Los hinchas de River deberiamos aspirar kilos y kilos de poxiran hasta matar el 99% de nuestras neuronas para recién, idos de nosotros mismos, alienados de todo raciocinio y despojado de toda vergüenza podamos rebajarnos intelectualmente al nivel de Riquelme y los bosteros, sólo así podremos entenderlos en su falaz mitómana felicidad.