“Cuando uno está encasillado como goleador sabe que, si no hace goles, a los 15 o 20 minutos del segundo tiempo es el primer cambio. Me acuerdo que entonces, Néstor Scotta estaba haciendo el precalentamiento. Y yo me dije: ´Bueno, ahora me sacan´. Pero no. Seguí en cancha y al rato empaté el partido 4 a 4, se hizo el cambio pero no por mí, y sobre el final metí el quinto. Eso quiere decir que si yo salía, no metía ni el cuarto ni el quinto y andá a saber qué pasaba”, recuerda Morete, hoy estrenando las seis décadas de vida, pero entonces un veinteañero que recién se iniciaba en el hábito de romper redes rivales, una virtud que lo acompañó a cada club que jugó. - ¿Qué recuerdos tiene de aquel encuentro?
Fue un partido que se salió a jugar como todo clásico, pero que hubo 12 o 13 situaciones de gol para cada uno, y 9 goles. Incluso hubo un penal errado para Boca. Eso no sólo es infrecuente en un clásico, sino en cualquier partido. Pero cuando los delanteros andan derechos se dan esas cosas. Encima, ganábamos 2 a 0, perdíamos 4 a 2 y ganamos 5 a 4. Fue una situación tan emotiva que es muy difícil que se pueda repetir.
Decia Carlos Morete.
River 5 - Boca 4
Se jugó el 15 de octubre de 1972, en cancha de Vélez, por la primera fecha del Nacional. River tuvo un arranque furioso: a los 10 minutos ya ganaba 2-0 (Mastrángelo y Pinino Mas). Boca tuvo en penal en los pies de Suñé, pero Perico Pérez se lo atajó. Sin embargo, Boca reaccionó y lo dio vuelta. A los seis del complemento, estaba 4-2 (Curioni, Ponce y Potente -2-) arriba. Inesperado.
Nada está dicho. Centro de Jota Jota López y cabezazo de Pinino Mas para el descuento. Y a los 17, Morete recibió de Merlo y define ante la salida de Sánchez. 4-4, partidazo. Pero hubo más. Cuando queda poco, casi nada para el final, un centro de Dominichi cruza el área y Morete se convierte en el héroe de la jornada. Metió un zapatazo que infló la redy decretó el triunfo millonario en la edición 140 del Superclásico.
“Cuando uno está encasillado como goleador sabe que, si no hace goles, a los 15 o 20 minutos del segundo tiempo es el primer cambio. Me acuerdo que entonces, Néstor Scotta estaba haciendo el precalentamiento. Y yo me dije: ´Bueno, ahora me sacan´. Pero no. Seguí en cancha y al rato empaté el partido 4 a 4, se hizo el cambio pero no por mí, y sobre el final metí el quinto. Eso quiere decir que si yo salía, no metía ni el cuarto ni el quinto y andá a saber qué pasaba”, recuerda Morete, hoy estrenando las seis décadas de vida, pero entonces un veinteañero que recién se iniciaba en el hábito de romper redes rivales, una virtud que lo acompañó a cada club que jugó. - ¿Qué recuerdos tiene de aquel encuentro?
Fue un partido que se salió a jugar como todo clásico, pero que hubo 12 o 13 situaciones de gol para cada uno, y 9 goles. Incluso hubo un penal errado para Boca. Eso no sólo es infrecuente en un clásico, sino en cualquier partido. Pero cuando los delanteros andan derechos se dan esas cosas. Encima, ganábamos 2 a 0, perdíamos 4 a 2 y ganamos 5 a 4. Fue una situación tan emotiva que es muy difícil que se pueda repetir.
Decia Carlos Morete.
River 5 - Boca 4
Se jugó el 15 de octubre de 1972, en cancha de Vélez, por la primera fecha del Nacional. River tuvo un arranque furioso: a los 10 minutos ya ganaba 2-0 (Mastrángelo y Pinino Mas). Boca tuvo en penal en los pies de Suñé, pero Perico Pérez se lo atajó. Sin embargo, Boca reaccionó y lo dio vuelta. A los seis del complemento, estaba 4-2 (Curioni, Ponce y Potente -2-) arriba. Inesperado.
Nada está dicho. Centro de Jota Jota López y cabezazo de Pinino Mas para el descuento. Y a los 17, Morete recibió de Merlo y define ante la salida de Sánchez. 4-4, partidazo. Pero hubo más. Cuando queda poco, casi nada para el final, un centro de Dominichi cruza el área y Morete se convierte en el héroe de la jornada. Metió un zapatazo que infló la redy decretó el triunfo millonario en la edición 140 del Superclásico.