Carlos Ávila:“Soy un oso hibernando a punto de despertar” Domingo, 11 de Enero de 2009 10:57
Foto: 7 Días
El ex hombre fuerte de Torneos y Competencias busca abandonar su retiro para ser presidente de River. “Quiero que el club recupere la grandeza perdida”, afirma desde su exclusiva casa de Punta del Este.
Hoy por hoy, una sola preocupación desvela a Carlos Ávila. Retirado de la presidencia de Torneos y Competencias, con las acciones del canal América vendidas hace un año y una buena fortuna amasada a lo largo de los años, un solo tema ocupa su mente. No es el golf, una de sus pasiones. Lo que no deja dormir al ex (aún) hombre fuerte del fútbol argentino es la actualidad del club de sus amores: River Plate. El último puesto en la tabla de posiciones, serias irregularidades financieras y manejos poco claros generan en Ávila un deseo: “Me lanzo a la presidencia de River para que vuelva a ser lo que fue, para que recupere la grandeza perdida.”
Doce del mediodía en Punta del Este. Su mansión “Sunshine” pareciera estar dentro del mar. Unas lomadas mínimas separan la vereda del verde césped de su jardín, pero los transeúntes ni se imaginan quién vive allí. De hecho, ni siquiera ven un ladrillo de la casa. Sentado en el deck de madera o ejercitando en el gimnasio privado, la isla Gorriti parece formar parte de su propiedad. “Tengo un atardecer hermoso, la vista desde acá es maravillosa”, afirma sin jactancia.
Sobre la mesa, la tapa del diario Olé tiene al flamante técnico millonario en tapa con declaraciones poco felices, a juzgar por el candidato a presidente. “Gorosito dice que admira a Boca, a Bianchi. Esto no puede ser, aparte ¿cómo puede ser que nos hayamos quedado sin ídolos?”, se pregunta. Su mujer, a pocos pasos de la escena, lo reta porque no lleva puesta la camiseta de su club, pero él se limita a responder con un gesto. Muestra su indumentaria: chomba roja Lacoste y bermudas Nike tres cuartos blancas. Es decir, una perfecta bandera de River andante.
Tribuna. Asegura ser socio riverplatense desde hace más de veinte años, pero por su ocupación y su posición de poder no pudo concurrir a la cancha como hubiera deseado. Y, aparte de las lógicas suspicacias, también para evitar pasar malos tragos. Como anécdota recuerda aquella vez que presenció un triunfo frente a Lanús en el sur del conurbano. Ese día, los hinchas granates atribuyeron la derrota de su equipo a la presencia del mandamás de Torneos en el estadio. Como contracara, Ávila rememora la noche en que Boca y River jugaron aquellos recordados partidos nocturnos por Copa Libertadores. En esa serie sólo se permitió el ingreso de público local. “Aunque, claro, si hubiera querido hubiera ido a los dos partidos” aclara. Esa noche al equipo millonario le tocó perder, entonces la bronca contra el creador del fútbol televisado en el país provino de parte de los hinchas del club de Núñez. “Al final, cuando un equipo gana o pierde siempre es mi culpa”, extrae como moraleja.
–¿Qué hay de cierto que a través de la empresa que maneja la televisión se puedan arreglar
partidos?
–Eso no es cierto de ninguna manera, como tampoco el tema de los árbitros. Forma parte del folclore del fútbol creer que la empresa favorece a tal o cual equipo para vender más o generar más.
–¿Se puede ser presidente de la empresa que tantos vínculos tiene con el fútbol y a la vez hincha de un club?
–Sí se puede, pero a través de un sentimiento más global. Supongo que lo mismo le pasará a Grondona, quien llegó a la AFA después de presidir Independiente y fundar Arsenal. O a los jugadores.
–Un sentimiento más atenuado.
–Se forma un caparazón de sentimientos porque trabajamos en el negocio del fútbol. Yo fui el responsable de la gran transformación del fútbol argentino.
–¿Tanta es la abstinencia que genera el poder como para que una persona como usted abandone su retiro?
–Una vez, un amigo definió mi situación a la perfección. Me dijo que era un oso que estaba hibernando a punto de despertar.
–¿Qué le parece el nombramiento de Maradona en la selección?
–No me parece mal. Se necesitaba un referente motivador, y en ese sentido Maradona es el mejor. Es como River, donde también se necesita un gran motivador, y para eso estoy yo.