bueno, abro este tema para que podamos compartir frases, declaraciones, y comentarios (anecdotas) de nuestros Ídolos (desde los Labruna hasta los grandes tira bombas como el chacho coudet :P)
pero bueno, arranco con el Charro Moreno, a quien le decían “el chueco” y “el poeta de la zurda”
Moreno nació en La Boca el 3 de agosto de 1916, en una familia humilde y trabajadora; se crió en los alrededores de la Bombonera, uno de sus grandes amores, que de reojo lo veía patear en los potreros de la calle Brandsen. Era un pibe todavía cuando se ganaba unos pesitos ayudando en un lavadero que se encargaba de la ropa de los marineros extranjeros que llegaban al puerto; un día, en la puerta del negocio, vio pasar a dos de sus ídolos boquenses: Domingo Tarasconi y Roberto Cherro. Estaban recién bañados y con el pelo engominado; parecían artistas. “Quiero ser como ellos” dijo
Se fue a probar a la 5a de Boca y en la práctica metió dos goles. El directivo a cargo lo mandó a su casa; el pibe no entendía nada. La decepción, la tristeza y la angustia del fracaso no lo amilanaron. “Se van a arrepentir, ya van a ver”, le gritó en la cara al verdugo .
Apenas unos días después, su padre le consiguió un trabajo en El Gráfico, doblando pliegos y archivando material. Parecía que allí terminaba su sueño de futbolista; sin embargo, en la revista conoció a Tito Sánchez, que lo llevó a probarse a River aprovechando sus contactos. Atrás había quedado un vano intento por convertirse en boxeador profesional (lo hizo como amateur), cuando un cross de derecha le dejó la nariz mirando para allá , característica que arrastró el resto de su vida (supongo que a Buonanotte le paso algo parecido :mrgreen:).
Luego vino lo conocido: de la cuarta especial a primera. Debutó en una gira por Brasil, contra Botafogo, en Río de Janeiro (ganó River por 2 a 1). En el segundo partido, contra Vasco da Gama, con dos frases Moreno ya había dejado boquiabiertos a sus experimentados compañeros. “Tranquilos muchachos, que a éstos les hacemos cinco. Mirá lo que es el que me tiene que marcar, es muy feo el negro, lo voy a bailar”. Ganó River 5 a 1, con un gol suyo. Corría 1935.
Llegaron sus gambetas, sus cabezazos, su capacidad estratégica, su habilidad, su potencia, su estampa goleadora, La Máquina. Su consagración. En los dos primeros torneos que jugó, River fue campeón y Moreno el goleador, aún por sobre Bernabé Ferreyra.
Enamorado de Buenos Aires, amante de la noche, fiel al cabaret y casado con el tango. (QUE IDOLO!)
Una vez dijo: “El tango es el mejor entrenamiento: llevás el ritmo, lo cambiás en una corrida, manejás todos los perfiles, hacés trabajo de cintura y de piernas”. Hasta se coló como galán en el film “El Crack”, enamoró a miles de mujeres y se codeó con el jet set mexicano cuando desparramó su fútbol por tierras aztecas. Era un dandy.
Como todo ídolo tenía detractores; le decían fanfarrón, bocón, hasta poco hombre. “Le falta chapa, no es caudillo”, era el concepto de moda por aquellos tiempos entre los anti-Moreno. Los silenció mostrando su guapeza, cuando fue necesario, con los puños. Como en 1947, cuando en la cancha de Estudiantes se peleó mano a mano con los hinchas platenses que habían invadido el campo de juego para agredir al árbitro. O como en el año 47, en la cancha de Tigre, cuando le tiraron una piedra desde la tribuna y sus compañeros sólo se dieron cuenta cuando entraron en el vestuario y vieron la sangre en la camiseta. “¿Para qué me voy a hacer atender antes?, ¿para darles el gusto a ésos y que después canten por ahí que se la dieron a Moreno? °No viejo! Cuando me atiendan en la cancha es porque me van a sacar en camilla”, les dijo el Charro.
Vivió la vida como muchos sueñan, pero pocos se animan. Sacando pecho, enfrentándose a todo y a todos. Fue galán dentro y fuera de la cancha; ganador por donde se lo mire. Acá, en México, en Chile, en Uruguay, en Colombia y en cualquier parte. Los años demostraron lo que fue Moreno como jugador y como persona. Le dijeron que no servía y siguió; lo criticaron y los calló. Seguramente, el 26 de agosto de 1978 murió de la misma manera en la que vivió: orgulloso y sonriente. Fue, después de todo, un crack.
y ya que lo nombre al gran Bernabé Ferreyra busque un poco tambien… y dejo otras…
“Pegame, si querés… pero por lo menos sacate la medallita…” (a un defensor que llevaba una medalla de la Virgen de Luján en el cuello y que se cansó de pegarle)
“Viejo, por favor, repartí un poco. Todas a mí, no…” (al defensor Chiarella que pegaba a mansalva, éste al rato pidió que le cambiaran la marca porque le daba vergüenza).
“La culpa la tiene Watson Hutton por haber inventado el fútbol” (en el vestuario después de un partido en que lo había golpeado demasiado).
“Para sentir la pelota, para jugarla bien, no hay nada mejor que el pie descalzo” (jugaba con un calzado diseñado especialmente para él)
“Más fuerte!, más fuerte!, más fuerte!” (grito permanente de sus hermanos para hacerlo practicar tiros al arco. Siempre entrenó su tiro y sus hermanos se habían comprometido a convertirlo en el jugador con pegada más fuerte del pueblo).
Un periodista del diario Crítica lo bautizó como La Fiera porque al salir de la cancha escuchó a un pibe que le preguntaba al padre ¿Qué te pareció Bernabé? “Bernabé no es un hombre, es una fiera…”
El glorioso Bernabé casi se llamó Gregorio, su abuelo peleó hasta último minuto para que su sexto nieto llevara su nombre pero finalmente el padre decidió ponerle su nombre (¿las anteriores peleó con su mujer y no tuvo éxito?). ¿Cómo sonaría el grito del estadio si no hubiera sido Bernabé? Gre-go-rio… Gre-go-rio… No suena…
Pedernera contaba “Estábamos en Rosario y en eso se le apersonó Carlos Gardel, nada menos y le dijo: ‘así que vos sos la Fiera…quería conocerte’, y Bernabé le contestó ‘No, maestro, la fiera es usted cuando canta…’”.
“Antes que el fútbol me deje a mi, prefiero dejarlo yo”. (La tarde de su despedida en el vestuario).
“Como jugador fue excepcional porque por su valentía y sus cañonazos obligaban a los rivales a cuidarlo el doble. A nosotros se nos hacía más fácil jugar. Como hombre valió más aún. Ganó la plata que quiso pero nunca se preocupó por cuidarla. La dio a manos llenas, sin reclamar nada. Cuando te daba la mano, uno sabía que tenía en él a un amigo para toda la vida” (frase de su amigo José Manuel “Charro” Moreno).
“Me preguntan porque no entro al área? ¿Para qué? Yo le cruzo a Bernabé 3 pelotas y él clava 2…” (el delantero Pedro Lago).
“No le den el costado; márquenlo de frente…” (Fortunato, entrenador bostero… que fácil, no?)
“Minella me dio la pelota, busqué a quien dársela y no encontré a nadie. Avancé unos pocos pasos, volví a buscar y tampoco encontré compañeros desmarcados. Y, ¿qué queres que haga con la pelota? La tiré al arco y fue gol… desde media cancha…” (después de un incomparable gol ante Chaca)
“Le ofrezco la dirección técnica del equipo…” (Liberti a Bernabé)…”Le agradezco pero no puedo…” “Aunque sea acepte el mismo puesto en las divisiones inferiores…” “Mi ciclo en el fútbol se terminó en el partido contra Newell’s. Bernabé no existe más. Llegó el momento de cazar y tomar unos amargos en Rufino…” “Bernabé, ¿que puesto quiere en el club? Usted no se puede ir así…” “Cuando vuelva usted me dice donde el club necesita a alguien y tomaré ese puesto como uno cualquiera porque el Gran Bernabé no existe más…” (luego de unos años se radicó en Buenos Aires y fue un empleado más hasta su jubilación). -ESTA ES BUENISIMA-
Su debut en la selección fue muy malo pero nunca quiso decir que esa mañana había donado medio litro de sangre para su hermana.
Jugaba sin canilleras ni algodones, quería tener el mayor contacto posible con la pelota. Había hecho fabricar una media especial de seda y sus zapatillas eran de una cabritilla especial (para que fueran más livianos y sintiera los pies desnudos) y los tapones distintos al resto (necesitaba estar firme a la hora de sacar el remate).
Mojaba la pelota y se hacía todo un ritual para que la pelota fuera una bomba cuando se jugaba de local.
Quería jugar los días de lluvia porque la pelota pesaba más y duplicaba su potencia
En el contrato exigió que su lugar de residencia fuera Rufino con la exigencia de venir a capital solo los fines de semana. Necesitaba “oxígeno”.
Hizo 201 goles en menos de 200 partidos, en 1932 hizo 43 goles (históricamente solo superado por Erico, en ese torneo el segundo hizo 25),
Debe ser el jugador que más gravitó en las recaudaciones en la historia del fútbol argentino.
Iban a verlo desde el presidente hasta la gente de los pueblos cuando las rutas eran de tierra y las distancias se contaban por horas.
Conocía sus limitaciones, no era lujoso ni habilidoso pero con esmero logró destacarse y convertirse en único dentro de la cancha; afuera solo buscaba ser uno más del pueblo de Rufino.
Era noctámbulo y fumador empedernido, salía con Moreno y Cesarini entre otros pero el casamiento lo asentó. Nunca aprovechó su fama y logró vivir en familia y con sus amigos de toda la vida.
Un jugador diferente y único que tuvimos la buena dicha que haya vestido el manto sagrado. Una lástima que no haya la cantidad de imágenes que nos hubiera gustado conocer.
espero que les guste, para distraernos un poco de tanta mersa en este nuevo milenio