El analisis de Menotti de la derrota argentina

Una idea y saber interpretarla

    Por [César Luis Menotti](http://g.ar.sports.yahoo.com/futbol/mundial/blog/los-blogs-de-yahoo-deportes?author=C%C3%A9sar+Luis+Menotti)



Alemania encontró el gol apenas comenzado el partido. Mérito de aprovechar la primera acción, precisión en el centro y anticipo de Muller. Y ahora sí, a empezar el juego. Y jugando, Alemania tuvo la pelota, ocupó y trabajó con inteligencia el ancho del campo y contó con este soberbio jugador que es Lahm, que puso una pelota después de ganar la posición por afuera que Klose no definió bien. Fueron 25 minutos de un equipo que sin brillar manejó la pelota y el campo.
Argentina no encontró el funcionamiento, no tuvo sociedades, no defendió ni atacó bien. Desorientado, el equipo siguió firme en el esfuerzo y de pronto, como una inyección de genética, Mascherano surgió para ser el guía en el desarrollo de la tenencia de la pelota. Alemania se replegó demasiado y perdió el dominio estratégico del partido. Argentina, con el barrio y la pelota en su poder, no tuvo definición, no encontró en los metros finales nada asociado. Pero se sintió un clima de posibilidad, de ilusión. Algunas jugadas individuales no alcanzaron, pero la pelota ya era propiedad de Argentina.
Así se inicia el segundo tiempo. Argentina continuó en su esforzada búsqueda, creyendo más en la genética que en la respuesta colectiva. La esperanza estuvo en los jugadores, no en el juego, y esto solo no basta ante equipos de la envergadura de Alemania.
El fútbol es orden, desorden y organización. Alemania es noble, es colectiva, cuando tiene dificultades para encontrar el juego se ordena, y cuando lo encuentra se desordena para organizarse desde cualquier lugar. Está ordenada y cuando ataca se organiza, tiene desde el Mundial 2006 la idea clara, juega con un estilo. Y todo es asociado, no depende de ninguna magia individual aunque pueda aparecer. Todo es entre todos. Tiene buenos futbolistas de interpretación, que entienden la idea puesta al servicio de lo colectivo y un enorme líder, director, ejecutor y una de las grandes figuras de este Mundial como Schweinsteiger.
Nunca soporto la dramatización, ni el exceso, ni el triunfalismo patriótico, ni las excusas intencionadas. Es un partido de fútbol en el cual ganó Alemania por ser mejor equipo. Perdió Argentina porque se sostuvo desde el esfuerzo, las ganas, la entrega. Esto fue insuficiente frente a un adversario que ante todo se fortalece desde una idea, jugadores capaces de interpretarla y sobre todo una intención a favor del espectáculo. Intenta jugar bien para ganar. Y hoy lo consiguió.
Siempre dije que ganar un Mundial es una aspiración no una obligación. La obligación es hacer las cosas bien y es evidente que Argentina no hizo las cosas bien desde mucho antes de la llegada de Maradona a la conducción.
Se me ocurre que lo que se debe revisar va mucho más atrás de esta decepción. Soy muy pesimista en que esto ocurra. Se bajarán del carro del éxito los que no tienen problemas en subirse y bajarse cuando le conviene al negocio. Y buscarán la excusa que le convenga al negocio y dentro de un mes estaremos hablando de Boca, River, Independiente, Racing… Buscarán en definitiva un culpable, no el verdadero culpable, el que le cierre al mundo de los grandes negocios.

Una idea y saber interpretarla

    Por [César Luis Menotti](http://g.ar.sports.yahoo.com/futbol/mundial/blog/los-blogs-de-yahoo-deportes?author=C%C3%A9sar+Luis+Menotti)



Alemania encontró el gol apenas comenzado el partido. Mérito de aprovechar la primera acción, precisión en el centro y anticipo de Muller. Y ahora sí, a empezar el juego. Y jugando, Alemania tuvo la pelota, ocupó y trabajó con inteligencia el ancho del campo y contó con este soberbio jugador que es Lahm, que puso una pelota después de ganar la posición por afuera que Klose no definió bien. Fueron 25 minutos de un equipo que sin brillar manejó la pelota y el campo.
Argentina no encontró el funcionamiento, no tuvo sociedades, no defendió ni atacó bien. Desorientado, el equipo siguió firme en el esfuerzo y de pronto, como una inyección de genética, Mascherano surgió para ser el guía en el desarrollo de la tenencia de la pelota. Alemania se replegó demasiado y perdió el dominio estratégico del partido. Argentina, con el barrio y la pelota en su poder, no tuvo definición, no encontró en los metros finales nada asociado. Pero se sintió un clima de posibilidad, de ilusión. Algunas jugadas individuales no alcanzaron, pero la pelota ya era propiedad de Argentina.
Así se inicia el segundo tiempo. Argentina continuó en su esforzada búsqueda, creyendo más en la genética que en la respuesta colectiva. La esperanza estuvo en los jugadores, no en el juego, y esto solo no basta ante equipos de la envergadura de Alemania.
El fútbol es orden, desorden y organización. Alemania es noble, es colectiva, cuando tiene dificultades para encontrar el juego se ordena, y cuando lo encuentra se desordena para organizarse desde cualquier lugar. Está ordenada y cuando ataca se organiza, tiene desde el Mundial 2006 la idea clara, juega con un estilo. Y todo es asociado, no depende de ninguna magia individual aunque pueda aparecer. Todo es entre todos. Tiene buenos futbolistas de interpretación, que entienden la idea puesta al servicio de lo colectivo y un enorme líder, director, ejecutor y una de las grandes figuras de este Mundial como Schweinsteiger.
Nunca soporto la dramatización, ni el exceso, ni el triunfalismo patriótico, ni las excusas intencionadas. Es un partido de fútbol en el cual ganó Alemania por ser mejor equipo. Perdió Argentina porque se sostuvo desde el esfuerzo, las ganas, la entrega. Esto fue insuficiente frente a un adversario que ante todo se fortalece desde una idea, jugadores capaces de interpretarla y sobre todo una intención a favor del espectáculo. Intenta jugar bien para ganar. Y hoy lo consiguió.
Siempre dije que ganar un Mundial es una aspiración no una obligación. La obligación es hacer las cosas bien y es evidente que Argentina no hizo las cosas bien desde mucho antes de la llegada de Maradona a la conducción.
Se me ocurre que lo que se debe revisar va mucho más atrás de esta decepción. Soy muy pesimista en que esto ocurra. Se bajarán del carro del éxito los que no tienen problemas en subirse y bajarse cuando le conviene al negocio. Y buscarán la excusa que le convenga al negocio y dentro de un mes estaremos hablando de Boca, River, Independiente, Racing… Buscarán en definitiva un culpable, no el verdadero culpable, el que le cierre al mundo de los grandes negocios.

Un crack.

No puedo estar mas de acuerdo …

Coincido mas que nada con la último párrafo porque tiene su lógica basada en lo que viene ocurriendo después de cada mundial. Y claro como algo va a cambiar si la misma imagen mafiosa está sentada firme con el “todo pasa” de lema, en la presidencia de la AFA.

Me quedo con estas palabras y comparto la percepción pesimista.

Coincido de principio a fin, y en esto no mezclo si me gusta cómo juegan o no los equipos de Menotti; o sí tienen más cosas buenas que malas, sino que anclo pura y exclusivamente en el artículo.

Resalto y firmo la parte que dice: “Argentina continuó en su esforzada búsqueda, creyendo más en la genética que en la respuesta colectiva. La esperanza estuvo en los jugadores, no en el juego, y esto solo no basta ante equipos de la envergadura de Alemania”.

Perdió Argentina porque se sostuvo desde el esfuerzo, las ganas, la entrega. Esto fue insuficiente frente a un adversario que ante todo se fortalece desde una idea, jugadores capaces de interpretarla y sobre todo una intención a favor del espectáculo 8|
Siempre dije que ganar un Mundial es una aspiración no una obligación. La obligación es hacer las cosas bien y es evidente que Argentina no hizo las cosas bien desde mucho antes de la llegada de Maradona a la conducción.

Lo resaltado ;).

. Alemania es noble, es colectiva, cuando tiene dificultades para encontrar el juego se ordena, y cuando lo encuentra se desordena para organizarse desde cualquier lugar.

Un poco de biri biri para la gilada, que nunca está demás. Una especie de metáfora arjonesca que calienta pero no moja.