Diez partidos son una buena medida para analizar lo bueno y lo malo que ha mostrado este nuevo River en lo que va de torneo:
En el arco: La paulatina consolidación de una promesa
Chichi mostró las garantías de seguridad y solvencia necesarias. Se lo ve con mucha confianza y serenidad, caminando bien el area y, sacando aquel gol en Mendoza, en líneas generales siempre correctamente ubicado debajo de los tres palos. El equipo lo expuso al error innecesario en las seis primeras fechas, haciéndolo participar con los pies mucho más de lo debido, sin embargo su concentración nunca se vio afectada.
De todas maneras, no hay que apresurarse. Ojalá, en caso de ser necesario, tenga el apoyo y el respaldo por parte del entrenador ante cualquier tropiezo. Es la única manera que el pibe pueda tener su chance para consolidarse. Si ante un nuevo error Almeyda lo saca (cosa que no sería descabellada teniendo en cuenta la elección primaria del entrenador por Vega), todo lo edificado hasta aca va a ser tirado por la borda.
En defensa: Más dudas que certezas
Indudablemente es el sector con más inconvenientes, dudas e inseguridades, tanto a nivel individual como también en lo que respecta al trabajo defensivo del equipo en sí tomando todas las líneas en conjunto.
Al líder defensivo por jerarquía y condiciones, Maidana, se lo ve más incómodo y dubitativo que de costumbre. La compañía de Ferrero lo acomodó un poco desde las inseguridades que Alayes le provocaba con su sola presencia en la zaga, pero creo que sigue siendo un error hacerlo jugar con perfil cambiado a la hora de cerrar a la raya.
En los laterales hoy por hoy surgen las principales dudas respecto a quienes deberían jugar. En la derecha, Abecasis aportó en esas primeras cuatro fechas una salida muy limpia que no solo le daba variantes al engranaje ofensivo sino que además potenciaba el fútbol de Sánchez. Se percibía una muy interesante conexión en ese tándem, y para mí no es casualidad que la salida del pibe haya provocado esa merma del uruguayo hasta el partido frente a Atlanta, donde repuntó. En la izquierda, Díaz fue el que aportó juego aéreo en ambas areas, incluso con goles importantes, pero Arano parece ser el que garantizó más seguridades, o mejor dicho, menos distracciones inocentes/infantiles.
Por un lado, los seis partidos de soga para Alayes fueron demasiado premio para el jugador, y el correr de los partidos dilucidará si esa decisión es definitiva o si será el primer recambio en la zaga. Por el otro, las citaciones primero al Mundial y ahora a los Panamericanos disfrazaron un problema no resuelto en Almeyda, que es la merecida oportunidad para Pirez o Pezzella que todavía no ha llegado pensando en alguien firme en todos los aspectos para acompañar a Maidana.
En el mediocampo: La clave principal
La línea que abrió las llaves de casi todas las puertas. Todo equipo que quiere ser protagonista no solo necesita volantes con gol, sino con inteligencia, voracidad, técnica y audacia. Y creo que este plantel cuenta con un cocktail casi perfecto de este compendio de características.
El refuerzo puente para que llegue el refuerzo top terminó siendo el mejor del equipo hasta el momento. Aguirre encontró su lugar en el mundo en esa doble contención y contagió/potenció al equipo en los dos costados de la cancha. Sánchez, con altibajos pronunciados, y Ocampos, con más regularidad y constancia, supieron mediante su velocidad y desequilibrio individual lastimar a las defensas rivales.
Curiosamente el puesto que más conoce Almeyda es el que le ha provocado más dolores de cabeza en lo que va de su estadía como técnico. La banca injustificada a Domingo, sumado a la notoria merma física de Ledesma provocaron que el conjunto sufra en demasía en un lugar clave del campo, poniendo en serio riesgo el dominio territorial en cada uno de los primeros seis partidos. La solución finalmente parece haberla encontrado en Cirigliano, un chico que a primera vista no aparentaba tener la personalidad adecuada, pero que al parecer esta empezando a hacer ese click necesario en su cabeza para creérsela definitivamente y afianzarse como el patrón del mediocampo.
En el ataque: Reina la inconstancia
Salvo pasajes puntuales, los dos grandes regresos de Domínguez y Cavenaghi todavía llenan más las columnas del debe que del haber. Vimos un Chori que dentro de la cancha jugó más tiempo merodeando el círculo central que la medialuna y que fuera de ella pasa por un momento de su vida muy particular que no colabora a pensar en un pronto repunte. Y un Cave que todavía esta en la búsqueda de su ritmo futbolístico necesario pero que en el cara a cara con los arqueros demuestra lo fundamental y clave que es para este equipo.
El resto, acompaña como puede y hasta donde le da. Ríos y Bou son la caja de pandora, el keko seguirá siendo Villalvita, Funes Mori después de mucho tiempo parecía que quería despabilarse un poco pero se terminó lesionando y vaya uno a saber por qué Bordagaray no tendrá la continuidad que merece largamente.
Es cierto que la generación de juego desde atrás no ha sido la ideal para potenciar a los delanteros, pero todo parece atado con alambres en este sector del campo. Falta ese punch que provoque que el equipo no sea tan “volante-dependiente” para lastimar al rival.
Almeyda: Pilotea como puede
Rescato mucho la vocación por intentar movilizarse gran parte de los partidos en bloque hacia delante, incluso cuando River toma ventajas en el marcador, y también es importante el convencimiento que se ha visto en los jugadores a la hora de mentalizarse en no subestimar la categoría. Cuando el limitado rival quiere imponer su rigor para equiparar las fuerzas, el equipo temperamentalmente no se deja pasar por encima.
Pero en contrapunto, los planteos táctico/estratégicos del entrenador si evidenciaron mucha falta de claridad en la mayoría de los partidos, y fue desde este aspecto donde se igualaron los niveles de potencialidad pese a las diferencias de jerarquía. De todas maneras, se vio ante Atlanta y Huracán un atisbo de mejor engranaje ofensivo desde la circulación y, sobre todo, la profundidad. Veremos si el correr de lo que viene profundiza esto o si simplemente fue un espejismo pasajero, porque hasta aquí, la dependencia de las individualidades terminó siendo más determinante que la idea de un funcionamiento colectivo que potencie aún más las virtudes de este plantel.
Tendrá el crédito abierto siempre y cuando demuestre sacar jugo de sus experimentos prueba/error, con los que tendrá que lidiar día a día en este nuevo camino que va emprendiendo como técnico. Aprender sobre la marcha y sabiendo de las exigencias no le será fácil, pero ya esta metido en el baile. A él no le quedará otra que seguir bailando y nosotros no tenemos otra alternativa más que verlo como se mueve.
Apreciaciones finales en general
Como conclusión, creo que el equipo en líneas generales tiene sus momentos para provocarnos todo tipo de sensaciones. De a ratos vislumbra y arrolla al rival, de a ratos es un mar de dudas, y de a ratos es un espanto que provoca un sinsabor insalubre.
Hasta aquí, no ha brindado la confianza plena y se sabe que puede dar mucho más, pero me parece que arrancó esta nueva etapa tan rara y siniestra para nuestra historia de buena manera, tanto desde los resultados como desde la expectativa hacia lo que viene.
Pasó la tan temida adaptación. Ahora llega el momento de la revalidación y la consolidación, que deberá estar acompañada sobre todo de evolución futbolística. La caja de herramientas esta totalmente equipada para lograr el objetivo y a todo el plantel y cuerpo técnico se lo ve 100% mentalizado.
Estos torneos son tan largos como traicioneros, prohibido relajarse…