la otra foto.
Muy bueno, buén nivel e información.
Sería muy bueno que abras un thread con tu material, asì no se desvirtùa èste, y podemos extendernos sobre el tema, aquellos a los cuales nos interesa hablar sobre esto.
Pasa que surgen preguntas.
Llama mucho la atención que sean una suerte de herederos de AL QAEDA, y si uno entra a analizar aquél òrgano, se dà cuenta de que, fâcilmente ISIS, pudiera tener surgimiento, para revivir a un monstruo creado por la misma CIA, para demonizar nuevamente esa regiòn, volcar a la opiniòn pública a favor de las consabidas réplicas bélicas, es decir lo de siempre; implementar banderas falsas, para apoderarse de los recursos.
Es notable como la mayoría de las personas no reparan en detalles, que deberìan llamar ràpido la atención.
Los verdugos hablan un Inglés Britànico perfecto, los supuestos ejecutados, ni se inmutan, permanecen impàbidos cuando están a punto de ser degollados, y su vista, mientras hablan, se mantiene a media altura, como si les sostuvieran un cartel del cuàl, ván leyendo su monólogo.
Tambièn llama la atención, que tratândose de un grupo fundamentalista, y por ende abocado a llevar adelante una postura basada en una fe, e ideologìa sumamente detallista, hasta el extremo, utilice una denominación proveniente de un panteòn NO musulmàn, y que sin embargo encaja perfecto en el de los Egipcios, o lo que es màs; en el de los DISCRETOS, no sé si me explico.
Como bién dije, AL QAEDA fue creado por la CIA. Dicha denominaciòn solo hace referencia a una posición; la base, pero a nada religioso, mucho menos fundamentalista, y se sabe muy bièn que fue utilizado en la guerra fría contra los rusos, y luego en el 11S.
No sê, hay muchas cosas que no encajan con lo del fundamentalismo, y sì con la metodologìa de la CIA.
Netanyahu fue a hablar al Congreso de EEUU, sin el visto bueno de Obama. Hoy cubrí el tema, acá les dejo la nota. Se puso picante Washington.
[b]LA CASA EN DESORDEN
Los republicanos invitaron al primer ministro de Israel a exponer su visión sobre el acuerdo nuclear con Irán en el Congreso de los Estados Unidos, en abierto desafío al liderazgo constitucional del ejecutivo en la conducción de la política exterior del país. Un caso novedoso que resalta una característica de la política doméstica de los últimos años: el desafío a todo límite establecido.
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Por momentos mesiánico, por momentos adulador. Benjamín Netanyahu expuso frente al Congreso de los Estados Unidos su oposición a un acuerdo estadounidense con Irán. El primer ministro israelí ingresó en la cámara baja del Congreso bajo un fervoroso y reiterado aplauso hasta llegar al estrado. Allí saludó a John Boehner, el presidente de dicha cámara, a quién agasajó en la previa con un regalo traído de Israel. Boehner fue el autor de la movida política más controvertida de los últimos años en el Congreso, al invitar al primer ministro de Israel sin consulta previa ni con el consentimiento de la Casa Blanca. Desautorizando al presidente, el Partido Republicano desautorizó a la Casa Blanca en el manejo de la política exterior del país, no al partido demócrata. He ahí la razón de las ausencias del vicepresidente Biden y de 49 legisladores demócratas de ambas cámaras. Aun así, tuvo unas palabras al inicio del discurso para saludar al líder de la minoría demócrata en el Senado, Harry Reid, presente en el lugar. Tanto Reid como McConell (líder de la mayoría republicana en el Senado) mantendrán hoy martes una reunión bipartidaria con el primer ministro israelí.
La invitación es un episodio más en la confrontación extremadamente partisana que se respira en Washington, tras la victoria republicana en ambas cámaras en las legislativas pasadas. Pero las características del mismo generaron una serie de comentarios sobre cuáles son los límites de la política estadounidense, más cuando se involucra a un tercero como Israel, aliado estratégico de esta potencia en el Medio Oriente. Si Barack Obama dijo que, de ser necesario, iba a gobernar por decreto, Boehner responde desautorizando al presidente en el manejo de la política exterior, facultad delegada al poder ejecutivo por la Constitución. Mientras, Netanyahu aprovechó el contexto para hacer campaña doméstica (hay elecciones este mes en Israel) en un escenario que le es cómodo (es la tercera vez que habla frente al Congreso estadounidense) y en donde puede mostrarse fuerte de cara a sus votantes y ciudadanos. Sin embargo, la jugada es riesgosa: internacionaliza una campaña doméstica, provocando un cortocircuito con uno de los dos partidos hegemónicos, hoy liderando al país. ¿O no?
Netanyahu, el republicano.
“Mis amigos, estoy profundamente conmovido por la oportunidad de hablar por tercera vez ante el cuerpo legislativo más importante del mundo, el Congreso de los EEUU”, dijo Netanyahu al abrir su discurso. Ciertamente sabe cómo adular al Congreso, aún si estos están predispuestos de antemano a aplaudir todas sus intervenciones, convirtiéndolo en el director de una orquesta armoniosa con sus exclamaciones. Cada vez que cerraba una idea, el Congreso se ponía de pie a aplaudirlo. Eligió de hecho sus primeros párrafos a elogiar al presidente estadounidense y a enfatizar la alianza de su país con los Estados Unidos, por encima de cualquier bandera partidaria. “La alianza notable entre Israel y Estados Unidos siempre estuvo por encima de la política. Debe permanecer siempre por encima de esta. Porque América e Israel, comparten un destino común, el destino de tierras prometidas que albergan libertad y ofrecen esperanza. Israel está agradecida por el apoyo de América, de la gente de América y de los presidentes de América, desde Harry Truman a Barack Obama”, consideró Netanyahu frente a los presentes, tratando de zanjar la polémica suscitada por su visita al Congreso.
¿Pero por qué habría Netanyahu de aprovechar este escenario y enfurecer a la administración Obama? Consultado sobre la visita del primer ministro, el presidente estadounidense consideró que no se trata de una mala relación personal sino de un desacuerdo sustancial respecto a cómo evitar que Irán desarrolle armas nucleares. Lo cierto es que ambos mandatarios mantienen una relación fría, debido principalmente a la política de asentamientos (también llamadas colonias) en territorios palestinos llevada a cabo por el gobierno israelí. Esto no ha erosionado la cooperación militar y en inteligencia entre ambas naciones: en esos primeros párrafos el propio líder de Israel dio gracias a la administración actual por su colaboración en estas áreas, dando cuenta de hechos que no son de público conocimiento y por los que le agradeció al presidente.
Las razones de Netanyahu para jugar el juego republicano tienen menos que ver con las negociaciones entre el Grupo de los Cinco e Irán que con el propio Obama. Él ya hizo su apuesta el año pasado por una victoria republicana en las legislativas, movilizando a la embajada israelí activamente en la campaña republicana, inmiscuyéndose en la política doméstica de su principal aliado. Vox.com dio cuenta de cómo el embajador israelí pasaba más tiempo reuniéndose con el recaudador de fondos republicano, Sheldon Adelson, que con la Consejera de Seguridad Nacional, Susan Rice (1).
Con su visita, Netanyahu sabía que no ponía en peligro la relación estratégica. Sin embargo, la apuesta es a todo o nada: o logra al menos una postergación del acuerdo con los iraníes o tendrá que vérselas con la oposición israelí. Su candidatura a un cuarto mandato es proporcional a su capacidad de influir sobre la política exterior de la Casa Blanca. Para lograr esto fue cimentando el terreno, previo al discurso, haciendo saber por sus colaboradores en off the record que revelaría datos respecto al acuerdo en tratativas. El propio Secretario de Estado, John Kerry, negó que hubiera un acuerdo parcial o completo pero advirtió sobre los peligros de hacer públicos los detalles de las negociaciones.
El primer ministro israelí fue enfático respecto a cualquier acuerdo. Consideró al Estado Islámico y a Irán en una competencia por la corona del Islam militante. “Derrotar al ISIS y dejar que Irán obtenga armas nucleares sería ganar la batalla, pero perder la guerra. No podemos dejar que eso suceda –dijo Netanyahu – Pero eso, mis amigos, es exactamente lo que pudiera ocurrir, si el acuerdo actualmente en negociación es aceptado por Irán”. Paso siguiente, dijo que el acuerdo hace dos concesiones importantes a Irán: no lo obligaría al país persa a desmantelar instalaciones nucleares ni a destruir las centrifugadoras de uranio (necesarias para enriquecer el mismo), durante un lapso de diez años. Suficientes para desarrollar una capacidad nuclear militar, siempre según Bibi : en la lógica de su relato, las centrifugadores son el elemento clave para desarrollar estas armas. El Departamento de Estado trabaja sobre otra lógica, según la cual no pueden evitar que Irán las desarrolle, por lo que la opción más segura es desarrollar un terreno de común entendimiento en un tema que afecta a todos los Estados en esa región del mundo. Una postura quizás realista, pero políticamente cara frente a un relato oficial israelí que, si bien viene perdiendo fuerza en la opinión pública estadounidense, se mantiene aún vigente en un país donde la ciudadanía reconoce ampliamente el derecho del mismo a existir (2).
En este retroceso de la capacidad de influencia israelí en la opinión pública de EEUU probablemente radique el encendido discurso anti iraní de Netanyahu, quién mantuvo a la comunidad internacional en vilo con la desmedida respuesta militar hacia Palestina, tras el asesinato de unos jóvenes israelís a mediados del año pasado. Con más de 2000 palestinos muertos, la cobertura típicamente pro israelí de los acontecimientos fue perforada por los medios alternativos o pertenecientes a otras esferas de interés. Quizás aquí radique parte de la decisión de la administración Obama de incluir en el presupuesto de 2015 fondos para combatir la influencia de medios como Russia Today en la opinión pública estadounidense (3). Todo esto sin olvidar que el Departamento de Estado es celosa e históricamente defensor de la política de Dos Estados para Palestina e Israel, aún bajo administraciones como la de Bush hijo. La disputa por el estatus de Jerusalén es un ejemplo de esto.
Para cerrar, apeló nuevamente a la doctrina del destino manifiesto estadounidense como espejo sobre el que se mira Israel. “Ustedes acompañan a Israel, porque saben que la historia de Israel no es solo la historia del pueblo judío sino la del espíritu humano que rehúsa una y otra vez a sucumbir a los horrores de la historia – dijo Netanyahu – Mirándome aquí arriba en la galería, observándonos a todos en esta cámara esta la imagen de Moisés. Moisés lideró a nuestra gente desde la esclavitud hacia las puertas de la Tierra Prometida”. Una tormenta de aplausos le dio la razón.
¿La política exterior de quién?
La invitación de Bohener no tiene antecedentes en la historia del país. Giró la invitación al embajador israelí, quién luego de confirmar el visto bueno de Netanyahu, hizo pública la invitaciín, sin consulta previa a la Casa Blanca. Una vez hecha pública, el primer ministro la aceptó. Fue una ruptura de protocolo en un país presidencialista, donde la Constitución le da al jefe de Estado la potestad de dirigir la política exterior del mismo. El Congreso tiene facultades para declarar o denegar la guerra si así lo pide un presidente, por ejemplo, pero no le corresponde invitar a un jefe de Estado sin el consentimiento de la Casa Blanca o el Departamento de Estado.
Lo cierto es que en Washington cada jugador atiende a su propio juego, o construcción de influencias en el plano internacional. La familia Bush todavía es una jugadora activa en la política de Medio Oriente, aún si apela a sus propios recursos y contactos, por fuera del Estado (4). De hecho, Nancy Pelosi, actual líder de la minoría demócrata en la cámara baja, visitó Siria en 2007 en abierto desafío al Departamento de Estado en la Era Bush. Es lógico que esto suceda en la capital mundial del lobby corporativo: lobby saudí, lobby israelí, lobby alemán, etc. Pero representa también un problema para la conducción de Estados Unidos en el plano internacional, o de liderazgo mundial, como gustan decir en Washington.
En un trabajo del profesor de historia de la Universidad de Georgia, Mark Tushnet, rescatado en un artículo del sitio Vox.com , se denomina a estos protocolos como acuerdos pre constitucionales, y a la ruptura de los mismos como modalidades de lo que denomina como constitutional hardball . En ese artículo se lo describe de esta manera:
“El constitutional hardball describe movimientos legales y políticos ‘que están sin mucho cuestionamiento dentro de los límites de la doctrina y práctica constitucional pero que están sin embargo en alguna tensión con entendimientos pre constitucionales existentes’. En otras palabras, son movimientos que no violan la letra de la ley, pero que engañan nuestro entendimiento convencional de cómo esta supuestamente funciona” (5).
El profesor Tushnet también señala en su artículo académico que este tipo de prácticas son parte de un razonamiento político en momentos de transición constitucional hacia un orden nuevo, aunque esto no signifique que no haya manifestaciones en este sentido en momentos donde el orden vigente no es disputado. Una manera de distinguir períodos de política ordinaria de períodos de transformación es que durante los primeros los entendimientos pre constitucionales son tomados por dados, mientras que durante los segundos los mismos son cuestionados.
¿Vive Estados Unidos un momento de transformación en el orden político? El propio Tushnet da cuenta del alcance limitado y sujeto a revisiones críticas de su trabajo. Pero flota desde hace tiempo en los círculos académicos e intelectuales de Estados Unidos la tesis de una crisis de liderazgo en el plano internacional a raíz de la situación política interna del país. Parte de esto se refleja en el sentido común del votante estadounidense, tendiente en la última década a votar a un presidente de un partido y luego al partido rival en las legislativas, como supuesto contrapeso al poder del ejecutivo. O en las prácticas de obstruccionismo parlamentario, o filibusterismo, dónde un legislador puede, mediante el simple uso de permanecer en pie hasta el final de una sesión de votación en el Congreso, abortar el proyecto de ley en discusión. El uso de este y otros recursos se ha vuelto en un abuso estratégico por parte de ambos partidos. El mismo Obama amenazó con gobernar mediante decreto si los republicanos no colaboran con el ejecutivo.
Boehner dio entonces un paso más en este razonamiento político. Vio una ganancia política en desestabilizar al presidente de los Estados Unidos en el plano internacional. Y, cómo bien razona Mathew Yglesias en ese artículo, el asunto práctico sería no tanto acerca de qué es legal sino sobre qué toleraría la gente. Pero también está la cuestión de qué quieren las bases votantes de los representantes del pueblo en el Congreso. La demanda de acción se conjuga con el deseo de permanecer o ascender en el poder. En ese equilibrio, los perjudicados son los entendimientos que hacen mover a la maquinaria política. Y de a poco el orden establecido se va a socavando, siendo necesaria una nueva arquitectura. No es algo que no tenga precedentes en la historia de Estados Unidos: las bases del New Deal de F.D. Roosevelt se asentaron en leyes laborales que iban en un sentido contrario a lo que se pensaba en ese entonces sobre la relación entre el capital y el trabajo. Habrá que ver si el sistema todavía puede engendrar a un gran reformador. O si será una crisis la que tenga que poner a discutir en serio a sus líderes.
Notas:
(1) John Boehner's outrageous plan to help a foreign leader undermine Obama - Vox
(2) Chart: Fewer and fewer Americans see Iran as the US's greatest enemy - Vox
(3) For propaganda & 'democracy promotion’: State Dept seeks budget to counter RT — RT USA News
Que lindo hubiera sido colocar el mismo artefacto que puso la extrema derecha israelí dentro de la AMIA y la embajada en el congreso
eh?y despues te da la cara para decirle facho a Madfat
judios de mierda
con todo respeto a ustedes @super peres y @miguegallina
O decirte facho a vos.
No es fascismo, es defensa popular. Así como los niños palestinos tirándole piedras a los tanques
---------- Mensaje unificado a las 23:14 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 23:14 ----------
sionistas de mierda
Correccion, “sionistas de mierda” en todo caso. Como hijo de judios te aseguro que la religion hablando especificamente de esto no es el culpable (mas alla que la religion es una mierda en si)
Estoy de acuerdo. La composición y el comportamiento de Israel como Estado es fascista, pero no justifica una condena a la religión judía. Hablamos de una cultura, que también es parte de nuestro país y se manifiesta en los argentinos practicantes o próximos en su idiosincrasia.
Sobre lo sucedido en EEUU todavía no caigo, ni puedo imaginar qué repercusiones tendrá en un futuro cercano.
Como amo Russia Today en español, lejos el medio más berreta que vi, hace parecer serio a Fox News
---------- Mensaje unificado a las 04:28 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 04:27 ----------
La voló un Estado novio del puto gobierno que sufro como Argentino, es una berretada lo que dicen los antisemitas de siempre
---------- Mensaje unificado a las 04:29 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 04:28 ----------
Chupame la pija pelotudo
No hay nada mejor que ir a una escuela judía loco, tenemos un millón feriados judíos por año mas los nacionales es una fiesta, en lo único que le tengo cariño a los judios es en los gloriosos feriados
La duda que yo siempre tengo, descontando desde hace rato quien es el que obviamente lleva los pantalones en la relacion USA-Israel, es si EEUU seria un pais aun mucho mas grosso y pujante si no tuviera que ir incluso en contra de sus propios intereses para complacer los caprichos del lobby judío, o si tienen asumido que estan tan agarrados de las pelotas que si se hacen los cocoritos con el medinat terminan en el tacho compitiendo con Sierra Leona…
El tema es que la maquinita de hacer dólares está y estuvo siempre en manos judías. Por lo de los pantalones lo digo…
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¿Por qué Netanyahu habla en inglés en los discursos?
Porque es recibido del MIT
A mi me parece perfecto. Sos jefe de gobierno de un pais, vas a hacer declaraciones relevantes en el plano internacional, hacelo en ingles.
O en francés.
Que hable en su idioma natal, para que pagan traductores? o son caquitas finas que no pueden escuchar otro idioma?