Thread para analizar y criticar la gestión del gobierno (parte 1)

Qué pretendés?

Btw: Kichi hablando enojado me hace acordar a los personajes de Cha Cha Cha.

Che, la Barcelona no tiene más el correo de lectores? El otro día la compró mi viejo y no lo encontré. Era lo mejor que tenía la revista.

En lo que va del año, el Gobierno gastó casi $2000 millones en fútbol y publicidad - Infobae

No quieren desfinanciar al estado?
Privaticen Futbol para todos, aunque sea a empresarios amigos, que es lo que mejor hacen.

el blue a 13,90. Que alguien construya el arca…

aca falta un chuck que diga que nos fuimos al pasto

Tampoco nunca escuchamos de algun K, vamos a cruzar a ese Franco Macri, por culpa de los medios

Conociendo a la policía de Barcelona, hacés bien!

Voy a dejar esto por acá…

El facebook de donde salió debe ser de little

Puede ser. Pero los medios k no son hegemónicos. Acá el problema está en el reparto de la baraja comunicacional donde la mayoría de los medios concentrados son los que le hacen creer a ese señor que el poder político tiene la manija.

Pero eso era antes cuando no había ley de medios en plena vigencia

Qué milico asqueroso que es Berni. Me repugna.

Esperemos a ver como se desguasa el grupo más concentrado y si estos soretes no venden sus parte a testaferros que mantengan la misma línea editorial basura.

lo imputaron de nuevo a vudú, ya tiene más causas que la revolución francesa

Enamorada.

La Patria es el otro, el culpable también

Sólo el sadismo más extremo justificaría el hecho de mandar una cadena nacional a la hora de la cena. No hay otra forma de explicar la necesidad de salir por todos los medios de comunicación en el momento en que cualquier ser humano se dispone a relajarse, aislarse del mundo y de la familia poniendo la tele mientras morfa y pone cara de que le interesa lo que le cuentan.

Tan molesto resulta el horario que ni la Presidenta estaba disponible para hablar y salió grabada en un video filmado apenas pasado el mediodía. Podría haber salido en directo, podría haber mandado la cinta en cualquier momento de la tarde, pero no, había que hacerlo a la hora de la cena. Se podría suponer que el anuncio era catastrófico, importantísimo, que generaría revuelo internacional, que cambiaría el rumbo de nuestras vidas. En cambio la Presi dividió el discurso en dos y destinó la primera parte a repetir los mismos diez párrafos que menciona desde el acto del 20 de junio -que la deuda fue creada por fulanito, que creció durante la era de los marcianos, que Obi-Wan Kirchner la reestructuró para librarnos del Imperio, que nos quieren voltear por ser los más mejores, etcétera- y la otra parte la utilizó para leer catorce artículos que estaban colgados en Facebook desde el día anterior. Y mientras nosotros puteábamos, ella cenaba con una delegación de árabes. Sadismo puro.

Si bien quedé sorprendido porque la Presi se quebró y pidió disculpas por estar nerviosa en un video grabado, más me llamó la atención la idea de repetir lo de siempre: cuando las papas queman, se manda un proyecto de ley al Congreso para que “los representantes del pueblo argentino” le den la razón. Lo hizo con la 125, lo hizo con la reforma judicial ¿Cómo no batir su propio récord y meter a Estados Unidos, Europa y la deuda externa en un mismo combo?

Está claro que la intención no es comunicar, porque en los días que corren existen métodos mucho más efectivos para hacer llegar los actos de gobierno a los ciudadanos que utilizar nueve de los doscientos canales que tiene la televisión de estos días. La idea es canalizar la necesidad de que les den la razón después de mandarse el moco, como cuando teníamos 14 años y puteábamos porque el profesor “nos bochó” después de habernos pasado el año mirando culos. Por eso Kicillof también habla seguido, no para dar ideas o anunciar un plan de acción, sino para putear por lo mal que lo tratan a pesar de todo lo que hizo.

Y ahí lo tenemos al animal devenido en sex-symbol de bolsillo, afirmando que los buitres son como los dibujitos animados, que la deuda era una bola de nieve, que la derritieron, la hicieron bolita y ahora la usan los militantes para jugar en el Patio de las Palmeras. Por suerte para Chikillof, su ego inversamente proporcional a sus cualidades de ministro marca ACME está salvaguardado por el apoyo de Cristina -que leería de economía en Wikipedia si los artículos no fueran tan largos- y por el amor incondicional de los analfabestias que aceptaron ir a la Bolsa de Comercio luego de que les prometieran que el Hombre de la Bolsa no vive allí.

Lamentablemente, el Pitufo Sexy no se avivó de que esos mismos pibes eran los que llamaban “compañero” a Boudou y ahora creen que la vicepresidencia está vacante. Y si la comprensión de estados de situación le funcionara, al menos, a media máquina se habría preguntado qué tanto vale el apoyo de muchachos que minutos antes aplaudieron a Cristina cuando dijo que Argentina tiene una de las situaciones financieras más sólidas del mundo luego de afirmar que deberíamos armar un sistema financiero en pesos made in Ciccone.

De todos los curas que había en la congregación nos tocó el ateo, el médico curandero, el parrilero vegano, el economista que no cree en el mercado. Todavía no entiendo cómo no pusieron a un activista de Greenpeace al frente de YPF, a Hebe de Bonafini en la Cancillería o a Luis D’Elía en el Ministerio de Cultura.

Es notorio cómo el Gobierno que más ha dicho en contra de los mercados sea el que más ha dependido de los mercados para subsistir. Sin embargo, insisten y aparece Capitanich para afirmar que una ley que autorice a que el ex tenista Augusto Costa decida cuántos chocolatines Jack debe fabricar Felfort, “impulsará las inversiones y favorecerá al empresariado”.

La discusión entre Estado sí, Estado no, ya estaba zanjada en casi todo el mundo, mientras que acá no concebíamos la idea de que una empresa privada pudiera habilitarnos un teléfono de línea. Durante sus primeros 120 años de historia, la sociedad argentina no tuvo problemas en adaptarse al contexto internacional imperante. Fuimos capitalistas burgueses centralistas en el siglo XIX. Nos adaptamos al capitalismo empresarial del siglo XX y ahí nos quedamos. No hubo problemas estructurales en aplicar en el país la mentalidad imperante en un mundo en el que, a cambio de asegurarnos el ingreso y permanencia en la clase media, aceptábamos ese híbrido de laburante con amenities que aceptamos como base de nuestro sistema de valores.

El mentado Estado de Bienestar se convirtió en moda y vanguardia y, como todos los sistemas capitalistas modernos, surgió en la capital del Imperio: si el capitalismo burgués vio la luz en el Reino Unido, el Estado de Bienestar exitoso se consolidó en los Estados Unidos, mal que le pese a quien le pese. Fábricas poderosas, surgimiento de multinacionales y la idea de un capitalismo nacional que tomara como prioridad el mercado interno y, una vez conquistado, buscara apabullar en los demás países, tampoco es un invento argentino. Era la norma del mundo.

Los movimientos sindicalizados compuestos en su inmensa mayoría por sujetos que no llegaron a ver el surgimiento de estos modelos en sus respectivos países al haber sido expulsados por guerras, sintieron como conquistas lo que tarde o temprano iba a pasar: el cuidado del trabajador para garantizar el capital principal de la empresa. Empresas que concentraban toda la línea de producción y no tenían ganas de perder empleados por problemas de salud o agotamiento y tener que entrenar a un reemplazo. Se perdía tiempo, dinero y producción.

Este modelo de producción que adoptamos como elixir de vida, fue combatido por quienes hoy lo mencionan como mantra proteccionista para justificar cualquier verdura. Lo odiaron e intentaron aniquilarlo. Obviamente, eso tampoco es copyright argento, dado que la insurgencia ocurrió en todos y cada uno de aquellos países en los que a la pendejada le dolía darse cuenta de que eran hijos de cómodos aburguesados.

El capitalismo bursátil que hoy reina en el mundo surgió en los ’80. Los problemas que sacudieron al país durante la década del ’90 fueron idénticos a los sucedidos en otras partes del planisferio, sólo que acá nos hacemos los boludos. Cuando la desocupación coyuntural tocó el 18% durante un trimestre de los 40 que gobernó Menem, en Brasil consideraban adoptar el canibalismo para paliar el hambre de años de desocupación estructural.

Sin embargo, a los problemas que el país no supo/no pudo/no quiso enfrentar, este Gobierno pretendió arreglarlos con soluciones para problemas que ya no existen. Proteccionismo para fábricas de ensamblaje de importados, restricción de exportaciones que no se volcaron al mercado interno. Sólo en carnes perdimos 10 mil millones de dólares en nueve años. Diez mil millones que podrían haberse usado para que se construya todo lo que prometió Cristina, o para que funcione todo lo que inauguró.

Todo lo que regularon para ir en contra del capitalismo financiero mundial, lo fundieron. En 1999 cerramos el gasoducto a Bolivia porque ni lo usábamos, acá se exportaba gas. En 2004 aplicaron las retenciones a los hidrocarburos, en 2005 empezamos a importar, en 2009 reabrimos el gasoducto para poder prender una hornalla e hicimos un acto para festejar la reconexión de la Patria Grande. Como si el Modelo fuera el Joven Manos de Piedra con parkinson, todo lo que tocaron lo hicieron mierda sólo con aplicar remedios obsoletos para la coyuntura internacional a la cual pretendieron insertarse.

Quisieron curar el sida con penicilina. Lógicamente, no funcionó y la frustración los sobrepasa al ver que el Modelo se va a la casita con default, inflación, desocupación estructural y aumento de la pobreza. Como frutilla del postre, ni siquiera tienen a la vista un candidato que les garantice la continuidad del sentimiento de pertenencia. Huérfanos voluntarios, se sienten a la deriva con la partida inevitable de mamá Cristina.

Pocas veces quedó tan a flor de piel la mentalidad sin fuerza de voluntad de buena parte del padrón. La multiplicidad democrática de voces se convirtió tan sólo en un coro gregoriano sin perimitirse siquiera la posibilidad de meter un canon de vez en cuando. Miles de boludos repitiendo lo que dice el puntero del barrio, que junto con otros cientos se lo escucharon a un cuadrazo que lo dijo por orden del Chino Zannini que dice que se lo escuchó a Cristina cuando se cepillaba los dientes.

Por eso prende el delirio de hablar de soberanía de la deuda en vez de deuda soberana. Si agarrasen un libro de vez en cuando, o le preguntaran a los profesores después de las charlas del centro de estudiantes, sabrían que deuda soberana es deuda pública, y que de soberanía no tiene un carajo: si se debe, no es nuestro.

También es por eso, por la necesidad de sentirse alguna vez parte de algo con sentido, que no tendrían problemas en defender a rajatabla cualquier banana que se le ocurra a Cristina. Si putearon a la Iglesia porque nombraron Papa a un Bergoglio colaboracionista de la Dictadura y, 24 horas después, estaban chupando cirios y colocando al Papa Peronista de fondo de pantalla, tranquilamente podrían bancar un proyecto de ley que habilite al Consejo de la Magistratura a destituir a un juez federal de los Estados Unidos bajo el principio de la soberanía judicial.

Pero, fundamentalmente, apoyan lo que sea porque tienen miedo. Miedo a tener que asumir que la vida vuelve a ser una mierda. Miedo a reconocer que nunca dejó de serlo, pero que durante doce años se sintieron Donald Trump de paseo por La Salada porque pudieron entrar en el Plan Canje de Calefones de 2009.

Obviamente, ya sabían que la culpa del presente continuo es del mercado, de los capitalistas internacionales, del señor que vive en un duplex en Oslo, del sionismo israelí, de la tía Giuseppina que quiere cobrar la jubilación en euros, del cipayo del portero que putea porque quería armarle la fiesta de 15 a la nena, de los agrogarcas, de Magnetto, de la burocracia sindical -siempre que no sea de los gremios amigos-, de la derecha peronista, de la izquierda troskista, de la clase mierda a la que pertenece, de Campanella, del imperialismo yanki, del almacenero formador de precios, de la Dra. Pignatta, de los medios hegemónicos, de las multinacionales siempre y cuando no se traten de mineras, de los que gobernaron el país hace 25 años, de los que gobernaron el país hace 36 años, de los que quieren comprar 50 dólares para salvar algo, de los que sueñan con comprarle un juguete decente al hijo, de los que se preguntan por qué tienen que dejar en impuestos el 60% de lo ganado al año, de los que tienen la osadía de reclamar un servicio decente, de la CIA, del Mossad, de Salustriana, de los que quisieron sacar un crédito hipotecario, de los que sencillamente quisieron comprar un libro importado, y de los que son tan idiotas para creer que este Gobierno es un modus operandi del choreo sistemático, cuando todos sabemos que Cristina amasó su fortuna siendo una exitosa abogada sin matrícula.

A todo esto se le suma la indefectible cagada de que ya no estará Cristina para señalarles a quién culpar. Desahuciados emocionalmente, razonarán todo su desencanto en que a Cristina no la dejaron hacer lo que quería hacer, aunque ni ellos sepan de qué se trata.

La culpa, obviamente, será nuestra.

Viernes. “Errar es humano, culpar a otra persona es política”, afirmaba un tal Hubert Humphrey mientras culpaba a los Kennedy por comprar votos.


Foto: @MarcosBrindicci

La Patria es el otro, el culpable también | Relato del presente

Hoy sale el fallo de la OMC por las trabas a las importaciones

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Seguramente afecte a las exportaciones así que entrarán menos dólares y bajarán más las inversiones.

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Ah, unos copados esos de la OMC