Fernando Molinas, hijo del recordado Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, recuerda en entrevista con [i]Miradas al Sur[/i] los hallazgos de su investigación sobre las irregularidades cometidas por diferentes gobiernos en la titularidad de la empresa Papel Prensa, de la que son socios el Estado, Clarín y La Nación desde 1977. Nota de Verona Demaestri.
Politica
El poder al otro lado del espejo
31-10-2009 / Papel Prensa: Ricardo y Fernando Molinas hicieron historia desde la Fiscalía en los ’80.
Por Verona Demaestri
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Los libros son casi iguales a los nuestros, pero las palabras están puestas exactamente al revés. ¡Qué hermoso sería poder dar un paseo por el otro lado del espejo!”. Con esta frase de Lewis Carroll de A través del espejo –continuación de Alicia en el País de las Maravillas–, Ricardo Francisco (fallecido en 2006) y Fernando Horacio Molinas inician su libro Detrás del Espejo. Quince años de despojo al patrimonio nacional (1993).
Padre e hijo fueron Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas y Secretario Privado en la Fiscalía; abogado –dedicado principalmente a la defensa de los derechos humanos–, uno, y abogado en derecho penal especializado en delitos de cuello blanco, el otro. Ocuparon esos puestos desde 1984 hasta que el Fiscal Molinas fue echado en 1991 por un decreto de Carlos Menem que fue “declarado inconstitucional en primera y segunda instancia”, según recuerda su hijo. “La Justicia ordenó la reincorporación pero la Corte Suprema menemista lo impidió. Durante siete años la Fiscalía estuvo inactiva. Eso necesitaba Menem para llevar adelante su plan de vaciamiento del Estado.”
En esos años, padre e hijo decidieron “dar un paseo por el otro lado del espejo”: investigar, emitir dictamen y dejar testimonio de los más emblemáticos casos de corrupción contra el Estado Nacional. Los resultados de esas investigaciones evidenciaron un vaciamiento al Estado “que significó pérdidas por 105 mil millones de dólares” hasta principio de los ’90.
“La materia propia de la Fiscalía es la investigación de irregularidades administrativas en el Estado Nacional pero cuando mi viejo asumió, el Estado era distinto, había sociedades y empresas del Estado, era competente para investigar Aerolíneas, YPF, la Ciudad de Buenos Aires que dependía de la administración Nacional. Después de Menem eso quedó reducido”, detalla Fernando.
El libro refleja un compendio de casos en rubros como medicamentos, autopistas, parques nacionales o la industria del papel. El emblemático Caso de la empresa Papel Prensa es “uno de los más graves de nuestra historia y sirve, como pocos, para poner de manifiesto las relaciones y procedimientos de los grandes grupos. Es un extraordinario buceo por las entrañas del poder económico, político y militar de nuestro país”. El dictamen es una verdadera fotografía de la alianza entre estos poderes, en momentos en que Clarín tenía sólo el diario y Papel Prensa, compartido con La Nación y un grupo de acciones Clase B del Estado.
–¿Por qué este caso tiene un lugar destacado en su libro?
–Atravesaba todas las estructuras de poder, del ex dictador Lanusse hasta el mismo gobierno de Raúl Alfonsín a partir del acuerdo con los herederos de David Graiver –el operador financiero de Montoneros– por el cual se le reintegran los bienes de la empresa que les quitaron durante la Dictadura a pesar de ser, parte de ellos, producto del secuestro que hiciera la organización armada a Juan y Jorge Born, quienes por otro lado nunca reclamaron esa parte. Pero lo más grave es el origen de Papel Prensa que fue creado con una planta de papel que abasteciera al mercado local pero ajeno al control de quienes usan el papel, y no como es hoy bajo dominio de Clarín y La Nación.
–¿Podría reseñar brevemente los puntos que detalla el dictamen sobre Papel Prensa?
–El 29 de febrero de 1988 la Fiscalía emitió un dictamen que indicaba que Lanusse había hecho abuso de autoridad y malversado caudales públicos al entregar a dedo y tras un concurso público que declaró desierto, la empresa Papel Prensa S.A. a César Civita, Alberto Doretti, Luis Rey, editorial Abril, y autorizar la instalación de la planta con producción por debajo de lo que se pedía como condición. Además acusaba al grupo Graiver de usar testaferros para adquirir acciones Clase A desde 1973 hasta la oscura muerte de David Graiver en 1976, violando el pliego de condiciones. A la Junta Militar de encubrimiento y omisión de denuncia por la transferencia de acciones de los Graiver a Clarín, La Nación y La Razón apenas un mes antes de la desaparición de los herederos Graiver hasta que la transacción quedó cerrada. Nosotros tuvimos el recaudo de no dar por válidos los testimonios que nos traían al juzgado cuando estuvieron desaparecidos y los hicieron declarar. A los representantes del Estado por no haber cumplido su rol de contralor e informar esto a los órganos competentes. Finalmente, que a pesar de ser público que Montoneros le dio plata a Graiver para que los administrara y con ellos compró parte de las acciones de Papel Prensa, las autoridades nacionales no investigaron el hecho y restituyeron los bienes de los herederos. Cuatro años después del dictamen la causa penal fue sobreseída por prescripción, es decir, por inacción judicial.
–¿El libro tuvo rebote en aquel momento?
–La idea de los diarios implicados era que cuanto menos revuelo, mejor. Nosotros ya no teníamos nada más que hacer más que seguir las causas judiciales. Era importante dejar testimonio, ayudó a esclarecer una parte importante de la historia.
Un toque de atención. “Sabemos que Clarín es un enemigo acérrimo. Frente a tanto negativismo, si el Pueblo y la Nación fueran lo que el Clarín dice que es estaríamos todos destrozándonos entre nosotros”. El ex presidente Alfonsín pronunció estas palabras el 13 de febrero de 1987, un año antes de que se diera a conocer el dictamen de la Fiscalía Nacional de Investigaciones sobre el Caso Papel Prensa. “Alfonsín tenía sus diferencias con Clarín, pero nosotros tampoco teníamos buena relación con los medios. En esa época ni siquiera tenían Radio Mitre. La verdadera concentración fue con un decreto de Menem, en plena democracia”, recuerda Molinas.
–¿Cuál fue la relación de usted y de su padre con el gobierno de Alfonsín?
–Fraternal desde lo personal. Obviamente no le gustaron algunas investigaciones pero Alfonsín nunca dijo “pará tal cosa”. Y eso que hubo momentos de mucha tensión, pero siempre nos dejó trabajar.
–¿Y con Menem?