Hoy, este tema que publique ayer por la tarde, es tapa, por ejemplo de Yahoo,
y de otras revistas.
Hay influencias que se hacen sentir.
Busquen y verán que es asi.
Pero bueno, será cuestión de pasar alguna facturita, al menos una,
no a este foro, obviamente, a quien le regalé la nota.
Que tengan todos un buen día.
Anda a tomar la leche, nene. Anda a comer la papilla.
Ponete el babero que te ensucias todo.´
Y limpiate esos mocos…¡boca sucia!
Mira que vienen pendencieros los niños hoy en día, eh…!
Mami…! Peguele un bife al nene y mandelo a dormir,
que no se quede tanto tiempo pegado en le compu,
que ya le esta creciendo sonso…!!!
En la eliminatoria europea se está dando la circunstancia de que o Cristiano Ronaldo o Ibrahimovic no van al Mundial. Uno de los dos se queda afuera (por no decir los dos, que están bastannnnte complicados)
Asi que eso de Messi no se eh…ojalá, aunque sería una falta de respeto para las otras selecciones que se rompieron el orto para clasificar
Fue hace poco más de 40 años, un 31 de agosto de 1969. Ese día, en La Bombonera, adonde se había trasladado la localía para que el público ejerciera más presión que en River, una olvidable selección de Argentina empataba 2-2 con un gran equipo de Perú y quedaba eliminada del Mundial de México '70. Un hecho único en la historia, pero que, a juzgar por algunas peligrosas similitudes con la actualidad, bien podría darse nuevamente pronto.
Más allá del aniversario que recientemente se cumpliera de aquella jornada, efectivamente, existen otras razones importantes para recordar ese partido al que el conjunto albiceleste llegaba con la obligación de ganar, luego de perder visitando a sus dos rivales de grupo (las eliminatorias se jugaban entonces por zonas) y de vencer tan sólo por 1-0 en Buenos Aires con un gol de penal a la débil Bolivia que le había ganado por 3-1 La Paz.
Contra Perú, en tanto, Argentina había caído por 1-0 en Lima en su segundo partido de aquella serie eliminatoria. Pero más allá de ese resultado escueto y de que debían aún jugar en campo argentino, los peruanos contaban con una gran ventaja sobre el representativo argentino. Una incluso superior al hecho de que, por su mejor diferencia de gol (habían perdido por 2-1 en La Paz y vencido por 3-0 en Lima ante Bolivia), con sólo empatar clasificarían en La Bombonera.
Ocurre que, más allá de resultados, presiones y necesidades, Perú tenía una gran selección, que, armada y dirigida por el brasileño Didí, no sólo contaba con excelentes jugadores como Teófilo Cubillas -quien charla con un joven Julio Ricardo al principio del video que acompaña esta nota-, sino que además sabía a qué jugaba y lo hacía muy bien, demostrando el mismo respeto por la pelota que su DT -también entrevistado en el video- había personificado como jugador.
Argentina, en cambio, era tan sólo un cúmulo de voluntades dispersas, mal seleccionadas por un técnico (Adolfo Pedernera) que había asumido faltando sólo un mes para las eliminatorias en reemplazo de Humberto Dionisio Maschio, quien tras poner fin en 1968 a una gran trayectoria como jugador de Racing y el fútbol italiano -es decir, sin antecedentes como DT- había sido designado seleccionador por el interventor de la AFA y conspicuo racinguista Armando Ramos Ruiz.
A tono con la mentalidad defensiva de la época, Maschio había intentado armar un equipo con preminencia de luchadores y no de buenos jugadores como los que tenía Perú o el mismo fútbol argentino, en el que brillaban figuras dejadas de lado por él como Juan Ramón Verón (el padre de la “Brujita”) y Alberto “Toscano” Rendo, injustamente relegado al banco en aquel fatídico choque contra Perú en el que tras ingresar tardíamente establecería el 2-2 definitivo con un golazo.
La idea de Maschio era emular la fuerza colectiva de algunos equipos argentinos que venían destacándose en el plano internacional, como el Estudiantes de Zubeldía o el mismo Racing de Pizzuti que había integrado. Pero para lograr semejante trabazón era necesario mucho trabajo. Y eso era materialmente imposible con jugadores que variaban bastante en cada convocatoria, manoseados sin ton ni son por un DT inexperto y sin tiempo para inculcarles nada.
Así y todo, la Selección no había perdido ninguno de los cuatro amistosos en que Maschio la había dirigido sino que sumaba en aquel 1969 dos empates ante Paraguay, uno ante Chile y una victoria (2-1) también contra los chilenos cuando, haciendo gala de una impaciencia extrema, el gobierno de facto de Juan Carlos Onganía daba un fuerte y nuevo golpe dentro de la AFA -a la que había intervenido en 1966- echando no sólo al DT sino incluso al interventor Ramos Ruiz.
Nada, sin embargo, cambió demasiado con la asunción de Aldo Porri (el segundo de los ¡cuatro! interventores que tendría la AFA ese año) y de Adolfo Pedernera, quien pese a su experiencia y su apego hacia el fútbol bien jugado intentó arreglarse con los jugadores que venían trabajando con Maschio, sin modificar tampoco mucho el planteo del anterior DT. Y es que acaso ya era muy tarde para cambiar. ¿Lo será ahora también?
Cuando pasaban los minutos y se notaba que Argentina quedaba fuera del Mundial,
desde la hoy tribuna denominada Natalio Pescia, comenzaron a llover botellas
de Coca Cola medianas. Se tiraron más de 1000 botellas. Algunas llegaban al centro
del campo, la mayoría al área, y cuando pegaban en el travesaño se rompían
pulverizadas. El arquero Rubiño, se arrodilló con las manos juntas, bajo la red,
pidiendo clemencia.
La brigada de gas caminó por el campo de juego y apuntó hacia ese sector.
Por los parlantes, la Voz del Estadio, Alberto Irrera, decía: “Rogamos al
público que mantenga la calma, por el bien del país”…
Había un silencio de sepulcro, y las botellas no paraban de llover.
En el centro de esa bandeja (hoy la ocupa La 12, que en aquel tiempo, se ubicaba
en la social, abajo), un barra, con el torso desnudo, totalmente sacado,
gritaba: “La puta madre que lo pariooooooooooooooo…”…Y su grito retumbaba
como una respuesta de guerra al pedido de paz que llegaba por el altoparlante.
No se tiraron gases porque estaba aun muy fresco el recuerdo del desastre
en un estadio de Perú.
La gente que quería salir de ese sector belicoso de la tribuna, no podía, porque
eran tiempos en que las canchas se llenaban tremendamente, y era imposible
moverse del lugar.
El partido recomenzó cuando a los barras se le acabaron las botellas.
Pero de que “punto uno” y “pifiada” me estás hablando!
Porque no te tomas el trabajo de leer bien el significado de
las frases, pensás un poco y recién despues contestas?
No te das cuenta que estas respondiendo cualquier cosa?
Esta no es una nota de futbol, tecnicamente hablando, para
tu mejor información, sino del NEGOCIO DEL FUTBOL.
Riiiiiiinnnnnnnggggggg…!!!