Siempre fui hincha de River, no por un mandato familiar (mi papá es de River) si no porque siempre me sentí atraído por el club, no sé, hay algo en los colores y las camisetas que me llamaba mucho la atención (siento que la combinación roja y blanca es de la más armónica que existe). Pese a eso, nunca le dí mucha bola al fútbol (verlo, jugar, jugaba casi todos los días). Los primeros recuerdos de partidos, son del 2002-2003 (más que nada superclásicos) y no tanto por el partido en sí, si no, porque, como no teníamos el codificado, mi viejo iba a ver el partido en un club de barrio, en dónde tenían máquinas arcade y yo siempre terminaba ahí (veía el partido si, pero iba mas para jugar jajaj). Ya un poco más grande, en 2007-2008 (ahí ya tenía 12 años, soy del '95) empecé a darle más bola a los partidos, a ver más y prestar más atención… pero tampoco me la vivía (si alguien me decía para ir a jugar un partido o ir a jugar videojuegos, me prendía en esa y dejaba el partido de lado). Osea, era hincha pero no fanático. Recién me volví fanático con el descenso (como le pasó a muchísima gente). Imaginate lo poco fanático que era que, en el partido de ida en Córdoba, me fuí a ver una película lo más tranqui y llegué con el partido ya arrancado (bueno, ahí había una cuestión de confianza, nunca creí que podíamos descender). Luego, en el partido en el monumental, lloré. Esa fue la primera vez que lloré por River. Me acuerdo que, 20 minutos de terminado el partido, salí a la calle con una camiseta re caliente, me empezaban a gastar mis vecinos y los puteaba a todos. Ese día fue la única vez que me quise cagar a piñas con todo el mundo (incluso, al día siguiente, un compañero de la secundaria, bostero, me quiso cargar y literalmente le dije: “decís algo y voy a usar tu cara para limpiar la vereda”; no me dijo nada más y se quedó callado). A partir de ese momento, si me volví fanático. Una cuestión de orgullo, creo. No me cabía en lo más minímo que cualquier gil, hincha de un club de mierda, bardeara a River. Ahí empecé a discutir, pelearme, bardear, de todo, todo por defender al club. Ese fue mi primer punto de inflexión.
Seguí la campaña en la b a rajatabla, no me perdía ningún partido y, finalizado este, entraba a discutir sobre el mismo en internet (generalmente, en Taringa). Una vez consumado el ascenso, no estaba ni triste ni feliz; sólo sentí que habíamos hecho lo que teníamos que hacer, nada más. Se fue Almeyda y volvió Ramón. Estaba muy ilusionado (en ese momento, ya había hecho una especie de revisionismo y empecé a leer sobre las cosas, relacionadas al club, que había perdido en mi infancia). Nos fue bien primero y mal después (esa eliminación con lanús fue bastante dolorosa).
Arrancó el 2014 y mis ilusiones se mantenían intáctas. Seguí ese torneo a rajatabla (incluso viendo los partidos de nuestros adversarios, cuando se estaba llegando a la recta final). Y llegó el día del ramirazo. Estábamos preparándonos para verlo con mi familia (todos hinchas de River) y llegó un mensaje de mi tío, bostero, que se había quedado sin luz; nos preguntó si podía venir a verlo con un amigo (también bostero) y los dejamos. Arranca el partido tranqui, birra va, birra viene. Hace el gol Lanzini y lo gritamos todos pero fuimos bastante medidos, no queríamos incomodar a las visitas… para qué. Hacé el empate riquelme y vinieron a gritarnos el gol en la cara, EN NUESTRA PROPIA CASA. Casi los echamos pero los dejamos… menos mal. Sobre el final del partido, llega el cabezazo salvador del mellizo. Mamá, creo que nunca gritamos tanto un gol. Obviamente, se lo gritamos en la cara a mi tío y su amigo, nos tiramos en el piso, salimos a la vereda a gritar, como si no hubiera un mañana. Fue una linda tarde esa.
Sobre el campeonato que ganamos, sólo voy a decir esto: con el gol del Lobo Ledesma quebré, me largué a llorar como nunca lloré por River (ni en el descenso, ni en la Copa 2015 o Madrid lloré tanto). Sentía que nos sacamos un peso de encima; sentía que por fin podía desahogarme después de tantos años nefastos; sentí que era el comienzo de algo nuevo. Y se fue Ramón.
Llegó el Muñe y, la verdad, no tenía mucha espectativa pero si le tiré unas cuantas fichitas porque venía de ser campeón en uruguay, además, era de la casa. No quiero alargarme mucho sobre esto así que sólo voy a decir una cosa en torno al ciclo del muñe: Madrid fue mi segundo punto de inflexión. Desde ese partido, no volví a ver a River de la misma forma que antes. Ahora ya no me cambia el ánimo si perdemos o ganamos. Quizás me da un poco de bronca en el momento pero ya no me dura días como antes del 9 de Diciembre de 2018. Ese día, sentí que toqué el cielo con las manos. Creo que llegué al punto máximo de felicidad.
Obvio, sigo siendo hincha de River, mirando todos los partidos y siempre atento a lo que pasa en el club. Pero ya lo hago todo más tranquilo, mucho más chill. Mientras Gallardo esté en River, creo que va a seguir siendo así. Quizás vuelva a ponerme loco cuando cambiemos de técnico y haya una renovación completa de plantel pero, por ahora, vivo feliz.
Bueno, arranco
Nacido en el año 96 en una familia donde mis dos progenitores son hinchas de River fue obviamente mi acercamiento a esta pasión. Recuerdo mi primer camiseta que obviamente no era original a los 5 años, para mí era hermosa desde ya.
Tengo flashes de algunos River Campeón como el del 2002 y ya muchos más claros del River campeón 2004. Sufrí muchísimo la eliminación con boca en el 2004, demasiado. Desde chico recuerdo que mis tíos en casa de mis abuelos jodian con su boquita campeón del mundo y América, ni hablar de como me jodian mis primos…
La era 2006 a 2011 la puedo resumir en que iba a la cancha directamente a sufrir desde pibe. Tanto en amistosos de verano (Soy de Mendoza) como los primeros partidos oficiales de mi vida (Godoy Cruz vs River 2006, 0-1 gol de Belluschi, un golazo) y diversos resultados casi siempre adversos con los chanchos y algun que otro equipo grande que venían acá para esas fechas. Todo era padecer, peleas en la escuela y mucho ver videos en VHS y DVD sobre las buenas épocas que mi viejo me contaba por aquellos días y que deseaba con locura que volvieran.
Llegado el campeonato 2008 lo disfruté muchísimo y ahí vino mi primer camiseta original la cual a día de hoy la sigo cuidando como oro, el campeonato del burrito me volvió loco y cuando terminamos últimos a los pocos meses ya creí que ese veranito de Alegría había finalizado. El resto es historia, los dt, refuerzos falopas. Nada. No me ilusionaba ni con 12 años con esos jugadores.
Para esas épocas al burro lo exiliaron a Mendoza para la “rehabilitación” y se jugó un amistoso con Independiente Rivadavia donde obviamente fui. La anécdota de esto es que un pibe con dos hombres de mediana edad empezaron a insultar al burro, por lo cual mi viejo los empezó a bardear feo defendiendo al burrito así que los tuvieron que sacar de la tribuna jajaja (Al poco tiempo nos encontramos a los mismos personajes en otro partido, en la hinchada de River, increíble, hinchas de River insultando al burrito!).
Llegado el fatídico 2011 donde lo sufrí muchísimo, llorando a diario y esperando un milagro que jamás llegó. El ascenso fue un descargo de lágrimas después de tanto sufrimiento y un bálsamo para mi alma luego de tantas cargadas en la secundaria.
A partir de eso, llegó Ramón, mi primer ida al Monumental a un partido oficial (River 5 Quilmes 0) y salir campeón. Locura, Alegría, llanto y abrazo con mi viejo en el Monumental. Momento magnífico para mí y que jamás me voy a borrar.
Después con la venida del Muñeco donde creo que como todos, creíamos que iba a ser una apuesta que terminó sorprendiendo, pude poder a sentir el River del que tanto me contaba mi papá. A fin de 2014 llegó la final de la sudamericana y gracias a un esfuerzo grandísimo y mucha suerte pudimos ir con mi viejo nuevamente al estadio para la final, Centenario Baja, lágrimas, cada vez me sentía mejor y creí que había tocado el cielo con las manos, abrazados y escabiados con mi viejo volviendo en ese micro de vuelta a Mendoza. Pero faltaba mucho…
Llegado el 2015 y con una depresión grave lo único por lo que me alegraba era por River. La clasificación agónica gracias a los mexicanos mirando dos TV a la vez y luego el pimentazo que lo tuve que mirar con mi viejo ya que se pone demasiado nervioso cuando mira los clásicos por su problema cardíaco. Llegamos a la final, después de poder joder a todo el mundo gracias a esa pijeada que les pegamos en octavos… me arriesgué y conseguí dos entradas con pasaje y todo para ir a la final de la libertadores. No lo podía creer, que iba a estar en una final de América en la cancha de River con mi viejo! Después de haber ido a verlo en la segunda categoría haber llegado a esto para un clase media baja que llegaba con lo justo a fin de mes era como ir a Europa dos meses… ni hablar del festejo esa noche en la vuelta.
Con el comienzo de la universidad comenzaron los compañeros bosteros y el goce por suerte seguía. Lamentandome muchísimo la eliminación con los ecuatorianos y luego con los putos de Lanús sentía que a pesar de todo, se estaba gestando algo, y vaya que era así…
El resto es historia, la final la vi con un amigo en mi casa que estaba solo, salté, grité, lloré de alegría e insulté al vecino bostero hasta el hartazgo. Lo mejor de mi vida. Nada lo va a superar.
Resumiendo, River me acompañó desde que tengo consciencia y a pesar de sus altibajos siempre fue un termómetro de mi vida, y la pasión más grande que pude tener. Agradezco todos los días ser hincha de River gracias a mis viejos.
Un abrazo grande muchachos, sé que en cada mensaje de estos estamos cada uno de nosotros que tenemos en común esta pasión que se llama River Plate.
No sos la primera persona que veo que ese River lo ayudo a transitar una depresion, a una conocida tambien le paso. Espero que estes mejor, y gracias por compartir.
Muchas gracias y siempre voy avanzando con ese tema. Abrazo de gol!
Me acuerdo en el Nacional b, partido contra Central en Arroyito, chivisimo. Decidí no verlo por lo que sufría los partidos. Imposible. A los cinco minutos estaba clavado al tele. Fue el día del supuesto arreglo, con Ponzio tirando a la nada el último centro.
30 años, siempre muy enfermito de River. Una adolescencia promedio, con varios festejos en torneos locales, pero nefasta por la época dorada de ellos. Me pegó fuerte el descenso, pero ese día creo que me hice mucho más fanático. El gol que mas grité en mi vida fue el 2do a Almirante Brown, de David. En realidad no lo grité, empecé a llorar como un nene de 5 años y no pude parar hasta que terminó el partido. Esos llantos profundos donde te cuesta hasta respirar. Nunca más lloré así, y ya de por sí soy de lágrima MUY difícil. No se por que, pero intuía que se venía algo groso, que alguien nos hizo pagar ese año para darnos algo mejor. No hace falta que agregue nada sobre lo que vino después.
Todos lloramos como niñas chiquitas en ese momento. Gracias por compartir.
Olvidate, es imposible, varias veces dije “esto no lo veo” y a los 5 min estoy prendido a la tv