Por protocolo se supondría que debería escribir un testamento lleno de paparruchada sentimentalista y plagada de cursilería maternal apelando a la emotividad; pero no, la verdad, en mi discurso y modo, eso lo reservaré, como las viejas sin vida, para futuras anécdotas del álbum de bebé y/o conversaciones familiares cuando ya no haya temática que hablar.
Ahora, sólo me queda agradecer el cariño, la fuerza, la buena vibra y todas esas palabras y acciones, durante todo éste proceso, que siempre se valoran, suman y nunca están demás; incluso, la detracción, de algunos “antis”, pero siempre apreciados y bien ponderados, por su nombre e identidad.
Estoy feliz, estamos muy felices, todo salió en orden y a la perfección. Las amargas quedan atrás, ahora sólo hay que dedicarse a disfrutar; la vida no empieza ni acaba en los hijos. Y en ese sentido, como se diría en buen chileno, la Cruzada forista, entre otras facetas, aún tiene mucho jugo que dar.
Acá dejamos un par de fotos del nuevo Cavegol, haciéndole honor a su descripción de “gordito culón”.
Gracias, muchísimas gracias! Besotes y abrazos por doquier!
Anécdota (minutos antes de la alta médica):
Timba: - Doctor, tengo un problema…
Doctor: - ¿Dígame?
Timba: - Pasa que… no sé cambiar pañales.
Doctor: - ¿Y que le gustaría que le diga? Yo soy el médico, no el papá. Póngase las pilas.