Qué gratificante ver el tremendo éxito que tuvo la bitácora, gracias por las respuestas. Hijos de puta.
El segundo día fue mejor que el primero. Nos levantamos muy temprano, desayunamos y fuimos en auto hasta Quila Quina, una distancia de casi 20km. La mitad en asfalto (ruta 40) y la otra mitad por camino de tierra y piedras, subiendo y bajando por las montañas. Como muchos de estos caminos están inmersos en el bosque, a veces es complicado no dudar en las bifurcaciones porque no está todo óptimamente señalizado, aunque con la guía que está en la web de SMA.gov y Google maps (que casi nunca agarraba señal, salvo en la ruta) pudimos pilotear la situación. La recompensa fue excelente: nos encontramos un muelle y un balneario bárbaro, con el agregado de que nos tocó otro día sin una puta nube y casi 25°.
Por alguna razón antes de las 12 del mediodía no hay nadie, así que nos sentamos en la orilla del lago de aguas transparentes, con las montañas de fondo y los bosques rodeándonos. Estábamos completamente solos salvo por un personaje inesperado: un perrito muy juguetón que nos acompañó durante todo nuestro recorrido por el lugar. Vaya a saber quién era el dueño.
De la playa fuimos hasta Arroyo Grande, bordeando el lago y sacando muchas fotos, algunas con el perro como uno más del grupo, casi guiándonos hacia dónde ir. Llegamos a un puente y decidimos volver (después nos enteramos que si seguíamos nos íbamos a encontrar con la cascada de Arroyo Grande, así que mañana volvemos para verla). Nos subimos al auto y tuvimos que despedirnos del perrito que nos acompañó durante un par de horas.
Tipo 13hs emprendimos el camino de regreso por donde vinimos. En poco más de una hora llegamos a SMA, compramos triples de jamón y queso y enfilamos para Hua Hum por la ruta 48, que no es asfaltada sino que es casi toda de ripio (son como piedritas). Es una paaaaja pero es el único camino que hay. Al igual que en los alrededores de Quila Quina, hay que estar atento al más mínimo cartel que aparezca porque manejando en medio del bosque cada encrucijada puede ser una adivinanza. Por suerte no hubo mucho drama, y luego de Hua Hum (casi 50km desde SMA) nos desviamos hacia Cascada Chachín.
El camino de piedritas (y muchas veces cascotes grandes) es un dedo en el orto sin vaselina. Hay un estacionamiento donde tenés que dejar el auto y luego tenes que adentrarte a pie en el bosque con el murmullo del arroyo como soundtrack (?). Es un caminata en ascenso de un par de km hasta el mirador de la cascada. El lugar es increíble y valió la pena. Al igual que en Quila Quina, no había NADIE. Ni en el bosque ni en el mirador. Sacamos varias fotos, descansamos y emprendimos la bajada a pie hasta el auto. Luego hicimos todo el mismo camino de vuelta en coche hasta SMA.
Llegamos a eso de las 19hs a la cabaña, nos duchamos y fuimos a la Costanera a comer mientras veíamos la puesta del sol sobre las montañas que rodean al lago. No anochece hasta casi las 21hs.
Fin del segundo capítulo.