Está a minutos de subirse a un crucero para disfrutar de las vacaciones. Las que desea como loco, y no es broma, que sean las últimas antes de volver a ponerse la camiseta de River.
-Estás hace dos años en Estados Unidos. ¿Cómo llevás, Chacho, esta prejubilación de privilegio? -Bien, sigo siendo el mismo de siempre. El mismo loco, el mismo jugador, todo igual. Hasta la misma facha, ja.
-¿Y físicamente? -Espectacular, papá. Me siento muy bien, entero, estoy conforme con la temporada, hice varios goles… No me puedo quejar.
-La moral también está intacta.
-Seguro. Es que en serio me veo muy bien. Siento que todavía tengo mucho para darle al fútbol, en cualquier lugar donde esté.
-¿En Argentina? -Sí, claro.
-¿En River? -Uf, volver sería lo máximo para mí. El sueño de retirarme en River está intacto, como yo, ja. Todavía me queda mucha cuerda y me encantaría ir a dar una mano en lo que pueda.
-¿Estuviste viendo los partidos desde allá? -Sí, sí. Lo veo bien al equipo. Se notó que le faltaba mucha experiencia y, en ese sentido, la llegada de Fer (Cavenaghi) y el Chori vino bien. Ahora, la de Trezeguet también va a servir. Pero así y todo, creo que todavía le quedan algunos puestos para sumar en experiencia y a lo mejor, humildemente, yo ayudaría en eso.
-El semestre pasado se habló de tu vuelta.
-Sí, sí. Todo empezó con un deseo del hincha, algunos empezaron a pedirme, me llegaron las repercusiones y yo me ofrecí, pero muy de perfil bajo, viste. De River me llamaron, pero no sé hasta qué punto estuvieron las ganas. La plata no me importa, lo haría como un gesto para ayudar en todo lo que sea necesario en el peor momento de la historia del club.
-Por ahora lo vivís como hacen los hinchas. ¿Se te hace difícil? -Es muy jodido. El día que nos fuimos a la B se me caían las lágrimas. Fue un flash, muy fuerte, como cuando se fue Central. Sobre todo porque yo era de los que pensaba que no era posible, que algo tenía que pasar para que nos salváramos. No sé qué. Y a medida que pasaban los partidos, veías que no, que no y no. Y después del partido de ida con Belgrano decía “uhh, esto está pasando”. Es muy triste.
-¿No pensás en cómo se llegó a esto? -Sí. Se cometieron errores gravísimos durante años. Todos lo sabemos. No descubro nada si te digo que hubo ventas supermillonarias y el club siempre terminaba debiendo cada vez más. Es evidente que hubo gente que lucró y robó. Y ahora se van de vacaciones con la plata de River… Esos tienen que estar en cana, loco.
-¿Hablás de la dirigencia anterior? -La gente sabe quiénes son. Todos los ladrones corruptos que le robaron a River no pueden quedar impunes, tienen que estar presos. Por suerte los hinchas empiezan a tomar conciencia de las cosas. Tal vez en algún momento hubiera servido hacer lo que pasó en Racing con el gerenciador: que la gente se le plantara al tipo y le dijera “pará, mamarracho, qué estás haciendo con el club”. Ya está, hay que mirar hacia adelante, pero espero que la Justicia haga lo suyo e investigue.
-Bueno, la CD actual prometió una auditoría que al final no tuvo el alcance que se esperaba.
-No sé bien cómo fue eso porque no estoy tan interiorizado en el día a día de la política en el club. Lo que te puedo decir es que es evidente que hubo mucha gente que robó y algo hay que hacer con eso.
-Se te nota caliente.
-Y claro. Escuchame, yo veía el partido contra Desamparados en Huracán, sin público, y lloraba. Pensaba: “La puta madre, mirá dónde nos dejaron. Está jugando la Primera de River y parece un amistoso de Inferiores para recaudar fondos para no sé qué”. Pero qué le vas a hacer. Tampoco tenemos nada de suerte, eh.
-La derrota con Boca Unidos es un ejemplo. Encima al día siguiente sale campeón la contra…
-Ni me hablés: cuando vi ese partido tenía ganas de enterrarme. Estamos meados por un dinosaurio, me quería matar. Espero que algún día se termine esta pesadilla, es una locura.
-¿Asciende River? -Sí, tiene que ascender. Además tiene equipo para hacerlo. Más allá del Chori y Cavenaghi. Por ejemplo, este pibe Ocampos, sin subestimar a nadie, se caga de risa. Hace una diferencia importante en la categoría. Y está Matías al mando, que es un tipo muy capaz, al que se nota que los jugadores le responden. Todos conocemos lo que es como profesional y como persona.
-Imaginate que volvés, ¿dónde te ves jugando? De ocho está bastante bien Carlos Sánchez.
-Sí, un fenómeno, pero yo te juego de lo que quieras. Es más, iría a River a jugar de dos. Acá en Estados Unidos jugué de central y rendí, eh. Por eso se destaca el argentino en una liga como la yanqui: por la visión de juego y la polifuncionalidad. Porque los muñecos estos de acá te dicen “juego de siete” y no saben jugar de otra cosa que no sea de siete. Yo, menos de arquero, lo que me pidas: fui enlace, volante por derecha, lateral, doble cinco, cinco y terminé abajo en algún partido. Soy como Lottar Matthaus, ja. O el Pelado Almeyda, que jugó de central algunos partidos en su última época.
-Bueno, si vas de dos no vas a poder asistir a Cavenaghi como antes.
-Tenés razón, me quedaría muy lejos. Yo siempre digo que fui el mejor asistidor que tuvo Cavenaghi en su carrera. Hasta él lo reconoció. Siempre lo jodía con que me tenía que dar una parte de su contrato. Y ojalá me lo pague algún día, ja, ja.