La denuncia penal contra Nisman por acoso sexual:
En su libro Duggan también da cuenta de la existencia de una causa penal contra el fiscal de las 85 víctimas de la AMIA, por acoso sexual telefónico. Concretada a principios de 1991 por María Laura S., una abogada de 26 años, en el Juzgado Criminal y Correccional Federal Nº5. En la que denunció que desde hacía ocho años recibía ininterrumpidamente e insistentemente llamadas telefónicas anónimas, que impedían el uso de la línea telefónica por parte de su grupo familiar.
Quien llamaba se negaba a cortar la comunicación, y en consecuencia el teléfono de la casa quedaba bloqueado, en una época en que no existían los teléfonos celulares. Y evidenciaba tener mucha información de la vida privada de María Laura, al incluír detalles de sus horarios y movimientos, y siempre ocurrían cuando ella estaba en su casa.
Eran alrededor de quince o veinte llamadas por día, en las que quién llamaba amenazaba a María Laura y le decía obscenidades de todo tipo. Se trataba de una voz masculina que parecía pertenecer a una persona joven de mediana edad, que fingía la voz para evitar su reconocimiento. Por ello María Laura solicitó la intervención de su línea telefónica, para demostrar el contenido agresivo y ofensivo de las llamadas.
La causa quedó a cargo del juez federal Martín Irurzun, quién hoy es camarista del mismo fuero, y está vinculado con Francisco Javier Fernández, de quien se dice que era el representante del súper espía Antonio “Jaime” Stiuso en la Justicia. Y es autor de la “doctrina Irurzun”, que ignorando la presunción de inocencia, procura mantener en prisión a cuanto procesado kirchnerista se le cruce en el camino.
Irurzun fue uno de los camaristas que no solo convalidó la hipótesis del asesinato de Nisman, no obstante no existir prueba alguna cierta al respecto. Sino que además estableció que el mismo estaría relacionado con el Memorandum de Entendimiento con Irán, apuntando así directamente contra la cúpula del anterior gobierno.
La única supuesta prueba del asesinato del fiscal, es una más que dudosa pericia forense efectuada por Gendarmería Nacional, que no tiene nada que ver con esa disciplina, que por vergüenza no se hizo pública hasta ahora. Estando dicha fuerza bajo las órdenes de la ministra de Seguridad Patricia Bullrich, quién como primera candidata a diputada del PRO por la CABA en el 2015, fue una de las que promocionó exaltadamente la denuncia de Nisman mientras este estaba vivo.
Y tras su muerte fue la que sostuvo aún más exaltadamente la hipótesis de su asesinato. A la que ya en el poder, se encargó de consolidar con la forzada pericia de la fuerza a su cargo. Con la que contradijo frontalmente la conclusión previa de la junta Médica Forense, que dijo que no había evidencias de un homicidio; y el informe oficial de expertos de la Policía Federal, que concluyó que se trataba de un suicidio.
Ver La prueba concluyente de que Nisman se suicidó con ambas manos, y la explicación de la ausencia de pólvora en ellas
Ver Disparate Nisman (I): Arroyo Salgado dice que el asesino ayudó al suicidio
Tras la denuncia de María Laura, el juez Irurzun ordenó la intervención telefónica de su línea. Y en julio de 1991 la oficina de Observaciones Judiciales informó que no se habían detectado llamadas amenazantes, pero sí otras de tenor altamente desagradable que podían tener interés para la causa. Y que las llamadas provenían de la Central Clínicas, pero que no se había podido detectar el número completo desde donde partían, por la escasa duración de ellas.
El obsceno y patológico contenido de esas llamadas es el siguiente, según las publicó el abogado periodista Duggan en el libro antes mencionado. Estando identificadas en ellas el receptor María Laura como ML, y al emisor como AN. En las que María Laura toma la actitud de tratar de alargar la conversación lo más posible pese su contenido, para que se pudiera detectar el origen de ellas:
Fecha: 27/5/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): Tengo una larga para vos.
“ML”: ¡Otra vez…!
“AN”: Laurita…
“ML”: ¿Qué?
“AN”: La tengo larga para vos, ¿querés verla?
“ML”: No…
“AN”: ¡Es muy grande!
“ML”: No me importa…
“AN”: ¡Veintidós centímetros!
“ML”: No…
“AN”: En ese culito va bien, ¿eh? Cuca grande, pica grande…
“ML”: Está equivocado…
“AN”: ¿Por qué?
“ML”: Estoy muy flaca ahora…
“AN”: Y bueno, me calientan las flacas, ¡se me pone bien dura….!
“ML”: ¿Eh?
“AN”: ¡Se me pone la pija dura!
“ML”: ¡Qué asco AJJJJ!
“AN”: ¡Si te gustan bien grandes!
“ML”: Espero que hayan oído. (Corta)
“AN”: Corta.
Fecha: 29/5/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): ¿Qué fula se pasa? (Así se entendió)
“ML”: ¡Otra vez…! ¡Otra vez! ¡Dios mío!
“AN”: ¿Querés echarte uno?
“ML”: No…
“AN”: ¿Por qué?
“ML”: Porque no…
“AN”: ¿Conocés alguna?
“ML”: ¿Qué?
“AN”: ¿Viste alguna vez alguna?
“ML”: No, soy tonta…
“AN”: ¿Tenés mucho lomo?
“ML”: ¿Qué?
“AN”: Tenés buen lomo.
“ML”: Gracias, muchas gracias.
“AN”: ¡Me pone la pija al palo ese lomo! Quiero que me hagas la paja entre las tetas.
“ML”: Qué lindo, qué boquita…
“AN”: Sí, mucho, muy poquito.
“ML”: Qué boquita que te dio mamita, ¿eh?
“AN”: Corta.
“ML”: Corta.
Minutos después de la última llamada:
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): Hola.
“ML”: ¿Vos ves “Una voz en el teléfono”?
“AN”: Sí.
“ML”: ¿No serás Reucabio? (Así se entendió). (En realidad, se refiere a Lautaro, el personaje principal de la novela)
“AN”: ¡Estoy mejor dotado que Reucabio!
“ML”: ¿Sí?
“AN”: Sí.
“ML”: Bueno, ¿cuándo nos encontramos?
“AN”: Decime.
“ML”: No sé, cuando quieras.
“AN”: ¿Qué vamos a hacer?
“ML”: No sé, después vemos. ¡Seguro que no podés hacer nada porque sos maricón!
“AN”: Cuando me la veas vas a cambiar de opinión. ¿Me la vas a chupar?
“ML”: Ésa, ésa no sé…
“AN”: ¿De qué depende?
“ML”: Ésa no creo, ¿eh?
“AN”: ¿Por qué?
“ML”: Porque no me gusta tu voz…
“AN”: ¿Cuánto tiene que medir?
“ML”: No lo sé, pero tu voz me da asco.
“AN”: ¿Y lo otro?
“ML”: No sé, porque no te conozco, si tuviera el gusto de conocerte sería otra cosa, pero no te conozco…
“AN”: ¡Ya nos vamos a conocer! (Corta)
“ML”: (Corta)
Cuatro horas después…
“ML”: Hola.
“AN”: (No contesta)
“ML”: Hola, ¿quién es?
“AN”: (Permanece en línea sin hablar)
“ML”: ¿Por qué no hablás? ¿Con quién quiere hablar?
“AN”: (Corta)
Finalmente se pudo identificar el número telefónico de donde provenían los llamados. Pertenecía al domicilio ubicado en la calle Boulogne Sur Mer 659, en el barrio Once de la CABA, donde vivía el fiscal Nisman, su hermana Sandra, y su madre Sara Garfunkel, y era propiedad de Isaac Nisman, el fallecido padre del fiscal. María Laura declaró que no conocía a nadie de ellos, que por la voz de la persona y los lugares de encuentro que proponía, se trataba de alguien joven; y que por la jerga con que se expresaba conocía de abogacía. Posteriormente hubo más llamadas:
Fecha: 5/7/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina): ¿Cómo te va?
“ML”: ¡Otra vez vos! Hacía mucho que no llamabas.
“AN”: ¿Cuándo salimos?
“ML”: No, no puedo porque estoy de novio, ¡y menos salir con vos…!
“AN”: ¿Por qué? ¿Tenés miedo de que te coja?
“ML”: No entiendo, ¿por qué sos tan degenerado?
“AN”: Tu novio tiene la pija chiquita…
“ML”: Eso a mí no me importa, porque yo lo quiero tanto que no me fijo en eso.
“AN”: Sí, pero te vas a quedar siempre con las ganas, ¡yo te puedo hacer gozar más con la mía…!
“ML”: No me interesás vos ni la tuya, ¡pedazo de estúpido! (Corta)
“AN”: (Corta)
Cinco minutos más tarde:
“ML”: Hola…
“AN”: No me cortes…
“ML”: ¡Te corté porque ya estoy cansada de que me estés llamando…!
“AN”: Bueno, vamos a encontrarnos así nos conocemos y podemos salir…
“ML”: La última vez dijiste lo mismo y no fuiste…
“AN”: ¿No querés que te chupe las tetitas?
“ML”: No, porque no me interesás.
“AN”: ¿Cómo andan tus pechos?
“ML”: ¡No…!
“AN”: ¿No tenés ganas de verme el pito?
“ML”: No… No… Por mí, puede ser impotente que me da lo mismo.
“AN”: (Corta)
“ML”: (Corta)
Diez minutos más tarde:
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): Hola, sí, se cortó…
“ML”: Me cortaste, qué se cortó…
“AN”: Se te fue la voz, no te escucho nada.
“ML”: Sí, vos no me vas a escuchar…
“AN”: Bueno, ¿vas hoy?
“ML”: Voy a ver la tele…
“AN”: ¿Qué?
“ML”: Voy a ver la televisión, ¿qué voy a hacer?
“AN”: Bueno, ¿hoy a la tarde?
“ML”: No…
“AN”: ¿Te vestís muy sexy cuando salís?
“ML”: No, ahora no porque estoy de novio, antes sí porque tenía que enganchar, ahora no…
“ML”: ¿Antes?
“AN”: Sí…
“ML”: Minifaldas.
“AN”: ¿Te quemás hasta dónde la colita…?
“ML”: Qué sé yo, no sé…
“AN”: ¿Y arriba?
“ML”: ¿Podés ser tan degenerado vos? Fuera de broma, ¿podés ser tan degenerado?
“AN”: Me tenés muy caliente, ¡estás muy fuerte!
“E”: Qué voy a estar fuerte, si soy un asco ahora…
“AN”: No… No… No…
“ML”: Sí… Sí… Sí… aparte no sé dónde me ves, ¡no entiendo! Para decirlo, no entiendo de dónde me ves.
“AN”: Quiero que me des el gusto…
“ML”: ¿Qué?
“AN”: Quiero que me des el gusto…
“ML”: No…
“AN”: No te das cuenta… ¿No se lo diste a tu novio?
“ML”: No…
“AN”: ¿Y cómo sabés si la tiene chiquita?
“ML”: ¿Qué sé yo? No sé, queda librado a la voluntad de Dios.
“AN”: ¿Te parece que no te enganchabas si no la tenía cortita?
“ML”: Y bueno, pero uno, las mujeres tienen ese fin que pueden darse cuenta.
“AN”: ¿Y cómo te diste cuenta?
“ML”: Porque yo presupongo, aparte yo lo quiero tanto que no me importan esas cosas, ¿entendés?
“AN”: ¿No le mirás la entrepierna? Tus amigas me dijeron que te gusta ver el pito.
“ML”: ¿Quiénes son mis amigas?
“AN”: Algunas amigas tuyas, me dijeron que siempre mirás el bulto.
“ML”: Qué tonto. ¡Pobre pibe! No sé qué amigas pueden haberte dicho eso.
“AN”: Te haría falta una buena pija, porque la de tu novio es chiquita.
“ML”: (Corta)
“AN”: (Corta)
Fecha: 10/7/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina): Hola, ¿cómo te va?
“ML”: Bien…
“AN”: ¿Cuándo nos vemos? ¿Hoy?
“ML”: No, no puedo…
“AN”: ¿Y mañana…? (Corta)
“ML”: Hola… (Corta) Fecha: 25/7/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (no habla y corta)
“ML” (corta)
Fecha: 1/8/91
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): Hola… Mery…
“ML”: Hola, tanto tiempo…
“AN”: ¿Estabas extrañando mi pedazo?
“ML”: Bueno… ¡Ya las guarangadas!
“AN”: ¿No te gustan?
“ML”: No.
“AN”: ¿Por qué?
“ML”: Porque no…
“AN”: No sabés, hoy estoy con todo…
“ML”: Hace mucho frío.
“AN”: No, te vas a calentar conmigo…
“ML”: ¿Por qué las guarangadas en lugar de hablar como la gente?
“AN”: No son guarangadas.
“ML”: Sí, son guarangadas. (Corta)
“AN”: (Corta)
Veinte minutos más tarde:
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): ¿Te enojaste que me cortaste?
“ML”: Vos me cortaste…
“AN”: ¿Qué pasó?
“ML”: Nada…
“AN”: ¡Estoy muy caliente!
“ML”: Es tu problema, ¿qué querés que te diga?
“AN”: Pero vos podrías hacérmelo parar eso.
“ML”: ¿Qué?, ¿que puedo qué?
“AN”: Parar con mi calentura.
“ML”: Qué lindas cosas.
“AN”: (Inaudible)
“ML”: Qué término médico el tuyo. Ahora yo te digo una cosa, ¿por qué a veces hablás tan degeneradamente y otras veces hablás normal?
“AN”: Porque hoy tengo ganas de hablar sexualmente…
“ML”: Lo que pasa es que yo no puedo mantener conversaciones con degenerados.
“AN”: No soy un degenerado.
“ML”: ¿No te parece?
“AN”: Porque no te viste desnuda, no sabés lo que te perdés…
“ML”: (Ríe) No entiendo, no me conocés, estás loco nene.
“AN”: Mirá, si me hicieras una paja yo me pongo contento. Necesitarías las dos manos.
“ML”: Me imagino… Ahora, yo no entiendo…
“AN”: ¿No me creés?
“ML”: No…
“AN”: La tengo grande en serio…
“ML”: No, pero no me conocés, eso es lo que no entiendo.
“AN”: ¡Sí que te conozco!
“ML”: No me conocés, así que no entiendo cuál es la de llamar tanto tiempo…
“AN”: Cuando me veas me vas a decir: “qué tarada que soy, lo tendría que haber reconocido antes”.
“ML”: Ay, creo que me estoy enojando…
“AN”: Estoy muy bien, hablando en serio Laura…
“ML”: No me llamo Laura.
“AN”: Bueno, María Laura ¡estoy muy bien!
“ML”: No me gusta Laura solo.
“AN”: ¿Mery te gusta más?
“ML”: Sí, pero la Mery tampoco.
“AN”: No, muy mersa.
“ML”: Vos la tenés bastante clara, no sos ningún grasita.
“AN”: Bastante clara y bastante larga.
“ML”: Ay, ¡que asqueroso! (Corta)
“AN”: (Corta)
Cinco minutos más tarde:
“ML” (voz femenina): Hola…
“AN” (voz masculina fingida): Mery, ¿tu aparato o el mío anda mal?
“ML”: No sé, creo que el tuyo.
“AN”: No, las chicas me dicen que el mío funciona, ¿eh?
“ML”: ¿Qué chicas?
“AN”: Con las que hago el amor.
“ML”: Pero…
“AN”: ¿No caíste?
“ML”: ¡Para nada!
“AN”: La típica frase: ¡chiquitito pero juguetón!
“ML”: Sí, me imagino. Ay, si me hablaras de otra manera sería bárbaro.
“AN”: ¿Qué haríamos?
“ML”: Lograrías otros efectos.
“AN”: ¿Por ejemplo?
“ML”: Haberte conocido como la gente y no pensar que sos un degenerado…
“AN”: Lo que pasa es que con lo dotado que estoy tengo que hacer uso de lo que tengo.
“ML”: Bueno, no creo, pero no importa.
“AN”: ¿Me la viste acaso?
“ML”: No nene, ¿qué te pasa?
“AN”: ¿Por qué no querés?
“ML”: No te conozco, bah, por ahí te conozco, una se puede llevar cada sorpresa en la vida…
“AN”: ¿Por qué no me creés?
“ML”: Che, ¿vos hablás siempre así?
“AN”: Sí, las chicas me dicen: “mirá todo lo que tenés y con esa vocecita que parecés un marica”.
“ML”: (Corta)
“AN”: (Corta)
Ante ello el juez Irurzun decidió intervenir la línea telefónica que estaba a nombre de Isaac Nisman, verificándose además que su contestador tenía la misma voz joven de quien efectuaba las llamadas a María Laura. Quien por su parte, a partir del conocimiento de ese número, cortó inmediatamente cada llamada que volvió a efectuar el acosador.
Pero en diciembre de 1991 sorpresivamente el fiscal Nisman se presentó espontáneamente ante el juez Irurzum, sin haber sido convocado, citado o imputado, diciendo que había tomado conocimiento de que existía esa denuncia y la intervención de su teléfono, a partir de la indiscreción de un operario de Telecom. Cuando probablemente la información debe haber procedido de la denominada OJOTA, proveniente de las siglas “Observaciones Judiciales” a cargo de la SIDE, con quién Nisman ya estaba vinculado.
Por su parte Maria Laura se enfureció con la noticia de que Nisman se había enterado de que su teléfono estaba intervenido, y pidió que se investigara este hecho, sospechando de la infidelidad de algún empleado de tribunales. Dado que casualmente el juez Larrambebere, titular del juzgado donde trabajaba Nisman como secretario instruyendo la causa de la toma de La Tablada, había sido secretario del juzgado federal a cargo de Irurzun. No obstante este juez se encargó que la investigación de esa filtración no llegara a ningún resultado.
Viendo que la causa no registraba avances, María Laura solicitó que se investigaran una serie de llamadas transcriptas en las planillas de comunicaciones interceptadas en la línea de teléfono de la familia Nisman. En las que en un mismo día y en el curso de una hora, el fiscal buscaba desesperadamente servicios sexuales femeninos y lugares para concretarlo. Pero el juez Irurzun dijo que eso no era un ilícito penal.
Elocuentemente, las llamadas a María Laura cesaron a partir del conocimiento de la intervención telefónica por parte de Nisman. Solo se registró una breve llamada en noviembre, en la cual apenas atendió María Laura, se cortó. Previamente en agosto se había registrado una llamada del mismo sujeto, que no provenía del domicilio de los Nisman, de la que no se pudo determinar el número, pero sí que provenía de la zona oeste. Donde Nisman desarrollaba sus tareas en el juzgado federal de Morón.
Nisman por su parte presentó un escrito, negando ser el autor de las llamadas, dando cualquier explicación sobre ellas. Y por su parte el hoy juez y verdugo camarista Irurzun, solo le tomó declaración informativa, dado que por entonces no existía el delito de acoso sexual, que actualmente provoca linchamientos a través de las redes y hacen imposible la existencia del acusado. Irurzum dijo además que el delito de amenazas no quedó probado en las llamadas interceptadas. Por lo tanto solo terminó investigando el delito de entorpecimiento de las comunicaciones telefónicas.
Haciendo un último esfuerzo para que la causa avanzara, Maria Laura denunció la existencia de corrupción de menores, dado que las llamadas obscenas habían comenzado cuando era menor de edad. Pero el hoy terrible y vindicativo camarista Irurzun no le hizo lugar, y por contrario declaró prescripto el delito atribuido al fiscal Nisman, lo cual fue confirmado por la Cámara de Apelaciones. Mostrando así que la cobertura de la “corpo” judicial funcionaba a pleno.
Como fiscal en esa causa se desempeñó Gabriel Cavallo, que luego sucesivamente pasó a desempeñarse como juez federal; integrante de la Cámara Federal de Apelaciones; fundador junto con Jorge Lanata del diario “Crítica”; y defensor de Ernestina Herrera de Noble, la dueña de Clarín, en la causa por la adopción ilegal de sus hijos, provenientes presuntamente de desaparecidos. Evidenciándose así el instinto de Cavallo para saber dónde está el verdadero poder, más allá de las vicisitudes personales de María Laura con su colega el fiscal Nisman.
Duggan dice haber consultado psicólogos, que afirman que ante un comportamiento tan patológico, lo más probable es que María Laura no haya sido la única víctima del fiscal Nisman. Pudiendo la difusión de esa causa judicial, facilitar la aparición de otras damnificadas por hechos similares.
Señalando además que el contenido de esas llamadas demuestran que el acosador u hostigador posee una conducta persecutoria, que busca generar angustia en el otro. Cosificando a la mujer, y revelando a la par fuertes rasgos narcisistas. Con una sexualidad muy genital, muy fálica, totalmente centrada en él. No habla de ella en los llamados, solo habla de él:
“Tiene rasgos psicopáticos. Es más psicópata que perverso. Genera temor con el componente anónimo. Posee una gran inseguridad, una gran impotencia. Ejerce el poder para compensar su inseguridad. Es cobarde, masturbatorio y de trato enfermizo. Algunos rasgos identificados por este profesional se corresponden con el trabajo de la pericia psiquiátrica realizada por Mariano Castex, perito médico de la defensa de Lagomarsino”,apunta Duggan.