Cómo es vivir con un gorila en casa - lanacion.com
Cómo es vivir con un gorila en casa
La curiosa historia de una preja de franceses sexagenarios cuya “hija adoptiva” es una gorila; aquí cuentan los pros y los contras
La familia Thivillon lleva cuidando de su gorila, Digit, durante más de una década. Pero tener una compañera así en casa tiene sus altibajos. En su pueblo, cerca de la ciudad francesa de Lyon, la pareja se ha convertido en una sensación gracias a su “hija” adoptiva.
Digit lleva con ellos 13 años. Y vive en la misma habitación que Elaine y Pierre, encargado del zoológico de Saint Martin la Plaine, donde nació.
Su historia comenzó en 1999, cuando la joven primate fue rechazada por su madre, Pamela, que pronto dio señales de negarse a amamantarla. Entonces los Thivillon se hicieron cargo de cuidarla durante la noche. Ella vuelve al zoo durante el día.
A los 18 meses, la gorila empezó a mostrar fuertes vínculos con sus padres adoptivos. Después de una enfermedad que requirió que la cuidaran durante las 24 horas, Pierre y Elaine la dejaron quedarse en su habitación, donde ha dormido desde entonces.
UN MIEMBRO GOLOSO
Los primeros diez años, se acurrucaba en medio de la pareja. Pero ahora pesa 130 kilos y tiene su propia cama. Aunque circula libremente por el pequeño apartamento, durante el día deambula por una jaula que está justo al lado.
“No entro ahí porque es la casa de Digit”, comenta Elaine, consciente del derecho a la privacidad de su pequeña adolescente. “Sólo Pierre tiene permiso para entrar”.
Evidentemente, tener un gorila en la familia no está exento de problemas. “Esta mañana llevé cuatro panecillos para el desayuno. Cuando me giré, se las arregló para terminárselos antes de que pudiera rescatar uno. Entonces pasó a mirar al café de Elaine”, comenta Pierre. “Le encanta el chocolate”, dice Elaine. A veces es capaz de beberse una taza de café a la búsqueda de los restos de azúcar.
La pareja, que no tiene hijos, suele enfrentarse a la pregunta de si consideran a Digit una hija. “No diría tanto como que la vemos como una hija, pero es alguien muy querido”, explica Elaine. “Es parte de la familia y la trato como una madre haría. A veces, tengo que decirle: ‘nada de más dulces’ y entonces me da tres o cuatro besos y se los dejo”.
El trío ha aprendido a superar la barrera del lenguaje para comunicarse. “Reconocemos los ruidos que hace. Esta mañana hizo un pequeño gruñido para expresar felicidad. Entiende lo que le decimos”, asegura.
SIN NIÑERA
Cuidar un gorila adolescente también implica tener que planear más que la mayoría de los padres. Encontrar una niñera es difícil y Pierre y Elaine han pasado con Digit cada noche desde que se hicieron cargo de ella.
Una vez, cuando Pierre tuvo que hacer un viaje de trabajo al Reino Unido, debió organizar el viaje de forma que pudiera volver el mismo día. Y lo mismo pasa cuando ha tenido que ir al médico.
Tanto Pierre como Elaine tienen más de 60 años y, al carecer de un claro sucesor para hacerse cargo del zoológico, su principal preocupación es quién cuidará de Digit.
“No es bueno envejecer”, comenta Pierre. “Los padres tienen preocupaciones, aunque esos niños a una determinada edad pueden valerse por sí mismos. Pero si lo que tienes es un gorila como Digit, eres completamente responsable de lo que le pase, no es como un perro que puedes dejarlo con un vecino”.
“Ella es una criatura muy especial y es por eso que hemos disfrutado tanto teniéndola. Pero sabemos que su única alternativa es no convivir con humanos sino con otros gorilas”.
En los últimos años, los Thivillon han intentado reintegrar a Digit con su familia gorila, y está mostrando ciertos progresos en su relación con su hermano.
Mientras, Pierre está ocupado construyendo un recinto de 3.000 metros cúbicos que compartirá con su hermano.
“Esperamos que eventualmente tenga un bebé y conserve este vínculo con nosotros”. Esperamos que cuando lo haga, acuda a nosotros en busca de consejo", comenta Eliane.