La historia detrás del título de Racing en 2001

El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001

“Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando a la Casa de Gobierno”, dice el juez de línea Alberto Barrientos. Por Ezequiel Fernández Moores

Mariano Katz aguantó toda la madrugada para conseguir una entrada. Tenía 28 años y jamás había visto campeón a Racing. Con la entrada en el bolsillo y todavía con la camiseta puesta, Katz, militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), estaba en la Plaza de Mayo. Resistiendo al estado de sitio. Rompía vidrieras de bancos y se enfrentaba con la policía. También estaba Martín Sharples, el atleta que corre en silla de ruedas. Cargaba en su camioneta a un militante herido por las balas policiales. Entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001 la represión provocó 38 muertes en todo el país. El presidente Fernando de la Rúa se fue en un helicóptero. El día 22, Ramón Puerta, sucesor fugaz, citó a Julio Grondona a la Casa Rosada. El 27 de diciembre, Racing empató 1-1 en cancha de Vélez y se coronó campeón después de 35 años. Katz celebró cerca de los Racing Stones. Sharples en la platea, con su carné de discapacitado. Y con una camiseta de Racing que, debajo del logo de Rosamonte, decía “Basta de matar al pueblo”. De la cancha partió al Obelisco. Una semana antes escenario de sangre. Ahora de festejo por “Racing campeón”.

“¿Podíamos jugar un partido de fútbol en ese país?”, se pregunta el periodista Alejandro Wall. Él también estuvo el 20 protestando en la Plaza y el 27 celebrando en la cancha. “¿Cómo se suspende una pasión? ¿Con qué botón se apaga? ¿En qué momento un hincha deja de serlo?” ¡Academia Carajo! , su flamante libro, es una crónica formidable de aquella Argentina de diciembre de 2001. La del corralito y los saqueos. Piquetes y cacerolas. La de Susana Giménez diciendo que la confiscación de depósitos ordenada por Domingo Cavallo era “comunismo”. La Argentina del “Que se vayan todos”. Y la del grafiti de Carlos Calvo y Defensa: “Nos mean y los diarios dicen que llueve”. Cinco presidentes en 12 días. 38 muertos. Y Racing campeón. A diez años del Racing de Mostaza Merlo, Wall cuenta por qué el poder político precisaba la vuelta del fútbol para apagar el incendio. Y sugiere que, a esa altura de los acontecimientos, era mejor que Racing saliera campeón.

Tres meses antes, el 11 de septiembre de 2001, cayeron las Torres Gemelas. Estados Unidos fue puro dolor. A la semana, George W. Bush pidió que se reanudara el béisbol. Algunos jugadores se opusieron. Pero el país precisaba dar señales de vuelta a la normalidad. Y el retorno del llamado “pasatiempo nacional” de los norteamericanos fue la señal más poderosa de que la vida seguía. Algo parecido pensó acaso Ramón Puerta en esos calientes días de diciembre, después de que su amigo Mauricio Macri, entonces presidente de Boca, lo llamó pidiéndole por Racing. A la Academia le bastaba un empate en la última fecha para ser merecido campeón, pero Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) dijo que no podía jugarse al fútbol en esas condiciones. “Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando en la Casa de Gobierno”. Lo dice Alberto Barrientos. Cinco días después, Barrientos, fana de Racing, corría a la mitad de la cancha con su banderín bajo, convalidando el gol en claro offside de Gabriel Loeschbor en el empate final contra Vélez. El gol del título. “Yo no me iba a hacer el héroe con todo lo que estaba pasando en el país? la FIFA nos había dicho no sancionar en caso de duda y yo tenía dudas”. Barrientos dice que fue un error, no deshonestidad. Eso sí, cree que la AFA lo designó porque él era de Racing. El árbitro fue Gabriel Brazenas, el favorito de la AFA para partidos decisivos. El mismo Brazenas que no volvió a dirigir más después del escándalo Vélez-Huracán de 2009.

“Por Diego Milito, para que Dios lo ilumine de goles.” “Te lo pedimos Señor.” “Por Racing, para que esta tarde sea campeón.” “Te lo pedimos Señor.” Adrián y Rita cumplían su promesa de casarse el día que Racing fuera campeón. Y ellos tenían fe. Los casó Juan Gabriel Arias en la parroquia Inmaculada Concepción, la Redonda de Belgrano, a cuya cúpula, el día siguiente, el cura subió con un arnés para colgar una bandera de Racing. Juan Gabriel, que se tatuó a Jesús con el escudo de Racing, le confiesa a Wall que cayó dos veces preso en la cancha. En una, por querer evitar que la policía se llevara al Tano Scardillo, por entonces miembro de la Guardia Imperial, en pleno tratamiento contra el alcoholismo, que el cura supervisaba. El Tano, que hasta perfumaba las banderas de Racing y ahora rehace su vida en Pinamar , había excavado la cancha unos años antes buscando gatos muertos que supuestamente habían enterrado hinchas de Independiente. Y en 2002 se encadenó en una puerta para evitar el remate de la sede de Villa del Parque. Había que evitar la desaparición de Racing. Vicepresidente de la Nación y fana de Racing, el Chacho Alvarez provocó una reunión con el Grupo Clarín, socio de Torneos y Competencias, dueña de los derechos de TV. Cuenta Wall que Héctor Magnetto, CEO del multimedios, abrió la charla diciéndole al Chacho: “Ya te hice vicepresidente, ¿ahora qué más querés?”

Racing no desapareció. El gerenciador Blanquiceleste SA, sostenido por los dineros de un jeque etíope, pagó la deuda de 4 millones de dólares a la AFA y en ese diciembre de 2001, la Academia se convirtió en el primer campeón “privatizado” del fútbol argentino. Blanquiceleste, dice Marcelo Betbese, uno de los fundadores de Racing Stones, hoy en Brasil y jugador de poker profesional, “fue la peor derrota. Vendimos la grandeza, vendimos la dignidad, nos cantaban que éramos una empresa y tenían razón”. Fernando Marín, la cara de Blanquiceleste, hablaba loas del fútbol-empresa en el programa de Mariano Grondona, con Racing campeón. Wall describe que Blanquiceleste vendió jugadores, el principal negocio del fútbol, con los mismos vicios que cualquier otro club. Los hinchas de San Lorenzo resistieron en esos mismos años a ser una empresa de ISL, la firma de marketing de la FIFA que terminó quebrando unos meses después en Suiza. San Lorenzo sí no pudo evitar en ese diciembre de 2001 la suspensión de la final de la Copa Mercosur que terminó ganándole en febrero al Flamengo de Brasil. Los hinchas de Racing sí salieron a la calle para que no suspendieran su ilusión. Al día siguiente de la represión en Plaza de Mayo, se plantaron frente a la sede de Agremiados con bombos y, según rumores, también con bidones llenos de nafta y con armas. Horas después, mientras negociaba quién sería el nuevo presidente de la Nación, Puerta recibió a Grondona. Y el 27 Racing gritó campeón.

“Mientras escribía el libro por un lado iba creyendo que era una locura. ¿Un sábado por la mañana negociaban por Racing en Casa Rosada? ¿Puerta no tenía nada más importante que Racing en ese momento?” Con Racing otra vez en crisis, pero el país lejos de 2001, Wall me dice, diez años después, si igualmente tenía sentido tomar al fútbol como escenario de suspensión y mantener en cambio otros escenarios, si acaso algo hubiese cambiado trasladando la última fecha para febrero, como quería River, que también tenía chances de campeón. Igual que Andrés Burgo, el autor de Ser de River (ver El Hincha I), Wall escribió ¡Academia Carajo! (Sudamericana) “con la pasión declarada del hincha”. Pero también “con el fino artesanado del mejor periodismo de investigación”, como escribe en el prólogo Carlos Ulanovsky. Burgo y Wall hablan de épica, identidad y resistencia. Y también de dolor, pasión y desmesura. “Quejarse de que en el fútbol se sufre o sea aburrido -escribió el inglés Nick Hornby en Fiebre en las gradas - es como quejarse de que el Rey Lear tenga un final tan triste: es no haber entendido nada”. Los relatos de Burgo y de Wall no son neutrales, sí honestos. Cuentan el país desde una tribuna. El país hecho pelota.

[El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001](El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001)

Excelente nota, deja mucho para leer entre lineas. El futbol desde todos los lados.

El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001

“Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando a la Casa de Gobierno”, dice el juez de línea Alberto Barrientos. Por Ezequiel Fernández Moores

Mariano Katz aguantó toda la madrugada para conseguir una entrada. Tenía 28 años y jamás había visto campeón a Racing. Con la entrada en el bolsillo y todavía con la camiseta puesta, Katz, militante de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), estaba en la Plaza de Mayo. Resistiendo al estado de sitio. Rompía vidrieras de bancos y se enfrentaba con la policía. También estaba Martín Sharples, el atleta que corre en silla de ruedas. Cargaba en su camioneta a un militante herido por las balas policiales. Entre el 19 y el 20 de diciembre de 2001 la represión provocó 38 muertes en todo el país. El presidente Fernando de la Rúa se fue en un helicóptero. El día 22, Ramón Puerta, sucesor fugaz, citó a Julio Grondona a la Casa Rosada. El 27 de diciembre, Racing empató 1-1 en cancha de Vélez y se coronó campeón después de 35 años. Katz celebró cerca de los Racing Stones. Sharples en la platea, con su carné de discapacitado. Y con una camiseta de Racing que, debajo del logo de Rosamonte, decía “Basta de matar al pueblo”. De la cancha partió al Obelisco. Una semana antes escenario de sangre. Ahora de festejo por “Racing campeón”.

“¿Podíamos jugar un partido de fútbol en ese país?”, se pregunta el periodista Alejandro Wall. Él también estuvo el 20 protestando en la Plaza y el 27 celebrando en la cancha. “¿Cómo se suspende una pasión? ¿Con qué botón se apaga? ¿En qué momento un hincha deja de serlo?” ¡Academia Carajo! , su flamante libro, es una crónica formidable de aquella Argentina de diciembre de 2001. La del corralito y los saqueos. Piquetes y cacerolas. La de Susana Giménez diciendo que la confiscación de depósitos ordenada por Domingo Cavallo era “comunismo”. La Argentina del “Que se vayan todos”. Y la del grafiti de Carlos Calvo y Defensa: “Nos mean y los diarios dicen que llueve”. Cinco presidentes en 12 días. 38 muertos. Y Racing campeón. A diez años del Racing de Mostaza Merlo, Wall cuenta por qué el poder político precisaba la vuelta del fútbol para apagar el incendio. Y sugiere que, a esa altura de los acontecimientos, era mejor que Racing saliera campeón.

Tres meses antes, el 11 de septiembre de 2001, cayeron las Torres Gemelas. Estados Unidos fue puro dolor. A la semana, George W. Bush pidió que se reanudara el béisbol. Algunos jugadores se opusieron. Pero el país precisaba dar señales de vuelta a la normalidad. Y el retorno del llamado “pasatiempo nacional” de los norteamericanos fue la señal más poderosa de que la vida seguía. Algo parecido pensó acaso Ramón Puerta en esos calientes días de diciembre, después de que su amigo Mauricio Macri, entonces presidente de Boca, lo llamó pidiéndole por Racing. A la Academia le bastaba un empate en la última fecha para ser merecido campeón, pero Futbolistas Argentinos Agremiados (FAA) dijo que no podía jugarse al fútbol en esas condiciones. “Me di cuenta de que Racing tenía que salir campeón sí o sí cuando vi a Grondona entrando en la Casa de Gobierno”. Lo dice Alberto Barrientos. Cinco días después, Barrientos, fana de Racing, corría a la mitad de la cancha con su banderín bajo, convalidando el gol en claro offside de Gabriel Loeschbor en el empate final contra Vélez. El gol del título. “Yo no me iba a hacer el héroe con todo lo que estaba pasando en el país? la FIFA nos había dicho no sancionar en caso de duda y yo tenía dudas”. Barrientos dice que fue un error, no deshonestidad. Eso sí, cree que la AFA lo designó porque él era de Racing. El árbitro fue Gabriel Brazenas, el favorito de la AFA para partidos decisivos. El mismo Brazenas que no volvió a dirigir más después del escándalo Vélez-Huracán de 2009.

“Por Diego Milito, para que Dios lo ilumine de goles.” “Te lo pedimos Señor.” “Por Racing, para que esta tarde sea campeón.” “Te lo pedimos Señor.” Adrián y Rita cumplían su promesa de casarse el día que Racing fuera campeón. Y ellos tenían fe. Los casó Juan Gabriel Arias en la parroquia Inmaculada Concepción, la Redonda de Belgrano, a cuya cúpula, el día siguiente, el cura subió con un arnés para colgar una bandera de Racing. Juan Gabriel, que se tatuó a Jesús con el escudo de Racing, le confiesa a Wall que cayó dos veces preso en la cancha. En una, por querer evitar que la policía se llevara al Tano Scardillo, por entonces miembro de la Guardia Imperial, en pleno tratamiento contra el alcoholismo, que el cura supervisaba. El Tano, que hasta perfumaba las banderas de Racing y ahora rehace su vida en Pinamar , había excavado la cancha unos años antes buscando gatos muertos que supuestamente habían enterrado hinchas de Independiente. Y en 2002 se encadenó en una puerta para evitar el remate de la sede de Villa del Parque. Había que evitar la desaparición de Racing. Vicepresidente de la Nación y fana de Racing, el Chacho Alvarez provocó una reunión con el Grupo Clarín, socio de Torneos y Competencias, dueña de los derechos de TV. Cuenta Wall que Héctor Magnetto, CEO del multimedios, abrió la charla diciéndole al Chacho: “Ya te hice vicepresidente, ¿ahora qué más querés?”

Racing no desapareció. El gerenciador Blanquiceleste SA, sostenido por los dineros de un jeque etíope, pagó la deuda de 4 millones de dólares a la AFA y en ese diciembre de 2001, la Academia se convirtió en el primer campeón “privatizado” del fútbol argentino. Blanquiceleste, dice Marcelo Betbese, uno de los fundadores de Racing Stones, hoy en Brasil y jugador de poker profesional, “fue la peor derrota. Vendimos la grandeza, vendimos la dignidad, nos cantaban que éramos una empresa y tenían razón”. Fernando Marín, la cara de Blanquiceleste, hablaba loas del fútbol-empresa en el programa de Mariano Grondona, con Racing campeón. Wall describe que Blanquiceleste vendió jugadores, el principal negocio del fútbol, con los mismos vicios que cualquier otro club. Los hinchas de San Lorenzo resistieron en esos mismos años a ser una empresa de ISL, la firma de marketing de la FIFA que terminó quebrando unos meses después en Suiza. San Lorenzo sí no pudo evitar en ese diciembre de 2001 la suspensión de la final de la Copa Mercosur que terminó ganándole en febrero al Flamengo de Brasil. Los hinchas de Racing sí salieron a la calle para que no suspendieran su ilusión. Al día siguiente de la represión en Plaza de Mayo, se plantaron frente a la sede de Agremiados con bombos y, según rumores, también con bidones llenos de nafta y con armas. Horas después, mientras negociaba quién sería el nuevo presidente de la Nación, Puerta recibió a Grondona. Y el 27 Racing gritó campeón.

“Mientras escribía el libro por un lado iba creyendo que era una locura. ¿Un sábado por la mañana negociaban por Racing en Casa Rosada? ¿Puerta no tenía nada más importante que Racing en ese momento?” Con Racing otra vez en crisis, pero el país lejos de 2001, Wall me dice, diez años después, si igualmente tenía sentido tomar al fútbol como escenario de suspensión y mantener en cambio otros escenarios, si acaso algo hubiese cambiado trasladando la última fecha para febrero, como quería River, que también tenía chances de campeón. Igual que Andrés Burgo, el autor de Ser de River (ver El Hincha I), Wall escribió ¡Academia Carajo! (Sudamericana) “con la pasión declarada del hincha”. Pero también “con el fino artesanado del mejor periodismo de investigación”, como escribe en el prólogo Carlos Ulanovsky. Burgo y Wall hablan de épica, identidad y resistencia. Y también de dolor, pasión y desmesura. “Quejarse de que en el fútbol se sufre o sea aburrido -escribió el inglés Nick Hornby en Fiebre en las gradas - es como quejarse de que el Rey Lear tenga un final tan triste: es no haber entendido nada”. Los relatos de Burgo y de Wall no son neutrales, sí honestos. Cuentan el país desde una tribuna. El país hecho pelota.

[El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001](El hincha (II): la historia detrás del título de Racing en 2001)

Excelente nota, deja mucho para leer entre lineas. El futbol desde todos los lados.

Muy buena. Ale Wall y yo hicimos la secundaria en el mismo colegio de Caseros. Él es un año mayor.

Estoy pensando seriamente en escribir un libro.

Bien ahí, ¿sobre qué?

Sobre el vaciamiento del fútbol argentino. River, Independiente, Racing, San Lorenzo, lo que no se supo de Boca, lo que no se dice de Vélez, etc. Todos los clubes.

Sucede que ya escribí un libro (la historia del Deportivo Laferrere, junto a un amigo) y sé el laburo que demanda.

Es este el libro, no?

Ediciones Deportivas

Correcto.

pura mafia

Sacás ese libro y te agarran Aguilar, Lalín, Miele, Comparada, Lopez, …, Grondona y desaparecés de la faz de la Tierra.

No es casualidad que hablemos tanto de la “racinguización” de River: por algo los libros que se publicaron son justamente del desastre que hizo que ambos hayamos caído en lo más bajo.

Ese torneo lo perdimos porque nuestro equipo arrugo con racing…totalmente favorable el tramites,erraron varios goles,se sobro la situacion y nos empoma bedoya…

Si ganaba River se ponía a dos puntos, seguía dependiendo de Racing.

El Torneo fue una verguenza, se lo regalaron a Racing sin dudas. Ningún titulo de Bosta me dió tanta bronca como este de Racing.

Racing Plate.:frowning:


Peor fue el título de Independiente.

[quote=“Maisonna, post:12, topic:95284”]

Si ganaba River se ponía a dos puntos, seguía dependiendo de Racing.

El Torneo fue una verguenza, se lo regalaron a Racing sin dudas. Ningún titulo de Bosta me dió tanta bronca como este de Racing
[/QUOTE]era un partido que estaba para la goleadad…en el mismo torneo ,me acuardo que jugamos con boca y en el primer tiempo los cagamos a pelotazos y en el segundo de a poco se empezo a meter atras el equipo no se porque…y nos termina embocando gaitan…

Perdimos un partido insòlito contra Chicago en Velez, Banfield nos empata sobre la hora, estabamos dominando a Colon en Santa Fe cuando a Comizzo lo tiran de cabeza Elizondo se hizo el boludo y gol de ellos.

Era el primer River de Ramón en su regreso, cuando encontró el equipo jugó muy bien pero no llegó con tantos puntos perdidos al principio.

[quote=“maxi452, post:14, topic:95284”]

En ese torneo tuvimos varias caídas de segundo tiempo. El agravante, en el partido con la bosta de ese año. Era que ellos venían con más desgaste

[quote=“Nicklas, post:13, topic:95284”]

Racing Plate.:frowning:


Peor fue el título de Independiente
[/QUOTE]otro titulo mas que regalamos…para mi por lo menos.Le ganamos 2-1 a independiente y perdimos partidos increibles con huracan de local ,con boca, con banfield…era un equipo o plantel bastante canchero ese…


[quote=“MasterRP, post:16, topic:95284”]

[quote=“maxi452, post:14, topic:95284”]

En ese torneo tuvimos varias caídas de segundo tiempo. El agravante, en el partido con la bosta de ese año. Era que ellos venían con más desgast
[/QUOTE] era una cosa de locos…en el primer tiempo cordoba se atajo todo y el equipo presionaba y jugaba en serio…ahora lo del segundo tiempo fue lamentable.Se pensaron qe ya estaba ganado el partido…??

Menos sobre Miele, ya saqué notas pesadas, en medios pesados, sobre todos. No hay que tener miedo si tenés todo documentado…

de estos cuatreros que nombran el que primero se me viene a la mente fue juan destefano ,el viejo ese que presidia a racing…

Igual, el tema de vaciamiento de River, negligencias, corrupción, incapacidad dirigencial y decadencia del fútbol creo que da para un libro entero (o más de uno). Desde Santilli hasta Passarella debe haber material de sobra. No es que te esté diciendo que lo escribas porque sé que es un laburo de la san puta, pero tamaña destrucción debería quedar registrada en algún lado.