EL TROTSKISMO, SEGUNDA FUERZA
En Salta se vino el zurdaje
El Partido Obrero se colocó como la principal fuerza de oposición en la provincia gobernada por Juan Manuel Urtubey.
Cuando la última dictadura militar comenzó a declinar, Claudio Del Plá, entonces un bonaerense con apenas 23 años, decidió viajar a Salta para ayudar a desarrollar el pequeño núcleo del Partido Obrero que funcionaba en la provincia. Tres décadas más tarde se convirtió en el referente trotskista local: el 6 de octubre pasado, Del Plá, quien pretende renovar su banca de diputado provincial, fue el candidato más votado de las PASO salteñas y el partido que representa se ubicó como segunda fuerza, detrás del PJ. Se trató del registro electoral más alto del PO, que ingresó a la Legislatura salteña en el 2001 y que actualmente posee un solo escaño.
“En palabras del propio gobernador (Juan Manuel) Urtubey, la votación del domingo colocó al Partido Obrero como la principal oposición política en la provincia”, aseguró Del Plá a Veintitrés. La gran elección del trotskismo salteño –relegó a las listas del ex gobernador y actual senador nacional Juan Carlos Romero y del diputado nacional Alfredo Olmedo– se ubicó en sintonía con el desempeño del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en las primarias nacionales. “Somos parte de una tendencia nacional”, afirmó el maestro que milita en el PO desde los 14 años.
Las PASO locales, en las que se eligieron a los candidatos que el 10 de noviembre intentarán ingresar al Parlamento y a los Concejos Deliberantes provinciales, arrojaron que la principal fuerza política provincial fue el Partido Justicialista, que entre sus diversas listas internas sumó el 28,82% de los votos. No obstante, ninguno de los representantes peronistas superó al candidato a diputado trotskista, que alcanzó el 20,71 por ciento de los sufragios.
En sintonía con el desempeño de Del Plá, la lista a concejales del PO en la ciudad de Salta, encabezada por Arturo Borelli, se ubicó primera y podría alcanzar un bloque de ocho ediles. “Podrían ingresar nueve concejales en la capital y podríamos pasar a ser (en la Legislatura provincial) cuatro diputados”, explicó a esta revista el candidato estrella del último escrutinio. Además, de mantenerse el caudal electoral de las primarias, un candidato del trotskismo estaría ingresando al Senado provincial por primera vez en la historia.
–¿A qué adjudica el desempeño del PO en las PASO salteñas?
–Nosotros tenemos una larga experiencia de intervención política, sobre todo en los grandes temas de la agenda popular provincial: el trabajo en negro, el acceso a la vivienda, la lucha contra la impunidad y las grandes cuestiones ambientales. Por el fuerte aumento de impuestos que se produjo en la capital, los dos concejales actuales del PO lideraron una movilización popular. A su vez, explotamos la debacle de la oposición política tradicional.
–¿Canalizaron únicamente los votos opositores?
–Ganamos los votos del oficialismo y de la oposición tradicional, que fue cooptada por el poder. Para el 10 de noviembre quedaron fuera de competencia las fuerzas que componen el UNEN bonaerense. Al PO le cabe la representación desde los demócratas consecuentes hasta la izquierda.
–¿Qué proyectos propondrán en la Legislatura?
–Planteamos una modificación del régimen impositivo para que las propiedades rurales de más de 500 hectáreas paguen un impuesto en relación con el valor real de la tierra. Esto permitiría crear un fondo destinado a la obra pública para la emergencia social de unos 100 millones de pesos anuales. También impulsamos una ley que establece la autonomía de los centros de estudiantes y otra vinculada con el estatuto del docente, porque las condiciones de trabajo de los docentes salteños son degradantes.
–¿Cree que es posible vencer al PJ?
–En la capital creemos que sí porque es muy difícil para el justicialismo retener los votos que conquistaron en una sumatoria de quince listas contradictorias. Hay un agotamiento de las viejas formaciones políticas y un giro a la izquierda en diversos ámbitos –estudiantil, sindical–. Nos consideramos parte de ese proceso.
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