Muchas veces una imagen vale más que mil palabras. Pues bien, la afamada Platea San Martín pidió de pie y ovacionó cuando vio que Alexis Ferrero, un central que llegó sin mucha promoción a Núñez, calentaba para ingresar a la cancha. Todo un síntoma. En River ya no se espera por el taco y el caño, se pide por el férreo defensor que impone orden, pero sin lujos claro. La cosa no está para lujos. Para todos menos para el DT, que insiste en poner un equipo sumamente ofensivo, cuando no es capaz de asegurar el cero en su arco y el mediocampo es zona de libre tránsito.
Pero Angel Cappa sigue preso de su discurso. Con aquello de “la escuela de River” y “El estilo de River”, insiste en poner un equipo generoso con el espectáculo…y con el rival. En River no marca nadie y eso, los rivales, lo aprovechan. Racing respetó mucho y se asustó, por eso no se llevó la victoria del Monumental. Gio Moreno hizo y deshizo y el Millo volvió a evidencia que, vaya a saber uno porqué, le gusta que los enganches rivales juegen sueltos: David Ramírez, en Mendoza, Gio el sábado ¿Qué pasará con Juan Román Riquelme, el próximo Diez que pisará Núñez? De pensarlo, solamente, da pánico.
El DT sigue con el silencio como bandera. El Monumental hervía tras una nueva frustración y Cappa no dio explicaciones. ¿Seguirá con su tesitura de la calma o simplemente no sabrá bien qué decir? Lo que etsá claro es que perdió completamente la brújula ¿qué fue si no Cirigliano de tres? Más allá de la lesión de Román, claro. Estaba claro, desde que salió el paraguayo que el tema pasaba por Cirigliano de cinco, Ferrari en su puesto y sacrificar a Ballón. Esos minutos de “probar” al chico de cuatro y dejar a Ballón aún más sólo casi le cuesta la derrota a River.
Otra cosa que casi le cuesta la cabeza a River es insistir con Ariel Ortega desde el arranque. Lo mejor del Burrito, dentro de lo malo que fue lo último, se vio ante Quilmes y en Mendoza, casi como asistidor en los dos goles Millonarios, (incluido el gol de Funes Mori, anulado). No es casualidad que en ambos juegos haya ingresado en el segundo tiempo.
También habrá que revisar la cuestión física. Por más que el DT esgrima que el Barcelona es igual que Villa Dálmine en cuanto a esa preparación, lo cierto es que Racing fue muy superior a River en ese aspecto. Ok, podrán decir que al no tener cambios y el rival sí, hay una ventaja. Está bien,pero ¿Cómo se explica que un pibe de 18 años, como Lamela, no pueda levantar las piernas? Correr no mete la pelota en un arco, pero al menos posibilitará que los rivales terminen acorralando a River, siempre, en el último cuarto de hora.
Cappa deberá agradecerle al cielo que en su equipo ataja Juan Pablo Carrizo -arquero gana y sostiene partidos- y que tiene a Mariano Pavone -lo que sería este pibe si este equipo lo rodeara bien-, si no todo sería aún peor.
¿Este es el mismo River que sumó 13 puntos en las primeras seis fechas? Sí. El mismo equipo que tan sólo sumo cinco en las siguientes seis, producto de cinco empates consecutivos, tres en casa y ante rivales directos. Ojo, las derrotas fueron lógicas, con Vélez, en Liniers y con Newell’s en Rosario. Pero los empates ante Quilmes y, principalmente, Gimnasia, no lo fueron.
Por eso, la paciencia se agotó. Aunque nadie lo diga, es muy probable que Cappa, ante Boca, ponga en juego su cabeza. Salga como salga el match en Floresta, ante el aceitado All Boys de José Romero.
Hoy, los números marcan que River tiene 102 puntos. Mantiene la ventaja con Gimnasia de cuatro y, por ahora, disfruta como Quilmes y Olimpo siguen hundidos. Lo malo para los de Núñez es que Huracán le sacó seis y Tigre, siete. Ambos ganaron en una fecha que River perdió. Algo inédito en el torneo y que ellos aprovecharon, mientras que el Millo desaprovechó, sistemáticamente, en varias de las últimas fechas.
Para peor, el equipo de Cappa tiene a Alexis Ferrero y Diego Buonanotte con cuatro amarillas, de cara a la final que se le viene en Floresta y, más allá, pensando en el Superclásico. ¿Hay salida o, como dirían Los Redondos, River está frito, angelito