“Hoy Fabbiani ocupa el lugar de Ortega”
El Beto banca al Ogro y destaca que su llegada sirvió para encontrar un referente: “Tendrá que ganar muchos títulos para ser idolatrado como los más grandes”.
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AL BETO LO CAUTIVÓ CUANDO FABBIANI DIJO QUE SE MORÍA POR JUGAR CON LA CAMISETA DE RIVER. “ENTIENDE EL JUEGO”, DICE.
De Fabbiani hablan los dietólogos, los políticos, los rivales, los compañeros, su mamá, los vecinos de Ciudad Evita y Puerto Madero, los dirigentes de Vélez y Newell’s, los hinchas de todos los equipos… Y también habla el Beto Alonso, analizando la incipiente idolatría del tipo que llegó a River para romper las balanzas establecidas. “A mí me llegó por sus declaraciones. Hacía mucho tiempo no escuchaba a un tipo que dijera ‘me muero por jugar con esta camiseta’”, admite, nada menos, el mito que jugó 419 partidos en River, hizo 157 goles, ganó nueve títulos y fue despedido por 80.000 hinchas.
-¿Cómo explicás el entusiasmo que generó en tan poco tiempo?
-Creo que tiene que ver más con lo que dijo que con lo que hizo. La gente de River está muy castigada, y necesita agarrarse de un tipo al que querer.
-¿Un ídolo?
-Un referente. El hincha quería la vuelta de un ídolo como Ortega. Y sin el Burro, Fabbiani ocupa su lugar. ¿Quién declaró últimamente que se muere de ganas de jugar en River? Al contrario: muchos jugadores volvieron al país para ir a San Lorenzo y otros se fueron del club a la primera de cambio. Entonces, con muy poco, Fabbiani ya logró bastante.
-¿Y creés que futbolísticamente podrá acompañar ese furor?
-Ya hizo una mano que nos dio un triunfo, un gol en el segundo partido… Tiene clase, es pícaro, pisa la pelota. Ojalá siga así.
-Fue tratado como si hubiera nacido en River.
-Hoy el periodismo ayuda mucho a potenciar ciertas cosas. Los ídolos en River son los que crecen en las Inferiores. El único que vino de afuera y se ganó el corazón de la gente fue el Flaco (Francescoli). Eso tuvo un valor importantísimo. Fabbiani va a tener que ganar campeonatos y meter muchos goles para llegar a ser idolatrado como los más grandes.
-¿Qué tiene a su favor?
-Qué tiene talento, entiende el juego y es fuerte. Yo tuve de compañero al Búfalo Funes y también era difícil de marcarlo.
-¿Es el nuevo Funes?
-Sólo tienen en común la gran contextura física. Pero el Búfalo giraba para los dos perfiles. Era un toro a pesar de parecer gordo.
-¿Lo mismo está pasando con Fabbiani?
-Si pesa 200 kilos y hace un gol todos los domingos, a nadie le va a importar. Además, usa bien el físico. Ojo, no hay que confiarse. Porque ahora lo van a empezar a marcar más. Y en algún momento se tendrá que poner a punto. No hizo la pretemporada. No es lo mismo entrenar por tu cuenta que con un equipo profesional.
-¿O sea que todavía no debe jugar desde el arranque del partido?
-El domingo la gente lo va a empezar a pedir a los 15 minutos. Creo que Pipo sabe cómo llevarlo y lo va a ir poniendo de a poco.
-Igual dio resultado ponerlo en los finales.
-Sí, contagió algo en sus compañeros. El que está a su lado, sabe que es un buen jugador. Ya demostró lo que es en Lanús y Newell’s. Encima, apenas entra es aplaudido…
-¿Considerás que le cambió la cara al equipo?
-El equipo-equipo todavía no apareció. No me gustó el partido de Copa ni contra Central. Y en el debut con Colón no se supo cerrar el partido. Falta…
-Volviendo al tema de la idolatría. ¿Vos tuviste referentes?
-Mi viejo admiraba al Bocha Maschio, a Ermindo (Onega). A mí, en cambio, me gustaba vivir en los potreros más que mirar fútbol.
-¿Y luego te costó entrar en la piel del hincha?
-Creo que se empezó a dar algo especial en el año 72. Fui elegido el mejor jugador de la Selección Juvenil y tuve muy buenos partidos en River. Después el amor se hizo eterno.
-En ese equipo sobraban los ídolos.
-Después del campeonato del 75 todo se nos hizo más fácil. El Negro Jota Jota fue un ídolo, a pesar de que la gente lo castigó mal. Mostaza también lo fue. Y ni que hablar de Angelito Labruna, nuestro gran maestro.