Ramón Ángel Díaz

Debe ser la mejor editorial del nefasto Farinella en años:

Un champán para Ramón
River dejó el overol en el entretiempo. El que tiene puesto hace un tiempito y que hace trabajoso el juego, duro ver los partidos y hasta problemático disponer de la pelota. Pero en cuanto Lanzini la empezó en mitad de cancha y se fue directo al arco, la jugada que mejor hace y que más le gusta, cuando Manu definió como Romario, de punta y a un costado del arquero, Tigre pasó a ser un gatito indefenso, River se floreó y Ramón se puede dar tranquilamente el gusto de sacar el champancito del freezer y alzar la copa con su hijo y su familia. Su enojo con la prensa en la conferencia es entendible: después de un 3-0, la cuestión es instalar que Tigre es un desastre y que por eso ganó River. Es muy común en el periodismo de estos días, que tiene una muy profunda tendencia a ponerse la camiseta y preguntar como hincha, incluso hasta opinar, pero que atados a fórmulas establecidas se camuflan de imparciales. Mas bien se parecen a los neutrales que son capaces de garpar mil mangos por una platea, pero no es el motivo de esta nota… Después de eliminar a San Lorenzo salieron los encubiertos en todos los medios a criticar el planteo de River, cuando mil veces Boca ganó jugando incluso más defensivamente y con mejores jugadores. Por suerte Bianchi, que sabe, entendió a Ramón. Muchas veces los técnicos hacen lo que pueden. Esta vez River mereció ganarle a Tigre desde el primer minuto, porque fue el que siempre quiso. Sin ideas ni juego en el PT, con solvencia después del extraordinario gol de Lanzini. Respecto de la posición o de la función de Manu, ayer quedó claro que tiene que jugar en el puesto de enganche sin ser enganche. O sea, Lanzini y dos delanteros, pero sin pensar que el 10 es un conductor. Lo suyo es habilidad en velocidad, encarar, llegar al gol. Para lo otro necesita el compromiso de los volantes y de todo el equipo. El gol que hizo pone en aprietos a Fabbro para ganarse un lugar. Clase tiene, hay que ver si puede entrar en ritmo. Otra buena noticia es que el esfuerzo de Gio Simeone haya tenido el necesario premio del gol. El pibe tiene movimientos que le darán resultado, pero goleador al fin, necesitaba la alegría. Como River. ¿Cuándo fue la última vez que ganamos así de tranqui?