El héroe inesperado
Facundo Affranchino, un pibe que sólo lleva cinco partidos en Primera, fue el que hizo que el equipo de Astrada no perdiera el último tren. Olé te cuenta cómo surgió el volante que definió para el 1-0 final.
¿Y quién lo esperaba? El pibe de Paraná hizo ruido enseguida. Con sólo cinco partidos en el lomo y en una situación no demasiado alentadora en River. Justo cuando las papas quemaban fue que el semillero soltó, beneficioso, el alarido de un juvenil que se presentó allá por el 2007 vs. Huracán. En aquel entonces, Daniel Passarella le ponía la mano en el hombro y hacía que debutara en la Primera.
Su equipo perdió 2-1 y, hasta la temporada que viene no pisaría el verde césped participando del primer equipo. Leonardo Astrada, en este River al que lo aprietan los números, lo tuvo en cuenta para el partido con Gimnasia y Esgrima La Plata este mismo campeonato, haciendo su ingreso por el paraguayo Rojas a los 32’ del segundo tiempo. El pibe entró y cumplió sin hacer barullo. River se llevó un merecido empate.
San Lorenzo era la última parada para que el equipo del Negro tuviera un despegue y aquel muchachito morocho y de peinado extravagante se debía una victoria. Tal fue la misma que Canales, ese optimista que llegó para besar redes, dejó el egoísmo y se la descargó limpita para que se la mandara a guardar a Migliore. En tiempos de históricos que se deslumbran con los Villalva, Funes Mori y Mauro Díaz, la paradoja fue Facundo Affranchino