Angelito, el goleador del fútbol argentino
Según se supo hace casi dos años, gracias a una investigación realizada por el historiador Carlos Yametti , hay que adjudicarle un gol más a Angel Amadeo Labruna, el máximo prócer de la historia de River Plate, con el cual alcanza al paraguayo Arsenio Erico en la cima de los máximos anotadores del profesionalismo. Sin embargo, la discusión continúa, por lo que La Págima Millonaria decidió entrevistar a Yametti para que comente y ratifique su investigación.
La polémica se reabrió porque hace pocos días se editó el libro “Erico para siempre”, dedicado a la memoria del legendario goleador guaraní. En una de sus páginas se hace hincapié en el “goleador del fútbol argentino” (refiriéndose a torneos oficiales y regulares de Primera División). En el mencionado libro se consulta a otro historiador, Pablo Ramírez, quien afirma que “esto es un absurdo, Erico tiene 293 goles y Labruna 292. Que no quieran inventar nada”. Ante esta situación, Yametti, que no es precisamente hincha de River, accedió a aclarar las dudas.
Hace un tiempo, usted realizó una investigación y descubrió un gol más de Labruna. ¿Es correcto?
Bueno, en realidad no “descubrí” un gol, ya que no estaba oculto ni desinformado. Simplemente estaba mal informado y adjudicado a otro jugador.
¿Cómo es esto?
Muy simple. Pero primero quiero hacer una explicación que nos va a aclarar el panorama. Las estadísticas que se hacen del fútbol argentino se basan principalmente en la obra “Historia del Profesionalismo”, de Pablo Ramírez. Esta obra, que salió en la década del 70, fue la que utilizaron todos los periodistas y estadígrafos para sus cuentas de partidos, rachas, presencias, goleadores, etc. Pero ocurre que en realidad, ésta es simplemente una obra, cierto que pionera, hecha por una persona, pero que muy pocos se han lanzado a investigar si lo que dice allí es cierto. Se la ha tomado como la Biblia del Profesionalismo e incluso hay muchos que creen que es la “palabra oficial” de la AFA.
¿Y cómo es el tema de este gol?
Es un gol de 1941. En la última fecha de ese torneo, River viajó a La Plata y se consagró campeón al derrotar a Estudiantes por 3-1. Uno de los goles millonarios, Pablo Ramírez se lo adjudica a Rodríguez, zaguero de Estudiantes, en contra de su valla. Pero resulta que yo, al investigar, consulté ocho medios distintos: La Nación, La Prensa, El Mundo, El Diario, La Vanguardia, La Razon, La Cancha y El Gráfico. Sólo uno de ellos adjudica el gol a Rodríguez en contra, aclarando que quiso despejar un cabezazo de Labruna pero no pudo evitar el tanto. De los otros medios, seis se lo adjudican a Labruna y el otro (El Mundo) a Moreno, pero esto es un error, ya que en la foto que salio en el grafico se ve claramente que quien cabeceó el tiro de esquina fue Labruna.
¿Y usted por qué le adjudica el tanto a Labruna?
No es que yo le adjudico el tanto a Labruna, lo hago así en mis propias estadísticas. Simplemente informo lo que encuentro en los medios. Yo no vi ese partido; creo que tampoco lo vio Pablo Ramírez. En todo caso creo que quienes lo vieron fueron los cronistas de esos distintos medios. Ahora, yo me pregunto, si un medio dice “Rodríguez en contra” y otros siete dicen “Labruna” (considerando que lo de El Mundo es un error que confirma la foto), ¿tengo que pensar que uno acierta y otros siete se equivocan?
¿Y AFA que dice?
AFA no dice nada. En todo caso lo dijo en su momento, en la planilla del árbitro, pero eso no se conserva ya en la AFA.
O sea que no hay una información oficial, por así llamarla.
Cierto, no hay una información oficial, porque además, la AFA no contabiliza los goles de cada jugador. Y además, en caso de que la hubiera y dijera Rodríguez en contra. ¿Eso quita credibilidad a lo que vieron los periodistas? No olvidemos de que las planillas las hacen los árbitros, seres falibles como cualquiera de nosotros y que por lo tanto pueden equivocarse como cualquier humano. En mis años de investigación, como siempre cotejo los diarios con las planillas oficiales, he visto muchos errores que fácilmente se pueden catalogar como tales.
¿Qué piensa de lo que dice Ramírez en el libro de Erico?
En primer lugar, no me agrada el “no quieran inventar nada”. Yo no inventé, solamente doy el resultado de una investigación y que además puede ser verificada por cualquiera que concurra a una biblioteca y pida los diarios de la época. En el Boletín Nº 47 que editó el Centro para la Investigación de la Historia del Fútbol (CIHF) figura esta investigación y allí están las crónicas de los ocho medios con las palabras de cada uno. También yo podría pensar que quien inventó fue Don Pablo. No me parece que el hecho de que “eso ya fue publicado así” le da autoridad total; no me parece que la antigüedad de un dato le otorgue patente de inalterabilidad. Sí me parece que es bueno reconocer cuando de resultas de una investigación una “verdad consagrada” puede cambiarse. Sino todavía seguiríamos pensando que la tierra es cuadrada. Fíjese que Ramírez dice “293 y 292” cuando en su obra Labruna figura con 290 pues él no contabilizaba dos goles de Angelito conseguidos en un desempate contra Platense del año 1949, por no considerarlo “partido serio”. En síntesis, no veo correcta la obstinación en mantener que algo es blanco cuando todos dicen que es negro.
¿Pero usted se obstina en que los medios le otorguen ese gol a Labruna?
Como seguidor de Boca que soy, realmente no debería tener mucho interés en acercarle un pergamino más al “Feo”, que tanto nos vacunó. Pero mi obstinación no es en darle un gol más, sino que los medios conozcan que lo mío es una investigación y no un invento caprichoso. De allí en más cada uno puede tomar las cifras que crea justas y verídicas, pero tendrá que hacerlo con un sustento más válido que el mío.
Las pruebas son concluyentes, entonces.
Como digo en el Boletín del CIHF: la investigación -tanto ésta como cualquier otra- no está hecha “en contra de” o “a favor de”. Cuando uno investiga algo lo hace con la intención de acercarse más a la verdad y no para perjudicar ni beneficiar a nadie. La necedad esta en no reconocer lo que se afirma y revalida con pruebas y en desdeñar una novedad; aunque es cierto que a todos nos causaría una gran contradicción enterarnos que finalmente fue Caperucita quien engañó al Lobo Feroz.