Partido Justicialista / Elecciones de cara al 2017/2019

Por lo menos el problema es que Martino tiene el pecho más congelado que un White Walker. Los otros directamente son incalificables.:lol:

Scioli :lol:

ninguno de estos son peronistas hacen lo contrario de lo que enseño el gral , usan a peron y evita ,muchachos el peronismo de peron se termino hace rato

El thread del peronismo dialoguista, oportunista y colaborativo. Antes de ser massista me hago trosko

Si te haces trosko quizá empieces a tener un poco de sentido con la banderita de cuba y el che. Por ahora sos un mar de contradicciones que reflejan la profunda ignorancia a la cual estas aferrado.

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tengo la bandera de Cuba y admiro al Che, pero para ser preciso soy liberal conservador

Demasiado contradictorio el post como para que merezcas una explicación de alto calibre.

tendré que resignarme a obtener una respuesta digna de un discípulo de Espert, ahora voy a rezar un par de oraciones para ver si mi diosito querido te hace cambiar de opinión… soy católico ortodoxo, es más ahora que me doy cuenta son las 1:27 y el salmo dice: “No malgastaras tu tiempo con boludos”

El ultimo de la lista enzo, el tiene que agarrar

Ufff no escupas para arriba … ya me veo en 2019 teniendo que votar a Massita en un ballotage para que se vaya este infeliz

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Bueno, en ese caso sería un esfuerzo tremendo el que tendría que hacer. Igual fijate que es como digo, ayer parte del pj colaboracionista votó leyes del oficialismo que van en contra de la mayoría… a mi estos pelotudos no me representan para nada… ni tampoco encarnan los ideales del peronismo y lo peor de todo es que muchos de esos ocupan bancas por haber formado parte del FpV

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Como te imaginas un gobierno de Massa? Sería más de derecha en los aspectos sociales (mano dura y represión por ejemplo) y un poco más de izquierda en el plano económico?

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¿Dónde están los peronistas cuando hay que homenajearlo al General?

En 1944, Perón anticipaba la Triple A
“[…] porque el organismo estatal tiene el instrumento que, si es necesario, por la fuerza ponga las cosas en su quicio y no permita que salgan de su cauce.”

Triple A: La responsabilidad de Perón

Ocurrió el 8 de octubre de 1973. Los 8 de octubre, sabido es, se conmemora oficialmente el nacimiento del general Perón, aunque la fecha y el lugar de su natalicio nunca se conocieron con certeza; él mantenía con su pasado vínculos oscuros y secretos.

Esa noche, cuando faltaban cuatro días para que Perón asumiera la Presidencia por tercera vez en su vida, su jefe personal de seguridad, el teniente coronel Jorge Osinde —antiguo represor y torturador en tiempos de la siniestra Seguridad de Estado, en los primeros años ‘50— le organizó al general un agasajo muy peculiar en la casona que el PJ le había comprado a su líder, en la calle Gaspar Campos de Vicente López.

Se trató de una comida a la que asistieron casi 500 suboficiales del Ejército y un equipo numeroso de matones civiles, entre ellos uno de los primeros integrantes de la Triple A: Saturnino Castro (a) “El Potrillo”, cuyo hijo Jorge, militante del ERP y sobreviviente de aquellos días, dio testimonios extensos y minuciosos sobre las actividades criminales de su padre.

Otro miembro fundador de la Triple A, el ex teniente primero Horacio Salvador Paino, también relató lo sucedido esa noche en Gaspar Campos ante la Cámara de Diputados de la Nación (véase, por ejemplo: Del Frade, Carlos: “Los prólogos”, en Argenpress, 25/12/06).

Perón habló a sus invitados en tono de arenga, ejerció sobre ellos una fuerte presión política: les dijo que los necesitaba, que le resultaba imprescindible tener con él a suboficiales del Ejército Argentino y a “civiles leales” para cumplir las tareas “que el momento exige”.

De aquellos 500 militares, sólo se quedaron unos 200 para una reunión posterior, ya de madrugada. A ellos, Perón les dijo: “Después Lopecito (por José López Rega) se va a encargar de organizarlos”.

Esa noche, oficial y personalmente, Perón dejó inaugurada la Alianza Anticomunista Argentina, que en un primer momento no se llamó así sino “Comando Libertadores de América”.

Primeros crímenes

Aquella banda comenzó a operar enseguida, en ese mismo octubre de 1973, con los asesinatos del periodista José Colombo, en San Nicolás, y del dirigente peronista Constantino Razzetti, en Rosario; no, como sostiene en su resolución el juez Norberto Oyarbide —viejo cuadrito del catolicismo integrista y hombre de la Policía Federal, con cuyos “grupos de tareas” estuvo vinculado durante la dictadura— el 21 de noviembre de ese año, cuando atentaron con bomba contra el entonces senador radical Hipólito Solari Yrigoyen, a quien no lograron asesinar pero sí hirieron de gravedad. De todos modos, ese ataque se produjo ya bajo gobierno de Perón, a quien Oyarbide evita mencionar.

Empero, la estructura de esa organización criminal no descansó básicamente en aquellos suboficiales del Ejército sino en la Policía Federal. Eso fue especialmente así desde que Perón designó jefe de esa fuerza a otro viejo represor y asesino de la “libertadora”: el comisario Alberto Villar.

Entre los organizadores de la Triple A estuvo, se sabe, Miguel Angel Rovira, agente civil de inteligencia de la PFA, quien hasta no hace mucho fue jefe de seguridad de Metrovías, de donde consiguieron expulsarlo la movilización de los trabajadores de la empresa y los escraches de la agrupación Hijos.

En definitiva, la Triple A no fue una organización parapolicial o paraestatal, sino un organismo clandestino del propio Estado armado desde el despacho del general Perón. Los esquemas y posibles organigramas de ese tipo de bandas le habían sido proporcionados a Perón en España por represores veteranos del régimen franquista. A tal punto fue así que, más de 30 años después, uno de los responsables operacionales del equipo criminal, el ex subcomisario Rodolfo Almirón (a) “Coquibus”, continúa protegido por Manuel Fraga Iribarne, ex presidente de la Comunidad gallega y ex ministro de Francisco Franco, el jefe fascista que durante tantos años dio asilo a Perón.

Algunos antecedentes

El verdadero coordinador de la Triple A, Jorge Osinde, ya había hecho una práctica en gran escala con la masacre de Ezeiza, el 20 de junio de 1973, cuando Perón regresó a la Argentina por segunda vez desde su derrocamiento. Al día siguiente, por cadena de radio y televisión, Perón elogió a Osinde, defendió a los masacradores y calificó de “infiltrados” a quienes habían sufrido aquella represión criminal. Desde ese momento, no podía haber dudas sobre qué partido tomaba el general, quiénes lo habían traído y por qué.

Se trataba, por cierto, del político burgués más popular y con mayor autoridad de masas de la historia argentina, lo cual no era gratuito. Él, sin desarrollar jamás una política nacional democrática, que lo habría obligado a romper con el imperialismo —algo que en ningún momento se propuso—, hizo a los trabajadores concesiones democrático-sociales históricas y los integró al Estado burgués.

Pero en 1973, cuando Perón regresó convocado por quienes lo habían derrocado en 1955, toda la acción del movimiento obrero se orientaba hacia la independencia de clase y, por tanto, apuntaba contra la línea de flotación del régimen político. Los “libertadores” esperaban que la autoridad de Perón le permitiera contener el conflicto, pero el general sabía que no le resultaría suficiente. Resultaban necesarios, pues, los militares, policías y “civiles leales” para hacer frente a las tareas “que el momento exige”.

Por lo demás, antes de asumir la Presidencia, Perón había contribuido a la caída de Salvador Allende en Chile al ordenar, por medio de su vicario Héctor Cámpora, que las masas movilizadas en toda la Argentina se retiraran de las calles. De inmediato obedecieron la JP y el Partido Comunista, de modo que la dictadura chilena tuvo tranquilidad del otro lado de la Cordillera.

Luego, ya en el gobierno, Perón permitió a una delegación de la Dina, la policía política de Pinochet, instalar una oficina en Buenos Aires, en la calle Moreno, frente al Departamento Central de la PFA, para espiar y perseguir a la colonia de exiliados chilenos. También fueron perseguidos militantes brasileños huidos de la dictadura del general Geisel, y algunos de ellos fueron secuestrados aquí, trasladados a su país y “desaparecidos”, de todo lo cual podemos dar detalles en otro trabajo. Pero el “Plan Cóndor” empezó con Perón, aunque, cierto es, tras el golpe de 1976 adquiriría proporciones alucinantes.

El ocultamiento

Resulta preciso referirse a esos hechos con todo rigor, porque la “progresía” argentina insiste en atribuir las acciones de la Triple A sólo a Isabel Perón, una continuadora feroz porque carecía, a diferencia de su marido, de cualquier autoridad; y, sobre todo, a López Rega, un sujeto con problemas psiquiátricos que hacían de él casi un fronterizo, cuya única función fue robar del Ministerio de Bienestar Social los fondos exigidos por el financiamiento de la Triple A.

Así, por citar un caso, Página/12, en su edición del 27 de diciembre de 2006, habla, al referirse a la AAA, de “los ataques, secuestros y asesinatos que sucedieron durante el gobierno de María Estela Martínez de Perón”. ¿Y los cometidos antes? Como si no hubiesen existido.

El boletín oficial del gobierno, condición asumida conscientemente por Página/12 —he ahí la importancia de lo que dice—, ha decidido encubrir pos mortem a Perón, ideólogo, creador y jefe de la Triple A.

http://www.po.org.ar/prensaObrera/978/partido/triple-a-la-responsabilidad-de-peron

---------- Mensaje unificado a las 01:56 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 01:48 ----------

Este documental es muy bueno

//youtu.be/sM3TXF3aszA

Mirá, claramente no sería mi favorito, me parece un tipo un tanto demagogo Mssa, pero creo que sería mejor que lo actual. En lo social, me lo imagino muy similar a Cambiemos. En lo económico, me imagino un modelo un poco más prolijo, supongo que hubiera hecho algunos de los ajustes que hizo el macrismo, pero en forma más gradual, con un poco más de preocupación por lo social, por las pymes, por los desempleados que el actual. Obviamente son suposiciones, en base a que tiene en su equipo a tipos como Lavagna, Pignanelli, Alberto Fernandez, Felipe Solá, que me parecen bastante mas capaces que los funcionarios económicos macristas, tipos que hace rato vienen hablando de corregir lo que se hizo mal en las últimas epocas del kirchnerismo, pero sin deshacer todo lo hecho que se hizo bien. De ahí a que en la realidad se cumpla esto, un trecho enorme no, pero bueno, en un eventual ballotage, se elige el mal menor je.

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Lo tuyo es un ilusionismo impresionante. Haces un idealismo de Massa sin ninguna base concreta y sin tener en cuenta las situación económica y política del país. El massismo hoy en día es aliado del Gobierno de Cambiemos y garante de la gobernabilidad para aplicar el ajuste. Es una fuerza política reaccionaria y ajustadora. En vez de planificar idealmente a quién votarías como mal menor, ¿por qué no planteamos el “bien mayor”?

Lo mio es un ilusionismo impresionante y vos soñas con la revolución proletaria ?

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Ármenle un thread del pete ese al pendejo así juega a los camioncitos ahí.

El segundo regreso de Cristina Kirchner

Además de la defensa de sí misma, en su intención de eludir la cárcel, la ex Presidenta mostró una actitud moderada, de conciliación con el macrismo, en sintonía con la de Gioja o Picheto.

El regreso de Cristina no le dio al kirchnerismo siquiera para un acto en lugar cerrado. En verdad, a la ex presidenta no le alcanzó ni para una entrevista televisiva presencial. El reportaje que le hizo el periodista Navarro sólo tuvo lugar por teléfono. Esa comunicación “a distancia” fue la mejor metáfora de una retirada política. La ex presidenta desplegó alguna energía para defender a su gobierno con los argumentos conocidos. Así, reivindicó una reestatización de YPF que llegó después de haber tolerado su vaciamiento en manos de Repsol y del empresario K, Eskenazi, y que dio lugar, una vez reestatizada, a otra variante de vaciamiento. Esta vez, a través de un megaendeudamiento que pretendió sustentar la asociación con Chevron. Cristina Kirchner presentó en público las discutibles coartadas que piensa sostener ante los estrados judiciales, el verdadero motivo de su comparecencia en Buenos Aires.

Pero el dato político más significativo del telereportaje es la moderación extrema que exhibió ante el macrismo, más allá de los consabidos lamentos por “la gente que tiene dificultades para pagar las boletas de gas” (no se sabe si incluye en ese listado a los docentes y estatales de Santa Cruz, que han librado una lucha titánica contra las tentativas ajustadoras de su cuñada Alicia Kirchner).

Dejarlos gobernar

CFK se pronunció por una “oposición que deje gobernar”, lo que contrapuso al obstruccionismo que habrían ejercido, según ella, los actuales integrantes de Cambiemos durante la década pasada. (Anotemos, de paso, que esos “destituyentes” aprobaron todas las operaciones de deuda pública del gobierno K, entre otras leyes que constituyeron la viga maestra de su gobierno). Cristina se colocó en el campo de la oposición constructiva y deseó que al gobierno le “vaya bien”, a sabiendas que ello sólo puede ocurrir como resultado de que las consecuencias confiscatorias de la devaluación, los tarifazos y los despidos le sean impuestas definitivamente a la población trabajadora.

En el programa “El Destape” del agitador Navarro, la palabra de Cristina se pareció a un bálsamo. Por su boca, sonaron el discurso de Pichetto y de Gioja -o sea, de los que participaron del sistema de acuerdos que habilitó al pacto buitre primero y al blanqueo después. En el medio, esa oposición “constructiva” votó testimonialmente una ley “antidespidos”, pero no movió un dedo para rechazar el veto que luego le propinó Macri. Hay que apuntar, de paso, que ni ahora ni en su primera visita a Buenos Aires CFK criticó el acuerdo con los fondos buitre.

La teleconferencia alumbra, por lo tanto, sobre el desgranamiento del Frente para la Victoria, que algunos presentan como una escisión “orgánica” entre pejotismo y kirchnerismo. Si los seguidores más estrechos de Cristina no han votado las leyes estratégicas del macrismo, sólo lo hicieron para preservar alguna cuota de demagogia de cara a la población que aún los sigue (Kicillof calificó a la ley ómnibus de blanqueo a los evasores como “bien intencionada”, pero criticó su “instrumentación”). El kirchnerismo duro no ha decidido ninguna distancia, ni política ni de ningún otro tipo, con los llamados pejotistas, luego de que éstos acordaran parlamentariamente con el macrismo. Por el contrario, son éstos los que decidieron abandonar a su suerte a La Cámpora y a la camarilla kirchnerista. Ahora, el mensaje de Cristina es claro: si los K logran sortear en libertad las imputaciones judiciales, se postulan para ser parte de la “gobernabilidad del ajuste” o, si ese fuere su lugar, para acompañar a ese sistemas de acuerdos desde su casa. “Tengo hija, tengo amigos”, dijo la ex presidenta sobre los motivos de su viaje. Hace algunas semanas atrás, sus seguidores fantaseaban un acto con ella en la Plaza de Mayo, en ocasión del 9 de julio.

Pejota

Si la diferenciación del kirchnerismo duro no es más que un desmoronamiento -eso reflejó la teleconferencia- las cosas no son demasiado diferentes del lado del pejotismo. La pretensión de que la depuración de los K daría lugar a la emergencia de un “pejota poderoso” está lejos de la realidad. Por lo pronto, la anunciada reunión de reunificación peronista -bajo la batuta de “Barrick” Gioja- debió ser cancelada sin fecha. Por un lado, la pretensión de poder reunir a una cantidad de dirigentes y gobernadores “sin prontuario” está abiertamente cuestionada: la ruta de la obra pública K y el desfalco del presupuesto público involucra por igual a los Manzur, Gioja y también Urtubey. Por el otro, todas estas camarillas provinciales están mucho más preocupadas en salvar sus presupuestos quebrados -y en pactar por separado con Macri- que en reagruparse políticamente. La hipótesis de una “reconstrucción peronista” -como resultado de la debacle K- no tiene en cuenta que el kirchnerismo y su descomposición han sido un episodio de la declinación histórica del peronismo. El camporismo tardío de los K no superó el horizonte de los López y De Vido. Por los tribunales no desfilan casos aislados de corrupción, sino los personeros de un régimen político y económico que saqueó los fondos públicos para una nueva -y fracasada- tentativa de rescate capitalista.

2017

Como resultado de esta desagregación política ya está en marcha una negociación entre el gobierno nacional y varios gobernadores pejotistas, para armar listas comunes en 2017. Aunque una variante de este tipo podrá ser justificada con las gastadas banderas de la “unidad nacional”, lo cierto es que dejará expuestas las debilidades de unos y otros. El kirchnerismo, luego de haber servido de salvoconducto del pejotismo, ahora queda reducido a su mínima expresión, cuando ese pejotismo abandona el barco. El silencio de Cristina sobre estos movimientos muestra que aún espera ser aceptada por el pejotismo. Mientras algunos hablan de un ‘frente anti-macrista’ con los K, éstos siguen atados al carro de los Gioja, Urtubey y Pichetto.

http://www.po.org.ar/prensaObrera/1418/politicas/el-segundo-regreso-de-cristina-kirchner

---------- Mensaje unificado a las 09:52 ---------- El mensaje anterior habia sido a las 09:50 ----------

Yo no sueño, yo la construyo día a día.