A ocho meses del terremoto y posterior tsunami que devastó el país y desencadenó el desastre nuclear de Fukushima, el Gobierno dejaría de vender el grano debido al hallazgo de niveles de cesio superiores a los permitidos
El Ejecutivo de Yoshihiko Noda, primer ministro de Japón, está ahora preocupado de que la población se alarme dado que el arroz constituye uno de los alimentos básicos en la dieta nipona. La venta de este grano se prohibiría en un área de la ciudad de Fukushima que está apenas a 70 kilómetros de la accidentada central atómica.
La muestra de cereal, en la que se detectaron 630 becquereles de cesio radiactivo por kilo, por encima de los 500 que recomienda el Ejecutivo japonés, fue cultivada en la zona montañosa de Onami, al oeste de la capital de la provincia.
“Estamos considerando restringir los envíos de arroz cosechado en la zona de Onami y llegaremos a una conclusión lo antes posible”, según declaraciones del ministro vocero, Osamu Fujimura, recogidas por la agencia local Kyodo.
Es la primera vez que una partida de grano registra niveles tan elevados de cesio desde el inicio de la crisis nuclear en la planta de Fukushima Daiichi, golpeada por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo.
Fujimura explicó que el arroz de esta explotación aún no fue comercializado este año, aunque la administración pidió a los agricultores de la zona de Onami que, de momento, no envíen cargamentos de sus parcelas a las tiendas.
Por su parte, el Gobierno de Fukushima, que tras el accidente nuclear examina el arroz de granjas situadas en las 48 localidades que lo cultivan en la provincia, anunció que inspeccionará a fondo el cereal de las aproximadamente 150 explotaciones que hay en Onami.
“Tengo entendido que el problema no se agravará”, explicó Fujimura en un intento de reducir la preocupación de los ciudadanos.
Los datos más recientes del Ministerio de Agricultura nipón con respecto al consumo anual de arroz indican que cada japonés ingirió más de 85 kilos en 2009.