Bueno, para empezar, no soy de crear temas; de hecho es el primero que hago en casi 4 años acá, si no recuerdo mal. Pero vi que no se habla mucho de ésto y quería dar un punto de vista en base a algo que me pasó el otro día contra Huracán.
Desde hace tiempo se escucha con connotaciones positivas esto de “aguantar los trapos”, “alentar siempre”, “correr (?) al rival”, entre una infinidad de etcéteras que se relacionan todos con la famosa Cultura del aguante, vinculada directamente con los malos resultados del equipo propio. Es decir, mientras peor te va, más tenés que alentar y así ganás el campeonato del aguante, con nombre todavía en definición. Pero bueno, resumiendo sería algo así: el aguante se demuestra en las malas.
Ahora, cómo se demuestra este “aguante”? De muchas formas; ya dije algunas: alentar siempre, no criticar al equipo, apoyar a cualquier perro que se ponga la camiseta, autocensurarse “por el bien del equipo”, y por último y como fundamento principal a este texto que nadie leerá, mediante banderas. La cultura de llevar una bandera que deje comprobado fácticamente que vos estuviste ahí; claro, cómo le demostrás a la gente que fuiste a la cancha y que sos el que tenés más aguante? Con tu banderita enfocada por tv, fotografiada, grabada en hd, subida en facebook, twitter, instagram o cualquier lugar sea posible para eternizar tu “aguante” y lo fiel que sos a tu club.
Ojo, pareciera que estoy despotricando contra las banderas en la cancha. Nada más alejado. A mí, como a mucha gente, me gusta ver banderas, color, demostraciones de fidelidad (al cabo lo son) al club que todos queremos. Pero, pero, pero… las banderas siguen siendo pedazos de tela que dicen una frase, una ciudad, un barrio, un nombre. No son más que eso.
Qué sucede entonces? Acá es donde vuelve a aparecer la cultura del aguante, que en definitiva termina siendo la cultura del hincha de él mismo. Esta gente que suele colgar banderas cree tener un derecho adquirido y totalmente firme a poner su bandera en donde se le cante los huevos, sin importar si incomoda la visión de otra gente (sí, gente, hincha del mismo equipo); sólo por qué? para que su bandera se VEA, en Buenos Aires, Córdoba o Pakistán. Se tiene que ver la bandera, este símbolo de su aguante. El banderero tiende a pensar que el el tiempo que lleva su bandera le permite y le da un privilegio sobre otra gente (una aplicación bastante inexacta de un principio jurídico: primero en el tiempo, mejor en el derecho). Un derecho que se le dio vaya uno a saber quién.
Esta gente termina siendo, no hincha de River, ni siquiera hincha de la hinchada. Son hinchas de ellos mismos que actualmente no sólo lo hacen con banderas, también hasta con indumentaria alusiva a esa bandera. O sea, lo que se dice ganar por goleada el campeonato del aguante. Obviamente, nada de ésto sería tan criticable si no fuera porque les chupa un huevo la demás gente de River. Creen ser capaces de decidir sobre la visión y la ubicación de personas que comparten su misma pasión. Ni siquiera son barras, son gente común con años de cancha como cualquiera; la diferencia, un día decidieron empezar a llevar su bandera, algo como se ve determinante para tener potestad de decidir qué tan cómodo o incómodo podés ver un partido un fútbol.
Todo esto lo escribo porque el sábado en la cancha un gordo cara de pija de casi 40 años que no debe ni laburar nos pidió -en principio amablemente- a mí y a otras personas que nos corramos de un lugar en la tribuna (platea) porque le tapaba su bandera (CONCECPCIÓN-TUCUMÁN), a lo cual -también amablemente- me negué. Se empezó a poner más tensa la cosa porque sólo nos quedamos un amigo y yo, la demás gente se corrió. Le pregunté por qué nos teníamos que correr si queríamos ver el partido ahí y nos dijo que “estos trapos están en el gallinero (???)”, a lo cual seguimos discutiendo. Repitió su neanderthalesco argumento por el cual la bandera tenía prioridad sobre nosotros, nos negamos de nuevo, se puso peor la cosa y el señor decidió llamar a otros bandereros para sacarnos de ahí. Ahí nos fuimos; obviamente no estamos para andar peleando en la cancha con seres de la prehistoria hinchas de ellos. Era para bardo y nos corrimos.
Pero bueno, me quedó flotando el tema; algunas veces he leído acá mismo historias parecidas de gente que cree que tener más derecho que otra por una bandera y sinceramente no lo entiendo. La cultura del aguante evidentemente nos hizo pija.
Gracias al que llegó hasta acá y si sos banderero y te sentís identificado con la descripción, chupame la pija.