José María Aguilar admite que “nunca antes un presidente de River sufrió tantas críticas y semejante presión”. En una charla exclusiva en el estadio Monumental, opinó de todos los temas del presente y del futuro ‘millonario’.
El presidente de River Plate, José María Aguilar, asumió ayer que “el problema” en el club de Núñez es él y que su falta de manejo de los “códigos del poder” inciden en este presente caótico del club “tanto como las malas actuaciones deportivas y los hechos de violencia”.
Aguilar también confió, en una entrevista exclusiva con Télam celebrada en su despacho presidencial del estadio Monumental, que “nunca antes un presidente de River sufrió tantas críticas y semejante presión” a la que él padece por estos días.
- ¿Dónde residen hoy los principales problemas de River?
- El principal problema de River soy yo. Estos son momentos de acumular críticas, pero las estamos recibiendo con una rara unanimidad. Pero yo me hago cargo de todo, porque no me gusta derivar culpas en el técnico, el Consejo de Fútbol o el jefe de seguridad.
- Pero, a pesar de tener el cargo más importante, siempre es necesario delegar funciones.- En estos momentos estoy viviendo una cuasi inmolación, porque no tengo ningún manto protector. Pero hasta me suena casi lógico ser el centro de los cuestionamientos. Pero el eje de ellos pasa porque hace tres años que no ganamos nada en lo futbolístico y por los episodios de violencia, que aún estando fuera de lo institucional, lo terminan afectando.
- ¿Solamente esos son los problemas que hoy golpean al club en general y a usted en particular?
- No, hay un elemento más que tiene mucho que ver con todo esto: mi desconocimiento de los códigos del poder. Y cuando hablo del poder, me refiero al que abarca todos los ámbitos. Esta es una de mis debilidades, porque pasados más de cinco años de mandato tendría que conocerlos.
- ¿Y esto en que lo perjudica puntualmente?
- La presidencia de River es uno de los factores de poder más importantes de Argentina, tanto como la de Boca. Por eso la llegada de Mauricio Macri a ese lugar provocó un impacto tal que hoy es uno de los presidenciables que tiene el país. Eso hizo que se mirara como su contracara. Como una posibilidad de lanzamiento a la arena política nacional bastante sencilla.
- ¿Bastante sencilla?
- Claro. El fútbol es un ámbito donde se puede conseguir popularidad rápidamente, de la buena o de la mala. Pero yo rechacé esa idea. Es que no conozco el poder. Si alguien revisa mi agenda advertirá que no contiene teléfonos de ministros, jueces, funcionarios, presidentes o empresarios.
- ¿Qué otros errores cometió a lo largo de su mandato?
- La soberbia. Una soberbia que me avergüenza muchas veces, pero que utilizo muchas veces como mecanismo de defensa cuando me siento atacado, especialmente por la prensa. Es que cuando asumí como presidente de River, un día antes que cayera el gobierno de Fernando De la Rúa (18 de mayo de 2001), tenía apenas 38 años. Era el más joven en llegar a ese cargo en la historia del club.
- ¿Y que pasó que en vez de superarse llegó a este momento crítico?
- Es que de entrada salimos campeones, fuí tapa de medios masivos, le ganamos a Boca. Además resolvimos algunos temas económicos de la institución en un momento en que no había bancos por la crisis. Todo eso junto hizo que me dijera a mi mismo: esto es una papa.
- Pero siguiendo esa impresión, podríamos decir que después “se pudrió todo”.
- Sí, no solamente se pudrió la papa. Resolvimos no renovarle el contrato a Ramón Díaz, el tema de los bancos me valió un proceso judicial que todavía no se resolvió, entramos en un bajón futbolístico y los problemas con los barrabravas empeoraron todo.
- La presión, los insultos, lo medios instalados en la puerta de su casa antes del amanecer. Las amenazas en la escuela a la que concurren sus hijos. ¿No le dan ganas de dejar todo?
- Siempre digo que es tentador eso, pero en realidad lo hago para que los medios no me pregunten más sobre el tema. Los insultos no me resultan indiferentes y las críticas me afectan. Pero mi cargo caduca en diciembre de 2009 y a pesar de todo, voy a seguir, porque este es un club presidencialista, que no admite paracaidistas como ocurre en otras instituciones.
- ¿Y entonces…?
- El próximo presidente va a salir de esta comisión directiva. De la mayoría o la minoría, no sé. Pero va a ser de esta comisión. Y mientras me sigan criticando solamente a mí va a estar bien, porque no va a afectar la marcha institucional de River.
- ¿Qué piensa hacer de aquí en más?
- Por lo pronto, cortar el contacto con la prensa en los próximos días. Es que la exposición constante encierra un gran riesgo. Es que hagas lo que hagas, te arrepentirás, nos enseñaron los españoles de principios del siglo pasado. Y con los medios trato de llevarme bien, pero en lo particular me resulta inevitable enojarme en estos momentos.
Fuente: Télam