Esta es la nota en Olé, no sé si ya la subieron
“Esperemos darles una alegría a los hinchas de Boca”
Arévalo calienta la final: dice que le “encantaría” ir a la contra, que el Monumental “no es la Bombonera” y que es “insólito” que River pueda ir a Japón sin la vuelta.
Egidio, ¿qué jugadores de esta Copa te gustaron?
-No sé, pero de River ninguno…
Egidio Arévalo Ríos está loco. Esa Mole de Los Cuatro Fantáticos petacona, con cara de malo, se entrena en la Bombonera y trata de mojarle la oreja a River tanto como pueda. Ni siquiera hay que tirarle la lengua: “Egidio, ¿qué te gusta comer?”. “No tengo idea, pero las hamburguesas de la cancha de River son horribles”. “Egidio, ¿qué te parece el nuevo Código Civil?”. “No sé, pero es una vergüenza que River vaya al Mundial de Clubes sin salir campeón”. “Egidio, ¿para vos el hombre llegó realmente a la Luna?”. “Ni idea, pero lo que sé es que River pasó a cuartos por el escritorio”. “Egidio, ¿pollo o pastas?”. “Pastas: no me gustan la gallinas”.
No le importa nada al chabón. Al punto de que, a un par de días de la final de vuelta de la Copa Libertadores, el tipo incita a sus compañeros a que se fajen entre ellos en un partido de fútbol recreativo en Casa Amarilla. “¡Hay que empazar a pegar, viejo!”, grita desde el arco, caliente porque como arquero es un muy buen volante central: le llenaron la canasta de goles. La buena, entre los tres palos, es que de fondo tenía a la Bombonera, paisaje ideal para recargar de energía desafiante a un tipo que sabe lo que es el abecé de la provocación. Se lo cuenta a Olé , el bueno de Arévalo Ríos.
-¿Qué te representa entrenar en Casa Amarilla antes de la final?
-Uf. Es bueno, ja. Bah, es buenísimo. Ya lo hicimos con la selección uruguaya acá, además tengo amigos y colegas en este lugar. Boca es un gran club. Y entrenar mirando a la Bombonera es muy lindo. Espero algún día conocerla de adentro…
-Dijiste que jugarías en Boca, te sacaste una foto con la camiseta. ¿Lo hacés para provocar?
-Me encantaría jugar en Boca, siempre lo he dicho. De hecho, ya tuve la posibilidad de hacerlo mucho tiempo antes y no se dio. Pero ahora estoy en un gran club, después veremos. Lo importante es el partido que tenemos por delante, en el que nos jugamos cosas históricas para todos nosotros…
-Va a ser una buena oportunidad para promocionarte en Boca…
-Va a ser un gran partido. Esperemos ganarlo por el bien de nuestra gente, de nuestro club, de todo México que nos está apoyando y de paso darles una alegría a los hinchas de Boca, ja… No será fácil, pero tenemos muchas chances.
-¿Se va a sentir la presión de la gente?
-Y… Ellos van a tener el apoyo de todos sus hinchas y eso va a darles un envión para salir a atacar en los primeros minutos, pero el Monumental no es la Bombonera, eh…
Más o menos: el tipo está loco, efectivamente. No le importa nada. Hasta empieza a picantear más adelante sobre la reglamentación que ya da por clasificado a River al Mundial de Clubes aunque pierda la final de la Libertadores como representante de la Conmebol: “Imaginate si van al Mundial sin ser campeones, sería algo insólito. Pero no nos adelantemos”, explica Arévalo Ríos, o Arévalo Rivers por caso.
Egidio, en plan de seguir calentando la previa, hace algo increíble. Casi quijotesco, con molinos de viento incluidos: Arévalo Ríos piensa -se convence a sí mismo- que los jugadores y el técnico de River hicieron declaraciones del estilo “ya somos campeones” cuando eso nunca ocurrió, para pintar una escena más épica de la que agarrarse.
-¿Van de punto?
-Ellos ya se sienten campeones, pero nosotros vamos tranquilos. Además, si están tan confiados, eso se les puede volver en contra, puede ser una presión. Tenemos que aprovechar las chances que se nos den, que van a ser pocas. La moneda está en el aire: nosotros no nos vamos a entregar en ningún momento