Es justo el reclamo. Y es la época para lograrlo
Impresionante estadio para su época


¿Cómo fue que Carrefour se hizo de esos terrenos?
Encontré esta nota sobre la reparación histórica
caf de las ciudades
Ahora bien, terminado el Mundial, una noticia sacude la modorra institucional del fútbol argentino. No me refiero a la nueva comedia de enredos sobre el DT de la Selección (¿hasta cuando, Don Grondona, abutere patientia nostra?), sino a los dos proyectos de ley presentados a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires por el diputado Miguel Talento, apuntando a la reparación histórica del Club Atlético San Lorenzo de Almagro por la desposesión de su viejo estadio, el Gasómetro de Avenida La Plata, durante la dictadura militar argentina (1976/83). Los proyectos (elaborados sobre la base de un informe confeccionado por los abogados Juan Carlos Temez, Secretario del Club, y Marcelo Vásquez) comparten los mismos fundamentos y ordenan la restitución del predio de 4.500 m2 que San Lorenzo debió ceder durante la dictadura en la esquina de Mármol y Salcedo para proceder a la venta del predio, y la expropiación de una franja de terreno del estacionamiento del supermercado Carrefour, vecino a la Sede del club, para la ampliación de ésta.
He hablado del Viejo Gasómetro azulgrana y su ocaso en otra nota; vale la pena ampliar los detalles del oprobio que vació el alma de Boedo.
La causa formal que se alegó para la erradicación del Gasómetro fue la necesidad de apertura de las calles Muñiz y Salcedo, cuya prolongación virtual atraviesa el predio de Avenida La Plata. Con tal motivo, la entonces Municipalidad de Buenos Aires sanciona en septiembre de 1980 la Ordenanza 36.019, que establece como normativa para ese predio la construcción de un conjunto de viviendas (en uno de los artículos, se prohíbe expresamente la localización de supermercados), obliga a la apertura de las calles y establece la cesión del predio de 4.500 metros cuadrados para la construcción de la escuela que serviría al supuesto conjunto de viviendas. Previamente, en 1979, se derogó desde la Municipalidad el traspaso de los terrenos del Bajo Flores (actual Ciudad Deportiva del CASLA) a la institución, dispuesta oportunamente por una Ley del Congreso, a fin de contar con elementos de presión adecuados al objetivo de erradicar a San Lorenzo. La derogación de una disposición legislativa nacional por una ordenanza municipal no es un lapsus de quien esto escribe, sino una manifestación de la arbitrariedad e irregularidad jurídica con la que se actuaba desde el gobierno de facto del brigadier Cacciatore.
En Memorias del Viejo Gasómetro, magnífico libro del periodista Enrique Escande, se mencionan las presiones que Cacciatore realizaba directa o tácitamente para obligar al desalojo de San Lorenzo. Uno de sus instrumentos era el inefable Gordo Muñoz, relator de fútbol comprometido hasta la médula con el régimen militar (se recuerda especialmente su convocatoria a celebrar la obtención del Campeonato Mundial Juvenil frente a la oficina donde se reunía la Comisión de Derechos Humanos de la OEA, en 1979; fue en aquella oportunidad que se estrenó la consigna dictatorial de “los argentinos somos derechos y humanos”). Muñoz telefoneaba a los dirigentes de San Lorenzo no implicados en la maniobra en curso para hacerles saber que “el brigadier está muy disgustado con San Lorenzo” por la permanencia del club en su predio de la Avenida La Plata. Cabe destacar que San Lorenzo no solo emplazaba en Boedo su estadio, sino que había construido una sede social de primer nivel, seguramente el más completo equipamiento social y deportivo existente en Buenos Aires a mediados del siglo XX: natatorio, confitería, gimnasio, salones, pistas y canchas para los más diversos deportes y hasta una biblioteca modelo. Ese fue el club al que desalojó la dictadura.
Ahora bien: hemos mencionado un supuesto conjunto de viviendas, unas calles abiertas para “agilizar el tránsito” y una escuela construida en el predio cedido. ¿Qué fue lo que se hizo de esto en la realidad? ¡Absolutamente nada! En febrero de 1983, otra ordenanza Municipal, la 38.696, deroga la obligación de abrir las calles Muñiz y Salcedo; poco después, la Ordenanza 40.674 autoriza el uso de supermercado, prohibido en 1980. ¡Vaya coherencia del proyecto urbanístico, que en pocos años cambia por completo de funciones, de estructura vial, de objetivos y de destinatario!
Finalmente, el Gasómetro es desguazado y el predio es vendido a una sociedad fantasma, constituida unos días antes de la venta, por alrededor de un millón de dólares. En 1985, dicha sociedad le vende el terreno a Carrefour por una cifra ocho veces mayor y pocos días después se desintegra…
Los fundamentos de ambos proyectos caracterizan adecuadamente la naturaleza de los procesos que terminaron despojando a San Lorenzo de su predio. El texto describe sucintamente la historia del Ciclón y del Gasómetro, para adentrarse en los pormenores de la trama extorsiva que se utilizó para erradicar al club de Boedo. Entre otras cosas, Talento sostiene la existencia de “un plan deliberado para el destierro y la marginación de la institución torciendo su localización tradicional y su evolución como entidad. Todo ello producto del delirio de una planificación autoritaria, burocrática, despreocupada por la legitimidad de sus actos y desinteresada sobre el consenso de sus acciones”.
En general, el texto del proyecto de Talento se caracteriza por un rigor técnico y político poco usual en la generalidad de las presentaciones de la Legislatura. Al cierre de esta nota, ambos proyectos estaban siendo refrendados por otros legisladores que acuerdan con la propuesta de reparación histórica. En la presentación del proyecto, realizado el pasado 17 de julio en una conferencia de prensa en la Legislatura, se hicieron presentes alrededor de mil simpatizantes “cuervos” que expresaron ruidosa y fervorosamente su voluntad de volver a Boedo.