Ojo con las fotos, son muy fuertes…
Neonazis andinos
Su movimiento se llama Social Nacionalismo del Perú Andino y está inspirado en el nacional socialismo de Adolfo Hitler. Se declaran admiradores del Führer y enemigos a muerte de los judíos, a quienes culpan de todas las desgracias del mundo.
El cuadro que tengo frente a mí es por lo menos singular. Sentados en la oficina de una vieja casona de la avenida Alfonso Ugarte, siete personas –cuatro de ellas vestidas como oficiales del Tercer Reich– sostienen que los judíos son los culpables de todos los males de la humanidad. Ninguno de ellos luce particularmente distinto a cualquier peruano promedio; sin embargo, aquí están, vestidos como oficiales nazis, elogiando a Adolfo Hitler y hablando pestes de los herederos de Israel. La escena, por momentos, parece surrealista. Es difícil de creer, pero los neonazis andinos existen.
El que lleva la voz cantante es su líder, Martín Quispe Mayta (38). Este pequeño empresario, que trabaja estampando publicidad en prendas de vestir en Gamarra, es el fundador de un curioso movimiento llamado “Social Nacionalismo del Perú Andino”, cuyo principio fundamental es ese, que los judíos son los responsables de todas las desgracias del mundo y que por eso hay que combatirlos “hasta el final”.
La fábula, por supuesto, no es nueva; es la misma que muchas bandas neonazis vienen diseminando desde hace décadas por todo el planeta. Lo peculiar de estos “social nacionalistas” es que, a diferencia del resto de grupitos neonazis peruanos (como el Movimiento Nacional Socialista Despierta Perú o los muchachos desorientados de Vanguardia Nacional), que se ocultan en foros cerrados en Internet, ellos se han animado esta vez a dar la cara.
Y, además, que pese a que se declaran seguidores del Führer y de la Alemania nazi, sostienen que no son racistas. Es más, aseguran que Hitler nunca lo fue y que su tesis de la supremacía de la raza aria es un mito inventado por la prensa, dominada, según ellos, por los semitas.
EDUCACIÓN ANTISEMITA
Martín Quispe no terminó la primaria. Su niñez en La Victoria fue dura, sus padres eran ambulantes en La Parada, era el último de ocho hermanos… en fin, el hecho es que se quedó en tercer grado. “Claro, después tuve la oportunidad de estudiar, pero yo estoy convencido de que la educación y los que gobiernan son sirvientes del judío. ¿Para qué estudiar si puedo instruirme de otra manera?”, dice.
Se instruyó en el bazar suelo de la avenida Aviación y de ‘La Cachina’, donde en la adolescencia encontró viejos libros sobre la II Guerra Mundial. Un día cayó en sus manos un ejemplar de El judío internacional de Henry Ford, un libro fundamental para las teorías antisemitas, que Hitler elogió y que incluso citó en Mein Kampf (Mi lucha). Luego, leyó algunas obras del mexicano Salvador Borrego, conocido simpatizante del nacional socialismo y difusor de la teoría de la “Historia oculta”. El bicho antisemita ya estaba en su cabeza. Y con nuevas lecturas en la misma línea, comenzó a crecer cada vez más.
Hace diez años fundó el movimiento, en el sétimo piso del edificio de la ex Cooperativa Santa Elisa. Sus primeros ‘militantes’ fueron borrachos, drogadictos e individuos que dormían en las inmediaciones de la Plaza San Martín a los que él recogía para darles comida y abrigo y para instruirlos en su prédica antisemita. Él dice que en ese momento, gracias a este peculiar método de ‘afiliación’, llegó a reunir hasta 300 “social nacionalistas”.
Ahora son unos 70 ‘militantes’, dice, 40 constantes y otros 30 intermitentes. Tiene alquilados cuatro locales: dos, contiguos, en la avenida Alfonso Ugarte, uno en el Rímac y otro en San Juan de Lurigancho.
Todos los días, los ‘militantes’ recorren plazas de los conos de la ciudad vendiendo los dos libros que Quispe ha publicado (El poder oculto judío y Judíos: culpables de todas las desgracias de la humanidad), así como polos y camisas que llevan estampado el logo del movimiento y DVD con un pequeño video que resume su fábula.
Si se los cruza, quizás le parezcan una mezcla de adictos rehabilitados del Centro Victoria y etnocaceristas de Antauro Humala. Salvo por el detalle de que predican un inexplicable odio al pueblo hebreo.
“TODO ES UN INVENTO”
-Martín, ¿por qué admiran a Hitler?
-Porque Hitler se inmoló por la humanidad, ¡dio la vida por la humanidad!
-¿Se inmoló? ¿Cómo es eso?
-Claro, porque peleó contra el verdadero enemigo, que es el judío, que mata a millones, que envenena a millones.
-Hitler asesinó a seis millones de judíos.
-Eso es una mentira de la prensa judía.
-Pero ahí están las cámaras de gas. Los campos de concentración.
-Las cámaras de gas nunca existieron, fueron crematorios de cadáveres. Hitler no mató judíos, ese es un cuento judío.
-¿Y por qué, según tú, a los judíos les interesaría desprestigiar a Hitler?
-Es que el 90% de la propiedad mundial es de los judíos.
-¿De dónde has sacado eso?
-Mira las estadísticas. Averigua.
-Pero ¿cuáles son tus fuentes?
-Bueno… ahorita no recuerdo los nombres de los periodistas que han sacado que el 90% de la propiedad es de judíos.
-Ya. ¿Y por qué les crees a esos periodistas y no a todos los investigadores que han demostrado que Hitler fue un genocida?
-Por lógica, porque los otros solo son sirvientes, hablan bien de su amo judío.
-¿Qué te han hecho los judíos, Martín? ¿Alguno de ellos te hizo daño alguna vez?
-No, en absoluto.
-¿Y por qué los odias tanto?
-Pero ¿tú puedes cruzarte de brazos cuando prendes la televisión y la gente deja de pensar? ¿Cuando ves a homosexuales y ex prostitutas en canales que son de judíos? Es cuestión de principios.
(La discusión siguió por ese rumbo durante una media hora más, así de inútil).
AMBICIÓN POLÍTICA
Fiorella tiene 23 años, conoció a Martín hace ocho meses a través de un amigo que vendía sus libros y ahora es la responsable del local del movimiento en el Rímac. Ángel, médico de un hospital cuyo nombre me pide no mencionar, es amigo del fundador desde los noventa, cuando Martín vendía ropa en la avenida Grau. Manuel solo me dice que está en la organización hace ocho años. Andrés se incorporó hace mes y medio y ya es “responsable de Juventudes”. Todos dicen compartir las extravagantes ideas de su líder.
Todos tienen sus uniformes, con ese 7 impreso en el brazo izquierdo como logo oficial. Todos participan en la recolección de firmas para inscribirse ante el JNE y competir en las próximas elecciones. Necesitan unas 800 mil; empezaron hace seis meses y apenas tienen 15 mil. Martín Quispe dice que quiere ser Presidente de la República. ¿Cuál sería tu primera medida?, le pregunto. “¡Expulsar a todos los judíos del país! ¡Confiscarles sus propiedades!”, responde, con los ojos brillándole. Los demás lo miran pero no dicen nada.
Desde un retrato en la pared, Hitler parece observarnos con severidad. La escena parece una invención, un chiste, pero no lo es.
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