Cristina y Scioli optaron por los banqueros
Los medios se empeñan en señalar que la cuotificación del aguinaldo, que puso a medio millón de estatales y docentes bonaerenses al borde de la huelga general, es una maniobra política para eliminar un temprano competidor de las presidenciales de 2015.
No es mentira. Pero, antes que eso, está la caída vertical de la recaudación nacional, que en junio fue de un 16% medida en moneda constante. Como consecuencia de ello, el gobierno “antiajuste” de Cristina les está cortando el chorro a las provincias.
Buenos Aires fue la niña mimada de las elecciones 2011 y, hacia allí fueron 800 millones por mes desde nación. Este año, en el primer semestre, “bajaron” sólo 700 millones (La Nación, 2/7) y ahora otros mil millones -que apenas alcanzaron para completar el pago de los menguados salarios, pero no el aguinaldo. Desde luego, esto es una cuestión de prioridades. El gobierno nacional está juntando uno por uno los dólares para la deuda externa; la provincia, lo mismo.
Hace sólo un mes, se produjo una crisis política en la Legislatura provincial, cuyo desenlace fue un impuestazo disfrazado de revalúo al “campo” (que fueron chirolas) con el voto de la oposición, pero fue un fracaso porque también cayó la recaudación provincial. Al ritmo actual, los especialistas elevan el posible déficit bonaerense a la friolera de 19 mil millones de pesos.
La provincia, que ya recortó las partidas a los comedores escolares, emitió bonos forzosos de deuda a proveedores y paralizó numerosas obras públicas, está técnicamente al borde de la emisión de patacones. Es decir que de la pesificación cristinista pasaríamos a la “pataconización” de Scioli y de Mariotto, el dúo gobernante en la provincia.
Cristina, un día antes de la movilización a Plaza de Mayo, dijo “que los gobernadores se hagan cargo”. La oposición, que comparte el ajuste, está borrada, porque quiere que Cristina haga la tarea sucia. Ella transfiere parte de esa tarea a los gobernadores para compartir los “costos políticos”. Se vio muy claro con la Agencia Metropolitana de Transportes, destinada a compartir el tarifazo pendiente.
De Vido se reunió con 20 intendentes, capitaneados por Curto, para puentear al gobernador, pero las promesas de continuidad de obras son flacas, que es lo único que puede calmarlos. La batalla cruenta para dominar la sucesión presidencial y, mucho antes que eso, la crisis política de cara a las próximas elecciones 2013- está llevando a la escisión del gobierno de la provincia de Buenos Aires. El arrime de Moyano, Alberto Fernández y Lavagna al gobernador aceleró la crisis política.
El cristinismo acusa a Scioli de gastar en equipamiento policial a cuenta de su marketing de “seguridad” y en publicidad “naranja” a favor de su nuevo agrupamiento, La Juan Domingo-agrupación que el fin de semana pasado discutió la posibilidad de confrontar con el “mariottismo” en las internas previas de 2013. Esto plantea una crisis de poder en la provincia de Buenos Aires de alcances nacionales. Las movilizaciones masivas por seguridad -Cañuelas, Avellaneda- completan el clima, justamente en el tema en el que Scioli pretendía hacerse fuerte.
Así las cosas, se produjeron innumerables autoconvocatorias de asambleas estatales que desbordan a las variopintas burocracias sindicales de los gremios estatales de la provincia. Dos paros generales en la semana, que abarcan tres días en el caso docente, marcan en realidad la tendencia a la huelga general.
Efectivamente, la intervención de los trabajadores en la crisis plantea la huelga general, lejos de los paros aislados y las marchas separadas que ya empezaron a convocar los Baradel y los “Cachorro” Godoy. Porque se trata de imponer un giro político y económico que patee el tablero a partir del pago en regla de los salarios y aguinaldos.
La crisis política plantea, al mismo tiempo, reforzar la agitación política revolucionaria a favor de un programa de emergencia que acompañe la lucha de los trabajadores. Proponemos el siguienteprograma de emergencia: pago inmediato, en tiempo y forma, de aguinaldos y salarios. Reapertura de las paritarias sin tope. No al pago de la deuda externa. Liberemos los fondos de la provincia para la salud, la educación y el trabajo, no para el capital financiero usurario. Impuestos progresivos a la riqueza, el gran capital y la propiedad terrateniente. Ningún despido. Salario equivalente a la canasta familiar.
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