Hace ya una década que la mística banda de rock nacional tocó junta por última vez. Aquella noche, en Córdoba, Skay y el Indio prometieron una pausa. Su música y magia siguen intactas.
10 años. Una década. Como sea, el ricotero no lo entenderá. El 4 de agosto de 2001, en Córdoba, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota se despidió de la escena viva del rock nacional. Esa noche, Skay Bellinson y el Indio Solari prometieron una pausa. Sin embargo, nunca más volvieron.
El Chateau Carreras vibraba como cada misa ricotera. La banda se preparaba para dar un show que prometía ser el último de una etapa. Pero fue el último de todos. Los Redondos (casi el segundo nombre del grupo) tocaron por última vez. Hoy, las diferencias que los separaron son insalvables. Sin embargo, su música y magia siguen intactas en cada disco que se repite hasta el cansancio en miles de miles de casas argentinas y en cada show de Skay y los Seguidores de la Diosa Kali o del Indio y los Fundamentalistas del Aire Acondicionado.
Los Redondos se formaron en la escena under sobre mediados de la década del 70 como un grupo de jóvenes con locas aspiraciones. Fueron influenciados por los mejores artistas del rock nacional y se erigieron como una banda distinta, que mantuvo su independencia de la industria discográfica y logró hacerse masiva con música auténtica.
La banda que encabezaba el Indio y Skay alcanzó su apogeo en la década de los 90, captando al público joven que, producto del vaciamiento cultural y político causado por el menemato, necesitaba creer en algo y en alguien. Los Redondos lo lograron, sin querer, gracias a su poesía (librada a la interpretación personal), su mística, su idiosincrasia y su cultura.
En principio se había dicho que la banda (por la que pasaron grandes músicos como Willy Crook, Semilla Bucciarelli, Tito Fargo D’Aviero, Piojo Ávalos, Walter Sidotti, Sergio Dawi o Gabriel Conejo Jolivet, que no pueden dejar de ser mencionados como parte de los engendradores del gran monstruo Redondos) se separaba como consecuencia de los conflictos sociales, la crisis económica y política que el país atravesó en 2001 que golpeó a absolutamente todos, incluidos ellos. Sin embargo, luego se supo que el desgaste, los celos, los problemas de derechos y de dinero colmaron la crispada relación que venían teniendo.
Cada uno en su carretera, hoy Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota es un recuerdo imborrable. Para los ex miembros y para los fanáticos. De volver, ni ilusiones. Pero no todo es pasado. La mística, el rock, la magia, la cultura, la ideología y el hecho de asumir que cada uno entiende como quiere las letras de Los Redondos son una marca presente. Los discos siguen girando en las lectoras de los equipos de música. La melodía y el encanto quedarán. Por eso, nunca se podrá decir que Los Redondos no están.
Como no sentirme asi