German "El Mono" Burgos - AC en Atl Madrid

Mira lo que es eso, y hay que fumarse a Batalla.

5 Me gusta

Mis mejores recuerdos de aquel arquero que ponía hasta la jeta por tapar una bocha, pero no me simpatiza ni un poco,teniendo en cuenta que sus gustos no son muy distintos a los de Simeone…supongo.
Ramon o Cocca. no hay otro muñeco dando vueltas por ahí.

Cuando era guachín y me tocaba ir al arco soñaba con esa camiseta del mono del bulldog. Creo que el primero en llevar el bulldog fue Chilavert, pero la violeta de Burgos era mas pulenta.

1 me gusta

Me jode por él.

Uno de los primeros en usar una remera con un bulldog similar fue Leopoldo Luque en el 78 o por ahí.
Lo leí en una entrevista que le hicieron en el Gráfico.
(Datos que uno cree que son al pedo pero resulta que siempre vienen al caso)

Gancedo sobre el Mono, que personaje jaja

“El Mono es un crack. Tiene una capacidad tremenda. En todos estos años ha hecho una carrera brillante al lado del Cholo. Indaga mucho, es inquieto. Es un muchacho extraordinario y muy capaz. Para un plantel, como compañero, es ideal. Te motiva, está siempre contento”.

“El día del gol de Chilavert, de 60 metros, después del partido estábamos todos en el micro esperándolo a él. Pensábamos que venía mal. Y en eso se sube al micro, hace así (se golpea el pecho) y tira: ‘No me entran las balas’. Es un monstruo”.

Y también habló de porque se fue de la dirigencia

“Me fui a los tres meses porque no coincidíamos en los manejos del fútbol amateur. Y no coincido para nada, no sólo con River, sino con el fútbol argentino, la poca capacitación y formación que hay para los chicos. Por eso preferí dar un paso al costado”.

5 Me gusta

“No me entran balas”
Para tatuartela en letra Arial tamaño 72 en el medio de la espalda.

1 me gusta

//youtu.be/JnIT840W6nk

Mirá cuando encare así a Delfino, me vuelvo loco.

2 Me gusta

Se tuvieron que levantar 6 para pararlo.

3 Me gusta

Es un Chacho Coudet 2, cuando se calme y se deje de esas boludeces vemos.

Muy buena nota que salió hoy con el Mono, de El Mundo, en una parte dice esto, hablando de River:

:heart:

“Yo con siete años jugaba de portero y de central. Había dos grupos. En uno estaban los chicos de Boca Juniors, que eran más grandes, y luego estaban los de mi edad. Si yo iba sin mi camiseta de River los más grandes me dejaban jugar. Con ella puesta no me dejaban. Ellos me hicieron más de River. Al negarme, me afirmaban… Me decían: «No, Fillol no podés ser, tenés que ser Gatti»”.

El titulo :lol:

Mono Burgos: “De no ser futbolista, me habría gustado ser mujer de futbolista”

http://www.elmundo.es/papel/historias/2017/05/07/590b1614e5fdea4b338b4696.html

5 Me gusta

Que loco lindo el Mono, tiene 2 pelotas más grandes que una casa

Cuando a [b]Germán Burgos [/b]le detectaron un tumor en el riñón, el argentino se acordó de un amigo, levantó el teléfono, llamó a José Molina y le preguntó por el estado de sus testículos.
No era para menos. Los dos conocían ya el cáncer. Los dos habían sido arqueros. Los dos habían jugado en el Atlético de Madrid. Riñón o testículos. Carne del mismo cuerpo.
-Mirá, José, esto es como te cuento: el Barbas está buscando portero y yo no voy…
Para Germán Adrián Ramón Burgos, alias el Mono Burgos, el Barbas es Dios; el cáncer es un bultito «no más»; el sentido del humor es un chándal en el que se siente cómodo; y todo, absolutamente todo, se puede explicar a través del fútbol.
Incluso el nacimiento del mundo.
Más o menos como hace Juan Villoro con las palabras introductorias de Dios es redondo: «En el principio Dios iba a la escuela y se ponía a jugar fútbol con sus amigos hasta que llegaba la hora de irse a sus salones. Aunque Dios sabe muchas cosas, quiere aprender más y hacer cosas nuevas. Un día Dios dijo: ‘Hoy trabajé mucho y es hora de ir a recreo’. Dios y sus amigos se pusieron a jugar fútbol y Dios chutó tan duro la pelota que cayó en un rosal y se ponchó. Al explotar la pelota, se creó el universo y todas las cosas que conocemos».
Así que en 2003 el Barbas estaba buscando portero y el Mono Burgos no fue.
Hoy jugamos en el merendero de su casa. El rectángulo de juego es una mesa. La alineación es, con el número uno, un asado de tira; con el número dos, vacío a la parrilla; con el número tres, chorizo criollo; con el número cuatro, ensalada de zanahoria con huevos duros; con el número cinco, un cigarrillo de Camel y otro y otro y otro… Y así todo mientras echa a rodar la grabadora.
El encuentro tuvo lugar una noche de marzo, mucho antes de que el Atlético lograra entrar en las semifinales de la Champions. Cuando ni siquiera fabulábamos un 3-0 como el de la ida. Dentro de sólo dos días -frente al Real Madrid, en un estadio Vicente Calderón inflamado y con memoria-, habrá un hombre en el banquillo. Con cara de pocos amigos. Bajo una gorra roja. Diciéndole a sus chicos qué se siente. Como si fuera un director de cine rodando la escena más delicada de su vida.
Esta conversación sólo se entiende si cuando leen una respuesta de Germán se la imaginan con acento muy muy argentino. Si se lo figuran riendo y carcajeando a cada poco como un niño pequeño y enorme. Si saben que es rata de barrio. Y si se figuran al Mono dándonos un abrazo generosísimo de oso: una animalada de hombre.
¿Cuál es el primer recuerdo que tienes de un balón?La ansiedad de querer tenerlo. Yo soy hijo único y necesitaba sí o sí algo con lo que entretenerme. Sobre todo los días de lluvia. Jugaba con todo: todo es pelota. Por eso el fútbol es el deporte del pueblo. Agarrás un papel arrugado y ya podés jugar. Una media de tu mamá… Andá a los otros deportes. Andá al tenis, andá al baloncesto, no podés… Entonces en Mar del Plata se podía jugar en la calle. Cada vez que pasaba un coche todos se paraban en el lugar, como en un mannequin challenge, y luego pasaba el coche y seguíamos. Mi padre era portero aficionado, pero se ganaba la vida como peluquero y telefónico. Mamá trabajaba en casa. Clase media trabajadora. Mi abuela siempre decía que si hubiésemos comido menos seríamos millonarios… Porque comíamos como dos familias. Mi viejo cuatro platos, yo tres… Una locura.En un equipo de la calle uno es el gordito, otro es el que lleva el balón, otro es el que chupa mucho… ¿Tú quién eras?Yo con siete años jugaba de portero y de central. Había dos grupos. En uno estaban los chicos de Boca Juniors, que eran más grandes, y luego estaban los de mi edad. Si yo iba sin mi camiseta de River los más grandes me dejaban jugar. Con ella puesta no me dejaban. Ellos me hicieron más de River. Al negarme, me afirmaban… Me decían: «No, Fillol no podés ser, tenés que ser Gatti».De no haber sido futbolista, ¿a ti que te habría gustado ser?De no haber sido futbolista a mí me habría gustado ser mujer de futbolista [Risas].¿A qué edad ves que te vas a dedicar a esto?Ya de pequeño. Salí campeón de todo. Mi madre no quería que fuera: no que lo van a pisar, no que lo van a lastimar. Lo de ser hijo único. Los clubes me venían a buscar pero yo tenía que terminar el colegio. Ferro [Ferro Carril Oeste] en esa época tendría 56.000 socios. Impresionante. Y vino a por mí, yo tenía 15 años. Mi vieja lloraba y lloraba y lloraba porque no quería que me fuera. La distancia entre Mar del Plata y la capital federal eran 400 kilómetros. Mi viejo me dijo: «Por mí andáte…». Pero la cuestión era qué hacíamos con la gorda… Entonces, con el pasaje en la mano, lo rompí. Le dije: «Llorá este año, vieja, al año que viene me voy».Y te fuiste.Claro. El vicepresidente estaba leyéndome el contrato: «El jugador tendrá un departamento de tres ambientes [estancias], bla, bla, bla». Y mi padre salta por detrás: «Con uno de dos está bien». [Germán se queda callado y abre los ojos] Yo lo miré y quería matarlo. El viejo me comió un ambiente. Yo le pregunté que por qué. Antes de amasijarlo y hacerle un bollo de papel, me dijo: «Se me escapóoooo». Después vino a dormir. Y yo tenía una habitación, el comedor, una cocina, el baño y el balcón. Entonces le hacía dormir en el sillón: «¿Querés descansar? ¿Te duele la cintura? Ramón, viejo, te toca el sillón. Eso es porque me sacaste un ambiente».¿Desde cuándo conoces al Cholo?Yo creo que desde toda la vida. Estuvimos ocho años comiendo así como estoy comiendo con vos, juntos. En el Atlético de Madrid. Y de entrenador. Yo levanto la vista y ya sé lo que va a decir, por qué está preocupado. Y él conmigo igual. Es una simbiosis importante.¿Quién es el activo y quién es el pasivo?El papel de primer y segundo entrenador es como esos dúos de las películas de éxito. Como Robert De Niro y Joe Pesci…O como Bud Spencer y Terence Hill.Exactamente. Si va uno, el otro aguanta… [se ríe] Mirá, los dos somos de carácter fuerte. Pero mi función es equilibrarlo a él. Liberarlo de dudas, de ansiedades. Yo no dudo. Nunca. Cuando vas con la verdad por delante no dudás. Mi papel es decirle la verdad: están para jugar éste, éste y éste.¿Hay algo especial en ser del Atleti?Hay muchas cosas, ¿viste? Para mí era como el Racing Club de Avellaneda. Un club grande que ha descendido, que ha sido intervenido, que ha sido campeón del mundo… Yo entendí lo que era el Atleti cuando estaba en Mallorca. Veo un partido Leganés-Atlético de Madrid. Primer año en Segunda. Y veo cómo la gente iba por Butarque como una riada increíble. Y se me puso la piel de gallina [levanta la manga del jersey: la tiene de gallina]. Y yo mirando el televisor me decía: «Yo quiero jugar ahíiiii»… Nuestra afición alienta al equipo aunque pierda. Yo veo campos en los que empiezan: «Hola, fondo norte… Hola fondo sur» [Ridiculiza con la voz]. Y me digo: «Ay, ay, ay [Se lleva las manos a la cabeza]. Si van perdiendo, qué van a cantar entonces…».Lo primero que llama la atención al entrar a la guarida que Germán tiene en su casa es que el segundo entrenador del Atlético de Madrid pueda estar viendo tres partidos a la vez. Uno es el Tottenham-Gante. El otro es el Villarreal-Roma. El otro es uno del Deportivo.
No sabemos cómo lo hace pero se entera. Como si esto fuera la torre de un controlador aéreo y él estuviera allí sentado delante -tomando notas, dando paso a un Boeing- para que no choquen unos aviones con otros.
«¿Viste al 14 cómo no tapa la línea de pase?», nos pregunta. «¿Qué 14?», contestamos. Germán nos mira extrañado.
¿Qué has aprendido de gente como Carlos Griguol [entrenador argentino] o como Luis Aragonés?Son iconos. Carlos fue esencial en mi adolescencia. Te vas a vivir solo, muy joven. Y vas mal si no tienes un tipo con ese criterio que te diga: «Muchachos, no se compren un auto con la primera plata; cómprense un apartamento». Los que no le hicieron caso a Griguol o a Luis no llegaron… Los dos eran cerebrales, Carlos más risueño, Luis había días que sólo emitía ruidos y tú tenías que interpretarlo.Te llamaban Cabezón, Gorila, luego Mono…Mis amigos me llaman Cabezón, ¿viste? En la bocha [cabeza] que tengo me cabe un ordenador entero de la NASA. Gorila me lo puso Griguol, al que le tendrían que hacer una estatua. Me dijo: «Tú eres grande como un Gorila». Y de ahí pasamos ya a Mono.En una entrevista te preguntaron qué echabas más de menos de tu etapa de futbolista: dijiste que el insulto.Claaaro. Puteáaaame de una vez, basta de abrazos y basta de besos… [Levanta la voz] No quiero sacarme fotos contigo, puteáaaame. Dejáte de joder, es la vida. [Sigue con el tono alto] A mí me han dicho de todo, me daba la vuelta y le hacía cositas al público. Hasta que una vez me di la vuelta en la Argentina y me tiraron una botella llena de orines… Yo noté que había varios… Una botellita me comí… Yo he probado la lluvia dorada [risas].Año 2014. Lisboa. Minuto 93. Se hace de noche. ¿Qué recuerdas?Dije algo importante, pero no te lo puedo decir.Bien.Fue algo importante que le dije al Cholo. Algo que fue importante de ahí en adelante… Yo no hablo mucho después de los partidos. Trato de callar, de no alterar, me voy. Pero ese día dije algo importante. El partido continuaba. Iba 1-1. No había terminado. Yo necesito de un pesimista a mi lado para vivir [risas], soy un optimista nato. No puedo llevarme por emociones de jugadas. Yo estoy pensando, anotando, no me puedo llevar por la emoción. El Cholo tiene una manera de vivirlo en la que salta, patea, hace así con la gente. Yo tengo que complementar eso, el arquero tiene que ser frío, ¿entendés lo que te digo?¿Te dolió más Lisboa o Milán?[Piensa mucho] Las dos… Las dos, las dos. Pero es el mismo efecto que cuando sales campeón, sólo que al revés: en mí no dura nada.¿Has llorado alguna vez tras un partido?No.¿Tienes pensado viajar a Cardiff [sede de la final de este año; la pregunta le fue formulada en marzo]?Mirá, te mentiría si te dijera que no está en la mente el tema. Siempre está. Pero estamos acostumbrados a mirar sólo lo que hay delante. El objetivo está, pero para sacar los pasajes todavía no.Supongo que ganar o perder es una chorrada al lado de cuando uno escucha que tiene cáncer.El otro día una señora mayor me recordaba lo que le dije cuando a ella le contaron lo de la enfermedad. Le dije: «No te cagués, enfrentáte al espejo y décile al que tenés delante que vas a ganar». Me miraba la señora. Ya tiene pelo y todo… A mí me viene mucha gente con cáncer. La gente quiere esperanza. Que alguno salga. Cuando estás del lado de los blancos, con la bata blanca, es complicado. Cuando te llevan al quirófano y ves las luces, y te dice el camillero, como me dijo a mí: «Aquí el que te va a operar es del Madrid, eh». Complicado, complicado.¿Pasaste miedo?Yo no. Al contrario. Me escapé de la Clínica Cemtro, no terminé la recuperación, iba con el suero para arriba y para abajo. Uno de los pibes, por el pasillo, me dijo: «Te agradecería que fueras a ver a mi papá, le quedan horas, es del Atlético de Madrid, si le puedes decir algo». Fui, me senté con él, hablamos, en ese momento te sientes alguien.¿Sigues llevando el reloj de cuando entrenabas al Carabanchel?Lo tengo ahí. Fue una etapa maravillosa. En 2011. Uno cuando es apasionado en el fútbol en la vida es igual. Yo me iba a medir los campos de los rivales. La gente me conocía: «Este se perdió, ¿qué está haciendo acá?, ¿te ayudamos a llegar a la M-30?» [se parte de risa].¿Hay algo más allá del fútbol?Difícil… No me gusta nada que no sea fútbol… Llévame a un partido de tenis, te estás meando y no puedes salir, pasa un avión y no se juega, no puedes hablar ni fumar… Eso son todo problemas para el espectador. Imagináte el baloncesto: los tienen cuatro horas encerrados allí y cuando salen no saben si se hundió el subte [metro] o hubo una Guerra Mundial. Luego se cae uno al suelo y sale un tipo con una bayetita a limpiar… Dejáte de joder. El hockey, por ejemplo. Más en concreto el portero de hockey, a su mamá: «¿Y no me venís a ver?». Y esa mamá va. Y al final el hijo le dice: «¿Cómo me viste?». La mamá: «Pero si no te vi… Con la máscara, ese casco…». Noooooo.El Mono tiene buen saque, unos dedos que parecen morcillas, cuatro perros, una cacatúa que dice cosas y un montón de anécdotas que cuenta como nadie.
Aquí va una.
Fue en una pretemporada con el Mallorca. Terminado el entrenamiento, el preparador físico, el Profe Jesús Paredes, se dirigó a Luis Aragonés.
-Míster, ¿quiere decirles algo a los chicos?»
Y Luis, bromeando como sólo él hacía, suelta.
-Los jugadores que nombró el Profe que vayan a la ducha… El Nanu Soler y el Mono Burgos se vienen conmigo al casino.
A Germán se le iluminan los ojos contándolo. Entre la memoria y el agradecimiento de lo vivido.
¿Hay algo que hagas especialmente bien?El amor [risas]. Y eso ponélo por favor.¿Cómo se sale de la alcantarilla?No sé. Logré hacerlo una vez. No creo que ahora [se toca la cintura] pudiera volverlo a hacer. Ahora me quedaría atrancado.¿Crees en Dios?Hay algo. Me encantan los marcianos. Pero no le dan bola a los marcianos… Yo fui a misa hasta que tenía que ir, cuando vi que en la iglesia mía el agua bendita la sacaban de la canilla [el grifo] con 14 o 15 años. Luego del Vaticano me echaron. Porque dije por hacer una gracia que el Papa Juan Pablo II jugaba con dos comodines [se refiere a la guardia suiza] y se empezaron a reír todos los chicos del equipo. Ja, ja, ja y ja, ja, ja… Me echaron y fue mejor porque así me fui a fumar… Y luego te tengo que decir que me da mucho miedo lo que hay detrás del Papa…¿Las intrigas?¿Qué intrigas…? Nooooo. Te hablo de las figuras que hay detrás del Papa en la pared cuando se sienta a hablar con la gente. Ahí hay unas figuras atrás que no me gustan nada.¿Qué te parece el nuevo escudo?Nadie piensa en el oso, ¿viste? El oso come más ahora. Antes comía de un costado y ahora come de abajo.¿Cuál es el peor de los pecados?El peor de los pecados es la traición.Di Stefano: «Un entrenador que sepa fútbol puede colaborar a lo sumo en un 10% para conseguir un triunfo; si no sabe, perjudica a su equipo en un 40%».Yo pienso que un buen entrenador hace que la bestia se mueva sola. Mediante las ideas.¿Quién dijo: «Si alguien cree que no puedo romper una pared con la cabeza se equivoca»?Hacedme una multiple choice [bromea]… A lo mejor la dije yo.Fue Simeone.El es Tauro y yo Aries, así que… Yo creo mucho en los signos. Mis amigos mejores son Tauro.Alfonso Guerra decía que él era un buen número dos porque nunca había querido ser número uno. ¿Tú querrías ser número uno?Seguramente.Entonces no eres un buen número dos…De los números dos soy el uno [se ríe]…¿Te gustaría entrenar al Atleti?Invariablemente. Y, si se tiene que dar algún día, se van a dar las cosas naturalmente.Terminada la entrevista, cuando estamos charlando junto al coche en una prórroga, la lluvia pita el final y entonces nos despedimos para no mojarnos.
Germán nos estaba hablando de la importancia de Godín («si él está bien, el equipo está bien»). Nos contaba aquella anécdota de Maradona y el Rolls. También nos decía que iba a ir a Cádiz en cuanto pudiera para ver a Carlos Gómez Matallanas, un jugador que tuvo en el Carabanchel y que ahora está inmovilizado por culpa de la ELA.
Y entonces llovió. Con la ventanilla bajada, le escuchamos añadir una cosa:
-Bueno, es que un buen entrenador nunca abandona a sus jugadores.

Feliz cumple Mono querido !!

[TWEET]985937692331511808[/TWEET]

2 Me gusta

Tuvo cáncer y anda fumando el hdp??

[quote=“Santiago_88, post:115, topic:104637”]

Tuvo cáncer y anda fumando el hdp?
[/QUOTE]Lo que no te mata te fortalece (?)

2 Me gusta

Feliz cumple idolo, se te quiere mucho.

Gallardo salió campeón de la libertadores jugando así. Y los partidos claves que jugó desde que es el DT de River tmb los hizo así y le fue bien.

UN GRANDE DE VERDA!

1 me gusta

Si fue de riñón no creo que haya tenido relación con el pucho.