Claro que puede marcar la diferencia en cualquier momento, es el mejor jugador del mundo. Pero el Fútbol no se compone de sumas de “cualquier momento”, sino que cada etapa de desarrollo del juego tiene un peso específico. Y yo prefiero que Messi esté plenamente presente en los momentos claves de un partido y también quiero preservarlo en tramos donde las cartas están echadas.
Cuestión no menor es la siguiente; si Messi ha jugado todo el tiempo es porque él lo ha querido. Al mejor jugador del mundo hay que cuidarlo, pero los caprichos tienen su límite. Y acá el error es del cuerpo técnico, el responsable de fijar esos limites.
Imaginemos que el mejor jugador del mundo juegue en Portugal, por ejemplo. Bueno, entonces ahí sí seguramente sería mejor tolerar los caprichos del susodicho. Pero cuando vos tenés como compañeros a grandes jugadores (con sus respectivos egos), entonces los caprichitos no van. Y menos van cuando hay compañeros que juegan en un nivel superior!.
Porque además alimentas el juego de irritar a tus jugadores. Y eso hace, por ejemplo, que Tévez declare que “él no es único culpable cuando se pierde la pelota”, cuando lo sacan. Y Tévez fué lo mejorcito (junto a Otamendi) del partido…
Messi es el mejor del mundo, pero hubo “momentos” del Mundial en que había que sacarlo. Ni más, ni menos.