda la historia riverplatense