Estas igual
AJAAJAJAJ muy parecidos los apellidos !
A todo esto, en los 20 y pico de años que vivió Adolf en la patagonia, de qué equipo se habrá hecho hincha? El tipo cayó en el 45, justo un año que salimos campeones con la máquina, barrio de Belgrano, el estadio más grande, camisa blanca… creo que tenemos todos los números.
Buena info !
A no ser que haya preferido algo mas cercano y se haya hecho de la CAI o de boca de Rio Gallegos o alguno de la Patagonia que ya haya existido por ese entonces :mrgreen:
El barrio de Belgrano concentraba al 80% de los alemanes en Buenos Aires. Osvaldo Bayer cuenta que el club alemán era muy concurrido, y funcionaba como sede no oficial del partido nacionalsocialista. Vaya uno a saber qué pensaba el viejo Hiller, porque durante las primera guerra vivió en Argentina y después vuelve antes de la segunda (para no irse más).
Hoy “Driussi, Boyé, Kaprof”
Mamadera
Néstor Raúl “Pipo” Rossi
El Gritón de América
[i]De Néstor Raúl Rossi, “Pipo” para la historia “millonaria”, se dice que fue el mejor centrocampista de la historia del fútbol argentino. Lo tuvo todo: voz de mando, liderazgo, una técnica y precisión envidiables y, sobre todo, un coraje inigualable.
Pipo Rossi nació el 10 de mayo de 1905 en el barrio porteño de Parque Patricios, pero sus primeros toques a la pelota se los dio en Beccar, lugar donde creció. En Platense comenzó a deslumbrar y allí disfrutaron su fútbol en divisiones inferiores hasta que se incorporó a la quinta división del Más Grande. Pero aquel traspaso a Núñez no fue sencillo, sabedores de su gran potencial, los dirigentes de Boca pujaron por quedarse con Rossi, que finalmente desembarcó en River tras un pago de 5.000 pesos, una fortuna en aquella época por un pibe de inferiores.
Luego de un meteórico ascenso a la primera división, Néstor Rossi debutó frente a Racing y se fue ganando lentamente un lugar en el equipo más legendario del fútbol nacional: “La Máquina”. Con la tarea de abastecer a Muñoz, Labruna, Loustau, Moreno y Pedernera, Rossi supo tener brillo propio entre tantas estrellas, haciendo un trabajo de recuperación y distribución impecable.
Mas allá de sus innumerables cualidades futbolísticas, Rossi tenía una personalidad particular, se lo podía ver gritando a los contrarios, gesticulando airadamente, exigiéndole a los árbitros (en una época en la que no era nada común), ordenando a sus compañeros y haciendo gala de un humor impecable. Por sus interminables retos y reclamos, a “Pipo” se le puso el mote de “Gritón de América”.
Entre tantas anécdotas, hay una que sirve para ejemplificar sus constantes bromas: según afirma El Gráfico, en el Sudamericano del año 57, Orestes Omar Corbatta -aquel exquisito wing derecho de Racing- no soltaba la pelota, ante esta situación Rossi le gritó :“Nadie te va a llevar flores cuando te mueras”.
Este mito riverplatense falleció en 2007, a los 82 años de edad, pero dejó un recuerdo imborrable en River, Millonarios de Colombia y Huracán. Obtuvo los títulos del 45, 47, 55, 56 y 57 en River, fue tricampeón en Colombia junto a Alfredo Di Stéfano y además obtuvo las Copa América del 45 y 57 con la Selección Argentina.
Para describir su estilo de juego, vale citar una frase de Juan Carlos Muñoz que publicó El Gráfico, en la edición especial “100 ídolos de River” del año 2010: “Era de desplazamientos lentos, pero cuando agarraba la pelota ya tenía una idea titular y dos suplentes de lo que haría con ella”.[/i]
http://www.paladarmillonario.com/adn-millonario/el-griton-de-america/
“Era de desplazamientos lentos, pero cuando agarraba la pelota ya tenía una idea titular y dos suplentes de lo que haría con ella” Que genialidad de Muñoz.
Son excelentes las frases que quedaron de aquellos años dichas por jugadores
Otra memorable es la de Di Stéfano cuando le preguntaron por el mejor de la historia:
“Moreno, Muñoz, Labruna, Pedernera y Loustau”
A mi me quedó la frase del Charro porque lo criticaban por salir a los cabarulos por las noches…
‘’¿Qué me van a decir de tomar la leche? La vez que tomé leche, jugué mal’’ :lol:
Que bestia.
HECTOR DE BOURGOING
River Plate 1957-1958 - 43 partidos – 21 goles – 1 título.
Muchas cosas en común tienen en la historia de River Plate, los nombres de Alfredo Di Stéfano, Renato Cesarini y Enrique Omar Sívori. Pero si a estos apellidos ilustres le sumamos el de Héctor de Bourgoing, el espectro comparativo se estrecha demasiado. Estos 4 nombres con antecedentes riverplatenses, se emparentan en la particularidad de que a lo largo de sus carreras fueron jugadores de dos Selecciones Nacionales.
Héctor Adolfo De Bourgoing (dígase Deburguá) había nacido en la ciudad de Posadas, Misiones, el 23 de junio de 1934. Tenía apenas 19 años cuando llegó a Buenos Aires para jugar en la primera de Tigre. Los rumores de sus corridas por la banda derecha y su buena técnica con el balón jugando para Guaraní Antonio Franco, habían excedido largamente las fronteras de la patria de la tierra colorada y se hacían eco en el cuadro de Victoria, que depositó en él una apuesta a futuro. En Tigre, De Bourgoing sobresalió inmediatamente, un poco porque al Matador no le sobraba nada y otro tanto porque su estilo de juego polifuncional (también podía jugar de volante por derecha) era bien visto por Guillermo Stábile, DT nacional, quién no dudó en convocarlo para un juego amistoso ante Uruguay en el Parque Artigas de la ciudad de Paysandú. Su debut con la casaca Argentina se dio el 10 de octubre de 1956. Ingresó en el complemento reemplazando a Corbatta. Jugaría 4 partidos más.
River Plate le echó el ojo para reforzar el equipo que encararía la temporada de 1957. No la tuvo fácil el misionero porque debió cargar con la responsabilidad de hacer olvidar los goles de Santiago Vernazza, vendido ese verano al Palermo de Italia. De Bourgoing no poseía el poder de fuego de “guito”, pero se fue haciendo rápido su espacio en una estructura de equipo que ese año alcanzó la cúspide de su funcionamiento.
Debutó con la banda roja el 5 de marzo del 57 en un empate en Rosario ante Central. 7 días mas tarde convertiría el primero de sus 21 goles en Núñez, en una goleada a 5-2 a Lanús. Se complementaba bien con Prado y Menéndez y su aporte goleador -13 tantos en su primer año- lo erigieron en titular indiscutido. 1958 fue un año de grises. De Bourgoing siguió siendo un elemento clave dentro del equipo, pero River ya evidenciaba la decadencia que caería sobre sí meses mas tarde, terminando lejos de Racing en el torneo local y eliminado rápido de la Copa Suecia.
Pero claro, la historia de Héctor De Bourgoing no sería particular si no fuese por ese ítem marcado en el inicio del post. Su presente deportivo y su descendiencia marcada, tentaron al Niza francés, a incorporarlo a principios de 1959. Allí fue sin saber que comenzaba un recorrido que lo afincaría definitivamente en la tierra de sus antepasados. Calzó inmediatamente en el estilo de vida galo y en un fútbol despojado de todo tipo de urgencias. Sus números son irreprochables. En Niza jugó hasta 1963, lo hizo en 114 partidos metiendo 65 goles. Fue traspasado al Girondines de Bourdeos donde actuó hasta 1968 con 143 cotejos y 68 tantos. Su carrera se cerró en el Matra Racing de París. Allí estuvo solo una temporada con 18 partidos y 6 conquistas. Su destaque fue tal que los dirigentes de la FFF lo tentaron –y convencieron- para nacionalizarse y defender la casaca “blue”.
Su experiencia en la Selección francesa fue mas bien escueta. Solo dos partidos amistosos (enfrentamientos ante Italia y Polonia en el Parque de los Príncipes) le valieron a De Bourgoing la chance de cumplir el sueño de jugar la Copa del Mundo de Inglaterra. Debutó el 15 de junio del 66, en Wembley ante Uruguay. 7 años después de su partida, es muy difícil sospechar que cosas habrán pasado por la cabeza de este misionero cuando a los 17 del primer tiempo derrotó de penal al golero Ladislao Mazurkiewickz decretando el parcial 1-0.
Cuando le llegó la hora del retiro, siguió trabajando en las divisiones inferiores del Bourdeos, club y ciudad al que le unió un particular afecto. Falleció allí a los 58 años, el 24 de enero de 1993.
http://riverlujoypueblo.blogspot.com.ar/2010/05/aaron-wergifker.html
AARÓN WERGIFKER
River Plate 1932/1941 – 203 partidos – 2 goles – 11 títulos.
Hartos de estrangularse con su lengua en el intento de llamarlo correctamente y haciendo gala de la nunca bien ponderada practicidad argenta, los compañeros de plantel de Aarón Wergifker, allá por los años treinta, cortaron por lo sano y comenzaron a llamarlo “Pérez”, que tanto. Era un pequeño gesto de cariño y pertenencia para alguien que tenía un apellido complicado y una historia fantástica en su haber.
Aarón Wergifker nació en el año 1915 en la ciudad brasileña de San Pablo. Hijo de padres rusos, su destino quedó atado al sueño de progreso de sus progenitores, que miraron con ojos de salvación el próspero y lejano horizonte que trazaba la nueva América. No era fácil vivir en aquella Rusia pre-bolchevique, embarcada en las sangrientas batallas de la Primera Guerra Mundial y asfixiada por los últimos coletazos del régimen zarista. Sin nada que perder, los Wergifker (con Aarón en la panza de mamá) se subieron a un barco y dejaron para siempre su Vosnesenck natal. Ellos sabían que también, con la estela en el mar de ese barco que se alejaba, estaban dejando atrás su pasado.
Solo tres meses estuvieron en los Wergifker en Brasil, allí fue cuando alguien les dijo que la verdadera prosperidad estaba un poquito mas al sur de esas tierras paulistas fértiles en cacao. Buenos Aires sería entonces el puerto definitivo donde los Wergifker anclarían en su periplo, ya con Aarón en el seno familiar. Criado en medio de la humildad y la privación, el joven “rusito” fue mamando la pasión por el fútbol que en aquellos años ya ganaba Buenos Aires. Tenía apenas 18 años recién cumplidos cuando lo hicieron debutar en primera de River el 2 de octubre de 1932. Fue en la cancha de Lanús en un 1-0 ante el granate. Jugó al lado de Bernabé Ferreyra y Carlos Peucelle. No lo podía creer.
Wergifker era marcador de punta. Un taponcito petiso y fornido. Perro de presa de la banda izquierda, desprovisto de altas condiciones técnicas, pero dotado de un sacrificio encomiable para marcar, morder, y sumar para el equipo. Fue la histórica rueda de auxilio para el andar señorial de José María Minella y el vértigo superlativo del Charro Moreno. Jugó en la primera de River 203 partidos entre 1932 y 1941, siendo campeón en 11 oportunidades. Anotó dos goles con la banda roja. Uno ante Tigre en Alvear y Tagle y otro ante Atlanta en el Monumental ambos tantos para sendas victorias por 2-1.
Es, junto al español Pedro Aricó Suarez y el paraguayo Heriberto Correa, uno de los tres jugadores extranjeros que vistieron la camiseta de la Selección Nacional. Sin dudas un premio para un futbolista ejemplar, considerado por propios y extraños como un ejemplo de caballerosidad y lealtad deportiva. Quizá por eso, no cayó del todo bien que la dirigencia encabezada por José Degrossi le diera el pase libre a fines de 1941. El 29 de junio de ese año había disputado su último cotejo con la casaca banda sangre.
Pasó a Platense y allí se retiró algunas temporadas mas tarde. River Plate no le brindó ni siquiera un aplauso de despedida. Está claro que mereció Aarón Wergifker algo más que esta permanencia perpetua y silenciosa en el recuerdo de los memoriosos millonarios como el ruso de apellido difícil.
[MENTION=6385]Hexagonal[/MENTION];
Hexa, en Bordeaux recuerdan a Héctor De Bourgoing?
Hexagonal es fránces?
8|
Sí, y vive en Burdeos.
SEBASTIÁN SANTOS SIRNI
River Plate 1932/1943 - 99 partidos - 4 títulos.
Sebastián Sirni no era un tipo normal. Al menos no para la profesión que eligió desempeñar. Su historia fue una burla para los prototipos y convenciones que a menudo reglamentan ciertas actividades. Y el puesto de arquero está lleno de convenciones. Nos hemos formado suponiendo que para ser guardameta hay que ser alto, fuerte, etc, etc. El caso de Sirni, desde sus llamativos 1.64, demuestra que no necesariamente debe ser así. Porque si el del arquero es el puesto más ingrato, debe haberlo sido el doble para este tipo que apenas alcanzaba a rozar el travesaño con su salto y que fue reforzando su personalidad en base a una tozuda perseverancia por taparle la boca a todos los que decían que con ese físico no podía atajar.
Había surgido de las inferiores de Colegiales, el Club de su barrio, y si llegar a River era ya un logro, jugar en la Primera, permanecer una década y ser golero de La Máquina fue toda una hazaña. Sirni peleo toda su carrera contra la desconfianza. Allí casi siempre perdió. Muy pocas veces pudo borrar de la mente de entrenadores y directivos esa sensación de peligro inminente que brotaba de su esmirriada figura. No era para menos. Visualmente era una tentación. Entraba a la cancha y más que un arquero parecía una mascota. En la foto siempre era el más bajo, salvo que jugara Aarón Wergifker. Solo fue titular en las urgencias o en las buenas rachas, y cada vez que hubo un resquicio disponible, la dirigencia le puso enfrente un colega con mejores condiciones que él.
Siempre corrió en desventaja. Con Juan Poggi (su competencia en 1932) la lucha fue palmo a palmo. Poggi jugó más, pero Sirni fue quién se adueñó del arco en la etapa más caliente del torneo, e incluso fue el portero titular en la famosa final del Gasómetro ante Independiente, cuando River ganó el primer título profesional de su historia. La contratación de Ángel Bossio (la maravilla elástica, hombre de Selección llegado de Talleres de RdE,) practicamente lo borró por los siguientes 3 años. Encontró un hueco a mediados de la temporada de 1936 para producir lo mejor de su carrera. Entre el 36, 37 y 38, jugó 60 de sus 99 partidos oficiales, además de participar activamente en la construcción de dos nuevas vueltas olímpicas.
En 1938 el millonario incorporó al uruguayo Juan Bautista Bezzuso, de quién se decía era el mejor portero de América. A Sirni no le quedó otra que volver a comer banco. Jugó 9 partidos en 1939 y apenas 4 en 1940, tapado ahora por Antonio Rodríguez y el vasco Gregorio Blasco. En 1941 el panorama fue más sombrío aún, Julio Barrios (el sobrio primer portero de La Máquina) pisó fuerte desde su arribo y solo le dio lugar a Sirni para disputar 2 partidos en dos años. Su campaña final fue la de 1943. Jugó los primeros 3 partidos del año, el último de ellos un 3-3 ante Newell’s Old Boys en Núñez. El titular ahora era Eduardo Lettieri.
Sebastián Sirni era un arquero poco ortodoxo y no solo por su altura. Tenía un gran sentido de la ubicación que compensaba con creces su poca talla, y era un extremista a la hora de arriesgar su humanidad con tal de defender la valla. Utilizaba una amplia gama de recursos para alejar el peligro y se decía que atajaba más con las piernas que con las manos. No son muchos en la historia los que pueden contar 5 campeonatos con la banda roja (en realidad 4, si tenemos en cuenta que en 1941 no jugó ni un partido). Así y todo, los que todavía sobreviven de aquellas épocas inolvidables, se siguen haciendo la misma pregunta que invadía a todos cuando saltaba a la cancha: “¿Qué tendrá ese petiso?”.
La historia del arquero nombrado por George. Como suele suceder, viene cargada de particularidades.
Es muy lindo recordar estos nombres, que descansan durante tanto tiempo en un olvido muy cruel.
Se esta armando este thread, esta lleno de historias y jugadores que no conocía jaja
Si. Si me recuerdo bién jugaba en los años 60.