Llega un paisano al bar del pueblo y deja atada su perra a un árbol. Al instante, una jauría de perros se arremolina a su alrededor tratando de conquistarla. En medio de un concierto de ladridos, gruñidos, mordiscos y aullidos, un policía entra al bar y pregunta por el dueño de la perra.
El paisano, que se estaba tomando un vaso grande de ginebra, levanta la mano y dice “yo”. -Su perra está alzada, le dice el policía.
-No puede ser: yo la dejé en el suelo, responde el paisano.
-Quiero decir que está en celo, insiste el cana.
-No puede ser. Yo jamás le di motivos. Ni miro a otras perras, contesta el gaucho sediento.
-Digo que está caliente, ¿me entiende?
-No, no lo entiendo: me cercioré de dejarla a la sombra. Desesperado,
el policía exclama:
-Óigame, su perra quiere tener relaciones sexuales.
El paisano le responde:
-Métale. Siempre quise tener un perro de policía.
Despega un vuelo de Argentina hacia Europa. El capitán de la nave les da la
>bienvenida a los pasajeros, les informa sobre el vuelo y el estado del
>tiempo y por último se despide deseándoles un muy agradable viaje.
>Lamentablemente olvida cerrar el micrófono y le hace un comentario al
>copiloto: "Bueeeeeeennooooo… ahora me fumo un cigarrillo y después,
>aprovechando que en primera clase no viaja nadie, me voy a echar un buen
>polvo con la azafata, de esos que te dejan muerto, viste…?". La azafata
>desesperada, al ver que todo el pasaje estaba escuchando lo que el capitán
>decía, se lanza a la carrera por el pasillo para avisar que el micrófono se encontraba
>abierto, pero en el camino le sale al paso una anciana que le dice: "A dónde
>va la calentona…? no escuchó que primero se va a fumar un cigarrillo?"
En una tranquila ciudad de España vivía un reconocido torero llamado ‘El Curro’
Cerca del Curro se mudó un jovial chinito, quien no sabía pronunciar bien la erre. Una mañana, se encuentran los dos y el chino le dirige un cordial saludo:
-‘Buen día señol Culo’ Por supuesto que al
Curro no le hacía gracia, pero lo dejó pasar. Durante la siguiente semana, hacía el mismo saludo. El Curro no pudo aguantar más y se compró dos perros pastor alemán y los entrenó para atacar al chino. Cuando el chino se acercó para saludarlo, el Curro le echó los perros. Con suma rapidez, el asiático sacó dos cuchillos de los pantalones, y se paró rígido en posición de defensa, listo para enfrentar los perros.
El Curro se da cuenta que el chino va a cortar los perros, y pega un silbido. Los perros entran a la casa. Esto se repite varias veces, hasta que el chino decide poner una denuncia en la comisaría.
El comisario le pregunta: -'?Cuál es su problema? A lo que el chino responde: -‘Mile señol comisalio, mi denuncia es polque los pelos del culo no me dejan caminal.’ El comisario se quedó perplejo, pero le siguió la corriente y dijo: ‘Bueno amigo, pues córteselos’ El chino respondió: 'Eso es lo que quielo hacel, pelo cada vez que los quielo coltal, el Culo silba y los pelos se van pala adentlo.
Ayer pase por tu casa y me tiraste con una bicicleta… oh! rayos!