Cuando Argentina quedò vergonzosamente eliminada del mundial 2002, perdiendo lastimosamente con Inglaterra y volviéndose en primera ronda, sin variantes de juego y sin un plan B…
¿Acaso Bielsa no era un tipo honesto, serio y trabajador?
Porque la verdad, el mismo concenso mayoritario que hoy existe para glorificarlo, poniéndole en un pedestal como motivo de orgullo y ejemplo nacional, existía hace cinco o seis años en un sentido inverso: Bielsa era un terco, un inconciente que no sabía escuchar opiniones ajenas y se emperraba en repetir una formula que había fracasado. Verón por poco no podía salir a la calle, y todos coincidían en señalar lo mal que jugaba la selección. Nunca había escuchado con tanto énfasis la frase: “La relación entre la seleccíón y la gente se rompió”, o “la gente le dio la espalda a la selección”. Bielsa, por su parte, se había encerrado en su chacra rosarina y no decía nada, algo que se interpretaba como una muestra más de su terquedad.
Bielsa, en cada conferencia de prensa, se peleaba con los periodistas, y daba a entender, siempre con educación, que muchos de ellos eran mala leche con él. Y mucha, mucha gente, estaba del lado de los periodistas. Bielsa estaba más solo que Sanfilippo en el día del amigo. Cualquier cosa que hacía se le criticaba. Claro, los principios inquebrantables y la honestidad estaban, pero eso a todos, o a la mayoría, nos importó tres carajos. El tipo , después de ganar una medalla dorada de la que nadie se va a acordar, se fue derrotado, por la puerta de atrás. Como un perro. Dijo que no tenía más fuerzas. Y a nadie le importó.
Me pregunto que pasaría si Chile se queda afuera del mundial en primera ronda. ¿Qué dirían los chilenos, cuya historía de logros futbolísticos es nula, de Bielsa, un hombre al que, sin ser especialmente carismático, han endiosado? Probablemente ellos, acostumbrados al fracaso constante en este tipo de competiciones, no tendrían demasiado para reprochar, más que el destino trágico de una enorme ilusión. Pero más allá de todo esto, me pregunto:
¿No seremos nosotros el problema? ¿No le estaremos haciendo demasiado caso a los medios?
Hay que tener en cuenta que Grondona y Clarín están peleados. En los ùltimos meses, a Maradona no se lo protegió en los medios, como muchos dicen. Nadie se guardó nada. Bajo un pretendido lenguaje neutral, le dieron duro y parejo, con justificación. Como en aquel entonces se le dio duro y parejo a la fracasada selección de Bielsa, que jugaba muy mal. Si Maradona siguió no fue porque Olé lo bancara, sino porque Grondona lo bancó, como en su momento bancó a Bielsa, quien logicamente, por no haber logrado las cosas que logró Maradona, fue más vapuleado por los medios.
Bielsa llamó a Maradona, porque él mismo sabe muy bien lo que es tener a los medios de acá en contra, esos mismo medios que hoy lo ponen en el otro extremo, el del orgullo nacional, en contraposición a aquél. El Diegote es un desubicado, y desde ya sus modales dejan mucho que desear, pero eso no tendría que impedir que nos demos cuenta de que los pseudo periodistas como Toti Passman responden a otros intereses. Es un lacayo y un parásito, como la mayoría de los que supuestamente son “periodistas deportivos”, aquellos que antes le lamían el culo a Grondona y que hoy lo defenestran “por haber puesto a Maradona”, como si antes no hubiesen sabido de la clase de lacra que es Don Julio. Como si Don Julio nunca se hubiera mandado cagadas.
No hay que subirse al exitismo ni a lo que dicen los medios. Cada uno debería asumir sus culpas, pero habría que intentar ver un poco más lo que nos muestra Clarín, o el Gobierno, o cualquiera de los poderes que, en distintas maneras, manejan nuestras vidas.