Hola, cómo están? Es casi imposible lo que voy a plantear… Pero bueno, soñar no cuesta nada.
En el año 2012, ya no se puede seguir insultando a los primos diciéndoles bolivianos, paraguayos, negros, que viven en una villa. Ya está. Crecimos. El chiste ya no causa, ni ofende. O sí, ofende, pero es de mal gusto.
Ahora, qué hacer? Cuando esperaba que nos abran la puerta, pensaba en esa canción que me enseñaron de chiquito, y que todavía seguimos cantando, es la que dice así:
Boca, qué asco te tengo
Lavate el culo, con aguarrás
Son la mitad más uno
Son de Bolivia, y Paraguay
Yo a veces me pregunto
Che negro sucio, si te bañás
Entonces me di cuenta que la mejor parte de la canción, y la que en realidad representa al sentimiento riverplatense es esa repulsión infinita que genera el azul y orín de la camiseta de Boca. (Paréntesis: Alguna vez tuvieron cerca una camiseta de Boca? No sintieron asco hasta de tocarla? Eso es lo único que rescato del infame del Tano Pasman, cuando le decía a JJ “te pusiste la camiseta de Boca”, eso es inentendible).
Y entonces? Y si reformulamos la canción? No tendrá el mismo punch, pero, conservando la parte en la que les hacemos saber el asco que sentimos respecto de ellos, conservará su esencia, pudiendo añadir, si se quiere, alguna chicana respecto del aguante (lo que a ellos les duele bastante).
La que se me ocurrió es más o menos así:
Boca, qué asco te tengo
Lavate el culo con aguarrás
Sos la mitad más uno
Pero la cancha, no la llenás
Yo a veces me pregunto
bostero sucio, si te bañás
Es más naíf, sí, pero yo no quiero enseñarles a mis hijos que hay diferencias entre los argentinos y los bolivianos y los paraguayos, pero sí quiero enseñarles las diferencias que hay entre los argentinos y los bosteros.
Un abrazo