Todo por culpa de @Wagner (?
Un gran productor que empleaba a discapacitados, homosexuales, gordos, extranjeros, viejos, jóvenes, la verdadera inclusión. Total injusticia su encarcelamiento
Gran final omniversal el del King of Voxed! Better Call Saul quien te conoce? Hasta los re huevos!
Edicion de calidad.
A ver, de nuevo YA!
Anotá Vince Gilligan, lo podés poner a Odenkirk para que haga la biopic de Chadoca kjj
alto objeto contundente
aca una buena cronica , me siento muy identificado
Ciudadanos / Nostalgias cordobesas
El misterio de las galletitas
Insípidas. Sólo los más hambrientos se animaban a estas galletitas.
Las masitas que ningún niño quería comer eran esas con forma de animalitos.
Si nos detenemos en los detalles de una foto de cualquier final de una fiesta infantil de cumpleaños de la década de 1970, vamos a encontrar, indefectiblemente, un detalle inquietante. En medio del desorden que deja la alegría de compartir una mesa con amigos, tras devorar con complicidad las delicias ofrecidas por la madre de turno, aparece sin falta, en cada una de las instantáneas, un extraño sobrante: unas galletitas que ninguno de los asistentes quiso comer.
Este curioso misterio me fue revelado por el profesor Ceballos y el doctor Zalman, dos filósofos que asesoran con frecuencia a columnistas de este diario y que me hicieron notar que esa rareza era digna de ser tratada en este espacio sabatino. Como forma de merecido emolumento por compartir su valiosa observación, los invité a comer unos lomitos tradicionales, de esos que sirven más allá del CPC de avenida Colón, con la intención de ahondar más en el descubrimiento y tratar de encontrar una explicación.
Tras apurar el banquete, nos encargamos de la cuestión y llegamos a una conclusión que seguramente dejará a usted con la misma satisfacción que encontré yo aquella noche.
En la década de 1970, todas las madres incluían en su oferta de cumpleaños una buena cuota de galletitas surtidas. Por entonces, no venían en los coloridos paquetes que hoy se consiguen, sino en esas latas cuadradas con un vidrio redondo, desde las cuales las despachaba el almacenero, sueltas y por peso.
Como guardan alguna similitud, es casi seguro que el comportamiento de los niños de hoy frente a un plato de esas masitas es similar al que teníamos nosotros cuando chicos: primero se comen las más ricas, luego las intermedias y, por último, si aún persiste el hambre, las menos agraciadas. La diferencia, y aquí el detalle del que nace el misterio, es que los cumpleañeros de hoy y sus invitados se comen todas, no dejan ninguna. De las rellenas pasan a las azucaradas, de estas a las de chocolate y a las de coco, para finalizar la faena con esas indefinidas, de las que obtienen un buen sabor.
En la década de 1970, la secuencia era idéntica, pero el final distinto: aparecía una variedad que ningún chico tocaba. Ajustamos una lupa sobre una foto de un cumple de 7 años, aportada por el doctor Zalman, y se iluminó nuestro entendimiento. Allí estaba el motivo: las masitas que ningún niño quería comer eran esas de animalitos que venían acompañadas con unos huevos de color.
El diagnóstico fue contundente: esas galletitas eran incomibles. Las de animalitos no tenían gusto a nada, mientras que morder uno de esos huevitos insípidos podía acabar con tu mandíbula.
Es una lástima que los fabricantes hayan demorado tanto en darse cuenta y dejarlas de fabricar, porque, para saber que algo es tan feo como para llegar a la definición de incomible, antes hay que probarlo, y esa es una experiencia traumática que compartimos las generaciones de los cumpleaños en los que sobraban galletitas en los platos.
ajajajaajaj qué manera de jijearme con los últimos 20 comentarios!
Dejo esto y me voy a llorar desconsolado como mina recién enamorada porque fue el postre más rico que probé en mi vida y de un día al otro desapareció
La mejor publicidad de este pais
Que carajos tenía esa mierda? Anda a a saber , pero era el mejor postre que nuestras viejas nos podian dar , uma delicia
Que grande Dicky del solar
Estará haciendo castings para mil días de prisión allá?
Quisiera volver en el tiempo y revivir esas tardes con mis amigos después de jugar a la pelota sin poner un mango, sentados en la vereda, tomando un naranjú. Los mejores momentos de la vida
Desde ya que si, por supuesto que si.
Éramos felices, más no lo sabíamos