Juan se siente atraído por Teresa.
Van al cine juntos, se divierten. Unas noches después van a cenar juntos y la pasan bien nuevamente. Al poco tiempo no salen con nadie más.
Una noche, mientras regresaba a casa en coche, Teresa dijo:
“¿Podés creer que hace 6 meses que salimos?”
Silencio en el coche.
Para Teresa el silencio está lleno de significados.
Piensa: "Por ahí le molestó que le diga eso. Por ahí cree que quiero forzar una decisión suya. Por ahí para él no es todavía el momento de tomar una decisión.”
Pero Juan está pensando: “… Mirá, ya seis meses…”
Y Teresa piensa: "Pero tal vez yo tampoco estoy segura de que quiero ese tipo de relación. Tal vez yo también necesito tener el tiempo para pensar, pensar en lo que realmente quiero. ¿Estoy lista para esto? ¿Realmente conozco a este hombre? "
Y Juan piensa: “Así que eso significa… … ¡Fue febrero! ¡Sí, era febrero, cuando empezamos! Comenzamos después de haber dejado el coche en el mecánico… que es… vemos que dice el cuenta kilómetros… “¡Mierda, tengo que cambiar el aceite!”
Y Teresa pensó: “Él se quedó callado. ¿Está enojado? Tal vez quiere más de nuestra relación. Tal vez él sabía antes que yo que no me siento preparada. Sí, esto es: miedo de ser rechazado.”
Y Juan piensa: “Tengo que llevarle ya el coche al mecánico: me tiene que mirar bien el carburador esta vez. Esta máquina se parece a un camión cuando camina…”
Y Teresa pensó: “Él está enojado. Y tiene razón. ¡Dios, como me siento culpable! Pero la verdad es que no me siento segura”.
Y Juan piensa: “Y ciertamente, el mecánico me va a decir que la garantía es de sólo tres meses…”
Y Teresa pensó: "Tal vez soy demasiado idealista. Todavía estoy esperando el Príncipe Azul en su caballo blanco… Y ahora que cerca de mí es una buena persona, una persona que es importante para mí, una persona que sufre por mis manías… ¡Actúo como una tonta! "
Y Juan piensa: "Tres meses de garantía? ¡No me jodas! ¡Si no me arreglás el carburador te mato!”
“¡Juan!” Dice Teresa en voz alta.
“¿Qué?” Dice Juan sorprendido.
“¡Por favor, no te tortures más!”, dice con los ojos hinchados por las lágrimas: “No tenía derecho de decirte eso… ¡Oh, Dios, me siento tan…!”
"¿Qué?”, dice Juan.
“Soy tan estúpida,” Teresa solloza: “Sé que no existe el Príncipe. No hay caballero y no hay caballo…”
“¿No hay caballo?” Pregunta Juan con asombro.
“¿Crees que soy estúpida, verdad?” dice Teresa.
“¡No!” Juan dice feliz de finalmente tener una respuesta definitiva.
"Es sólo que necesito algo de tiempo”. Dice Teresa.
Hay una pausa de unos 15 segundos, Juan piensa lo más rápido que puede y busca una respuesta lógica. “Claro, lo entiendo”, dice.
Teresa emocionada, le toma la mano: “¿¡Oh, Juan, realmente piensas eso!?”
“Sí”. Juan dice: “¡Por supuesto!”
Teresa mira a Juan a los ojos y él vuelve nervioso pensando que tal vez volverá a hablar del caballo. Por último, dice: “Gracias Juan.”
Juan lleva a su casa a Teresa y ella se va a la cama. Teresa llora hasta el amanecer.
Mientras tanto, Juan vuelve a casa, abre una bolsa de papas fritas, enciende el televisor y ve una réplica de un partido de tenis entre dos jugadores desconocidos. Un hilo de voz dentro de su cerebro dice que esa noche con Teresa había pasado algo importante. Pero Juan está seguro de que no hay manera de entender lo que ha sucedido: es mejor no pensar.
Teresa llamará al día siguiente a una de sus amigas y hablaran de él durante seis horas. Repetidamente analizan todo lo que dijo ella y todo lo que dijo él. Examinaron cada palabra y evaluaron cualquier consecuencia. Luego siguieron discutiendo durante semanas sin llegar a conclusiones, pero nunca se aburrieron del tema.
Un día, mientras Juan veía un partido de fútbol con un amigo, como por casualidad, preguntó:
“Lucas, ¿sabes si Teresa tiene un caballo?”
:mrgreen: