Apertura 1999 - Fecha 19: San Lorenzo 2 - River 2
Formación Inicial:
Bonano; Lombardi, Trotta, Yepes, Placente; Pereyra, Astrada, Gancedo; Aimar; Saviola, Angel.
el 1-0 de Guille Pereyra
el 2-0, Saviola de Penal, con el que sale goleador con 15, dejando a Palermo 2do (con 14)
Ramao diciendo: “Para vos [MENTION=34064]Santiago_88[/MENTION], tomá pibito!!!” :mrgreen:
“ya se acerca nooochee bueeeenaaa… ya se acerca na-vi-daaaad…!”
RIVER CAMPEON: EMPATO 2 A 2 CON SAN LORENZO Y FESTEJO EL TITULO NUMERO 28
La fiesta de River retumbó en el Nuevo Gasómetro
Pereyra y Saviola, de penal, marcaron los goles del campeón. El local igualó con tantos de Romeo, el último también de penal. El partido estuvo suspendido 12 minutos por agresiones.
HECTOR HUGO CARDOZO (Clarín)
River está latiendo. Otro momento de gloria, avalado por la inexorable sentencia de los números. La costumbre de un grande, al que respalda su historia, tan rica y tan cara como el fútbol mismo. Un título más para la galería, el adorno extra para un final indiscutible que cabalgó entre la pasión genuina y los estímulos mediáticos. Y, en esa rara y curiosa mezcla, la felicidad. Y se sabe la felicidad no se discute, se siente. River se apropió de ese derecho con toda legitimidad, mientras no se demuestre lo contrario. Y al bajar la persiana de este campeonato, arriba de todos, River. El cierre de River campeón, combinó pasión, alegría, desenfreno, un retrato fiel del contorno en esta época y un partido más fiel todavía a la realidad del juego de nuestro fútbol: los destellos de lo que saben que hacer con la pelota y un marcado voluntarismo general, que no desequilibra ni atrapa por su jerarquía.Hubo un arranque prometedor y una culminación tensa. River le hizo honor a su tradición yendo a buscar con decisión el triunfo, al principio.
En cuatro minutos Ramírez le negó a Saviola el grito. Excelentes intervenciones del arquero local: en la primera desvió un disparo franco del pibito y en la otra, se estiró a su izquierda y mandó la pelota al corner, tras un tiro frontal. Y claro, se vino el después. Fue el turno, largo turno, de los volantes de San Lorenzo y el control de balón. Tuzzio amagó con ir por el medio y enseguida se ubicó como barrera para las posibles excursiones de Placente. Estévez se junto con Netto, Michelini (perseguidor implacable y efectivo de Aimar), Romagnoli, Ervitti y recargaron la tarea de la endeble dupla formada por Lombardi y Pereyra. Pero surgió una cuestión que marcó al enfrentamiento: todas las maniobras de San Lorenzo tuvieron el sello de la horizontalidad. Buenas asociaciones, que dejaron a la intemperie a Gancedo y arrastraron a Astrada, pero mucho enamoramiento de la pelota sin eficacia. Por eso, en una sola oportunidad Bonano corrió riesgos; pase profundo de Romagnoli a Romeo y rápida cobertura de Tito contra el nueve. River, vía Aimar, cuando pudo huir del ahogo de Michelini, prefirió las maniobras verticales, directas, aunque Angel se evaporó frente a Ameli y Ortíz y Saviolita no pudo poner la segunda, por más que lo intentó respetando su estilo. Desarrollo lento, emociones escasas, gritos permanentes de la gente, un resultado adecuado. Pero el jugador que dispone de un plus, siempre lo puede usar. Aimar metió un derechazo casi perfecto, la pelota rebotó contra el ángulo izquierdo, Angel, tras el pique, devolvio el balón hacia el arco y Pereyra picó, la encontró justa y puso el frentazo goleador. Nada que ver, poco que ver.
Circunstancia del juego bien aprovechada, para simplificar. en la primera jugada del complemento, encaró Aimar, lo cruzó Ortíz, Elizondo compró, penal. Saviola puso, con una esplendida serenidad, un 2 a 0, generoso, muy generoso.Se repitieron las escenas. San Lorenzo yendo, buscando la maniobra fina, pero sin poder entrar, por la solvencia de Yepes y el frontón que armaron los demás. Romagnoli, Estévez, gambetearon y rebotaron o no encontraron el resquicio para habilitar a Romeo. Una y muchas veces. A River le costó, excesivamente, generar algún contraataque. Se apretó con el resultado. Y la mejor prueba fue el ingreso de Sarabia por Pereyra. No apostó a un fútbol campeón, apostó a ser campeón dejando al fútbol en Aimar o Saviola. Bombas que explotan, el gobierno de la intolerancia, la histeria ciega. De la mayoría, porque a las bombas las tirarán unos pocos, pero la respaldan graciosamente el grueso de los que están, en este caso de San Lorenzo. Calma forzada, Ameli y Tuzzio parlamentan con los más exaltados. Volvió a rodar la pelota y todo siguió igual. Mantuvo San Lorenzo su forma, River lo mismo. Hasta que le acertaron una cesión a Romeo y Romeo la embocó, a diez minutos de los 45. Creció el nerviosismo, se elevó un poco la temperatura del juego y Elizondo puso la pizca que faltaba, Romeo voló con Sarabia atrás, penal. Romeo, gol. San Lorenzo emparchó su imagen. Y River sufrió apenas sesenta segundos, porque el árbitro lo terminó a la hora justa.Y surgió, al menos por un momento, la alegría genuina, la que conmueve por su nobleza. La que no descansa sobre los desgracias ajenas. La alegría. Esa alegría de los jugadores, de Ramón, de la gente que fue a disfrutar. La verdadera. La que se merece River, por su origen exitoso y el presente vencedor. Porque así River es más campeón. Y le hizo un guiño a la tradición más pura.