El cuento del día: VELAS NEGRAS

no leo nada q tenga mas de 5 renglones

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Y el burro?

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Acá [MENTION=36073]Forista[/MENTION];

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Pensé q era algo d la bosta banderas negras y eso

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Mira vos paso de ser un ocupa a ser propietario de 50 hectareas y entrarle a una chinita jaja

[MENTION=53386]MarianoLeoFranco[/MENTION];

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Yo pensaba lo mismo hasta que en Abogacía la ando rompiendo

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[MENTION=59818]WAMAN[/MENTION];

Y??? No me lo podés cortar ahí papá.
Tiraste gaspi y abandonaste en el entretiempo…

doom metal? aguante el black suicida depresivo

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Final abierto…

Muy bueno el cuento chango!, ya pondré alguno mio.

Vivo en Tilcara desde hace 30 años, y mis personajes estan inspirados en la gente que veo todos los días.
La forma del relato también está inspirada en las narraciones orales: simple (aunque pueden tener una o más historias accsesorias dentro del relato principal), buscando más la comprensión que la “riqueza” literaria, tal como sucedía antiguamente con los payadores criollos o los juglares europeos (algo que desarrolló muy bien don Luis Landriscina, ese gran maestro del relato popular).

La idea es esa: que vayamos poniendo algunos escritos. Creo que hay que aprovechar el fenómeno de las redes sociales para sacar a la lectura del acartonamiento del libro, especialmente para los “amateurs” de la literatura: es una forma en q.ue alguien nos lea y que nuestros “papeles” no queden archivados en algún cajón juntando polvo

pasen porno que este pibe esta inzopotablisimo!

La perra de su hermano.

Los domingos nos juntábamos todos en la quinta del Pochi. No tenía pileta, así que en verano cuando se terminaba la cerveza servíamos sudor de sobaco. Los asados los preparaba siempre El Bola, un chabón medio raro, nunca soltaba palabra. Cuando la digestión se hacía presente lo veías bien callado, con el vaso atornillado a la mano. Una vuelta empezó el anecdotario como todas las tardes, el que menos mamado venía, entretenía al resto con una historia casi nunca cierta pero lo suficientemente creíble como para mantener la atención de los muchachos. Para sorpresa de todos, quién sino El Bola arrancó suelto como adolescente después de una paja.

-Les quiero contar a todos que voy a ser papá.
-Vamos Bola- tiró Cachito.
-Voy a ser papá- repite- Mi señora quedó embarazada de otro tipo.

Completamente serio, dejaba caer la incomodidad sobre la mesa. Se hizo un silencio como de cancha, entre murmullos y gente hablando de otra cosa. Cachito insiste por mantener la conversa.

-Cómo no es tuyo Bolita? Estás seguro?-

Si- dice el Bola- Pero lo voy a cuidar igu… la voy a cuidar igual porque es nena, nace en dos meses y se va a llamar Sasha.

Nadie podía creerlo, El Bola haciéndose cargo de un bastardo cuando a duras penas podía controlar el fuego, la carne se le arrebataba todos los domingos y te ibas a tu casa con un dolor de muela bárbaro.
Entre felicitaciones poco honestas, el vago despliega una anécdota que sería de las mejores contadas en la quinta de Pochi.

-Elegí ponerle Sasha por la perra de mi hermano- gruñó – Cuando me separé de mi ex mujer, me fui a vivir a moreno con mi hermano y su familia. Él tenía una perra vieja que dormía en un sillón roñoso, lleno de pelos. La casa era chica pero entrabamos todos, a mí me toco el sillón de la perra y a la perra el piso. A la noche hacía un frio bárbaro, yo nunca dormí en colchones muy chetos así que no me molestó, lo que jodía eran los pedos que largaba el animal que parecía vengarse por haberle robado su cama. No se podía dormir “Cachito”, entonces salí al patio a prenderme un cigarro. A la señora de mi hermano no le cabía que fumara adentro, pero esa noche no me importaba nada, una mina más que me dijera lo que tengo que hacer. Encendí el segundo con la colilla del primero y se ve que entre secas estiré el brazo. No vaya a ser que le dejé apoyado el pucho en el lomo de la perra. Con la de pelo que tenía ni sintió el calor, cuando me quiero dar cuenta estaba corriendo prendida fuego y la muy boluda encaró para la cortina. La casa de mi hermano quedó negra carbón y la bruja de su señora nos echó a los dos a la mierda. Terminamos en una pensión.

  • Y el perro?- Preguntaron varios al unísono, ahora el silencio era como esos de la premier league cuando homenajean un atentado.

  • Y el pichicho no la contó- Da una calada larga y aclara - Por eso mi hija se va a llamar así, por ella.

Después de unos minutos, estábamos todos entre desabrochando el cinturón y sorprendidos. De repente el asador que no soltaba palabra, tenía corazón, era un primate con códigos. Como última frase y para no volver a tocar el tema en las cuatro o cinco veces que nos volvimos a juntar, desenfundó.

-Por suerte no se llamaba Manchita.

¡¡¡Muy bueno!!!
Armá un “tema nuevo”, así lo separás de este y lo ve otra gente (que puede pensar que estamos dando vueltas sobre el mismo tema).
Un abrazo desde Tilcara.

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Gracias maestro!