No me hagas acordar de cuando estaba embarazada porque creo que ese fue su pico. Más que para amamantar un bebé parecía que se estaba preparando para alimentar un cachorro de rinoceronte. Una santísima locura.
En el escenario, Lali brilla con fervor,
su arte encanta, su voz es esplendor.
Pero el Estado Argentino, en su afán de honor,
le entrega mucho dinero, un exceso en su favor.
Entre las luces y el clamor del público,
Lali se pregunta si todo es idílico.
El dinero extra, un peso en su camino,
¿justo tributo o un error divino?
Con su arte intacto, sigue adelante,
sabe que su talento es su mejor amante.
El dinero de más, un detalle irrelevante,
frente al brillo de su estrella, constante.
Uf badre mira el sex appeal que maneja esta petisa, encima debe ser de esas tóxicas que lloran por todo, quedan con el rimel todo chorreado y después lo solucionan culeando a lo loco